Abrir las puertas de una nueva época


Orientación para la SGEs


El 18 de noviembre celebramos el aniversario de la fundación de la Soka Gakkai. Ese día, en 1930, el primer presidente Tsunesaburo Makiguchi y su discípulo Josei Toda publicaron el primer volumen de una serie de escritos dedicados a desarrollar el sistema pedagógico de la creación del valor. Esto motivó su adopción como fecha fundacional de la Soka Kyoiku Gakkai (Sociedad pedagógica para la creación de valores).

Una década más tarde, en diciembre de 1941, las fuerzas armadas de Japón perpetraron un ataque sorpresivo sobre Pearl Harbor, base naval de los Estados Unidos en Hawái, que desencadenó el inicio de la Guerra del Pacífico. Cinco meses después, el gobier­no militarista japonés ordenó el cierre del órgano oficial de la Soka Kyoiku Gakkai, un periódico llamado Kachi Sozo (Creación de valores), alegando razones de «seguridad nacional».

No obstante, el maestro Makiguchi continuó organizando pequeñas reuniones de diálogo en las expresaba sin ambages sus convicciones morales y religiosas. Según sus registros, en el transcurso de dos años durante la guerra participó en más de doscientas cuarenta de estas reuniones. La policía solía hacerse presente en ellas, pero Makiguchi no dejaba de criticar la deriva fascista de la nación aun si las autori­dades lo interrumpían para obligarlo a callar. El movimiento budista que había fundado se erigía así como excepción ya que, como afirma el escritor y editor catalán Agustín Pániker: «La mayoría de las instituciones budistas (con la excepción de la organización Soka Gakkai) apoyaron el nacionalismo y expansionismo militar japonés».[1]

Ya en 1943, el 6 de julio, Makiguchi y Toda y un total de 21 responsables de la Soka Kyoiku Gakkai fueron finalmente arrestados y enviados a la cárcel por oponerse a las políticas del gobierno militarista, que ejercía un control cada vez más opresivo sobre la población, silenciando las voces disidentes. El 18 de noviembre de 1944, Tsunesaburo Makiguchi murió en prisión a causa de la desnutrición en su avanzada edad. Y el 3 de julio de 1945, tras dos años de reclusión, Josei Toda recuperó la libertad y se puso en pie, sin nadie que lo acompañara en un primer momento, para cumplir la voluntad de su maestro: lograr el kosen-rufu, como líder de una organización renombrada ya como Soka Gakkai.

El espíritu fundacional de nuestra organización es la inseparabilidad de maestro y discípulo, que resplandece en la vida de los tres presidentes fundadores, Tsunesaburo Makiguchi, Josei Toda y Daisaku Ikeda. Si olvidáramos o descuidáramos este espíritu, nuestra preciada e irreemplazable comunidad acabaría dividida por las funciones destructivas. La llegada de un nuevo 18 de noviembre es una oportunidad para confirmar la determinación de seguir recorriendo, eternamente, el gran camino de la lucha conjunta e inseparable del maestro y los discípulos. Desde un punto de vista esencial, el escenario para hacerlo no ha variado en lo más mínimo desde la época de la fundación: su espacio central son las reuniones de diálogo realizadas en los grupos que conforman los distritos de nuestra organización.

Toda Sensei declaró: «Quienes hayan establecido bases sólidas triunfarán. Los que hayan construido organizaciones sólidas en su localidad serán victoriosos. Esta es una regla invariable, que nos permitirá vivir y sobrevivir a cualquier cosa».[2]

Los esfuerzos intensos e incondicionales que hagamos en el área organizativa en el que cada uno de nosotros participa abrirán las puertas de una nueva época. El impulso de la victoria se origina en los distritos, en los grupos: en la primera fila de la organización, donde brilla con intensidad –en las pequeñas reuniones y en los diálogos personales de aliento y orientación– el espíritu de maestro y discípulo.

En el editorial que ha escrito para el número de este mes de noviembre de la revista de estudio de la Soka Gakkai, Daibyakurenge, Ikeda Sensei se refiere a los distritos de la Soka Gakkai como «arcos del triunfo de la vida».[3] Cita entonces al Daishonin cuando afirma que «La joya que concede los deseos es única, pero basta para otorgar diez mil tesoros sin negar uno solo».[4] Y afirma que, al igual que dicha joya que concede los deseos, cada uno de nuestros distritos de la Soka –esa primera línea de nuestros esfuerzos por compartir la Ley Mística– es una fuente de ilimitados tesoros, en la forma de buena fortuna y de valores humanos.

En el Sutra del loto, Shakyamuni esboza al bodisatva Dignidad Universal cuatro condiciones para que las personas puedan adquirir este sutra después de la muerte del Buda, en el período conocido como Último Día de la Ley:

Primero, deberán ser protegidos y conservados en la memoria por los budas. Segundo, deberán plantar raíces de virtud. Tercero, deberán llegar al nivel donde tengan la certeza de lograr la iluminación. Cuarto, deberán concebir la determinación de salvar a todos los seres vivos. Los buenos hombres y las buenas mujeres que reúnan estas cuatro condiciones cuando El Que Así Llega ya haya entrado en la extinción podrán, sin falta, adquirir este sutra.[5]

Ser protegidos y conservados en la memoria por los budas se refiere a la protección derivada de creer en el Gohonzon, que es la fuente de la iluminación de todos los budas del pasado, presente y futuro. Plantar raíces de virtud se corresponde con tener fe en el Gohonzon y entonar daimoku por la felicidad propia y de los demás; en ello yace la fuente de todo bien. Llegar al nivel donde tengan la certeza de lograr la iluminación significa sumarse a una red solidaria de personas que luchan por avanzar constantemente y que determinan no retroceder jamás en la fe; concretamente, no se puede responder a estos requisitos sin ser parte de un cuerpo armonioso de practicantes que mantienen la enseñanza correcta. En los tiempos modernos, cumplimos estas condiciones cuando vivimos toda la vida como miembros de la noble organización que es la Soka Gakkai, que corporifica de manera incuestionable la cuarta de ellas, concebir la determinación de salvar a todos los seres vivos.

Nuestros grupos y distritos encarnan plenamente estas cuatro condiciones, que representan el corazón del Sutra del loto, al rebosar de la misma determinación que el Buda de conducir a todas las personas a la iluminación. En otras palabras, la Soka Gakkai reúne la totalidad de los puntos esenciales de la práctica del Sutra del loto establecida por Shakyamuni: el Gohonzon, el daimoku, la unión armoniosa de los creyentes y el avance del kosen-rufu.

El 18 de noviembre es una fecha en la que cada miembro puede tomar conciencia de su responsabilidad y fortalecer su decisión de contribuir, desde la comunidad donde reside, a la paz mundial y a la felicidad en la sociedad, con el mismo juramento que los tres presidentes fundadores de la Soka Gakkai. A su vez, el 20 de noviembre, Día Mundial de la Infancia y Día del Departamento Futuro de la SGEs, renovamos nuestro compromiso de abrir el camino a los niños que asumirán la responsabilidad del futuro.

Mientras nos dirigimos al «Año de los jóvenes y el triunfo» –lema de la Soka Gakkai para 2023–[6] ¡hagamos un gran juramento en nuestras vidas y en nuestros distritos, con una nueva determinación y rebosantes de la alegría que proviene de la fe! ¡Sigamos dialogando de uno a uno, con la convicción de que «El uno es la madre de diez mil»!


[1] PÁNIKER, Agustín: Las tres joyas, Barcelona: Kairós, 2018, pág. 384. El autor expone a continuación cómo esto dio lugar durante aquel período a un «budismo imperial», algunos de cuyos maestros llegaron nada menos que a afirmar que «la matanza en combate era un acto compasivo» (ib.), algo que contrasta totalmente con el ejemplo humanista dado por Makiguchi y Toda.

[2] IKEDA, Daisaku: «El espíritu fundacional es la inseparabilidad de maestro y discípulo», Seikyo Shimbun, 3/11/2012.

[3] En el momento de preparar esta sección, el artículo citado está en proceso de traducción. Las versiones en castellano de los editoriales de Daisaku Ikeda para Daibyakurenge se publican, desde enero de 2020, como material adicional a la edición digital de Civilización Global.

[4]Conversación entre un venerable y un hombre no iluminado, en END, pág. 136.

[5]SL, cap. 28, pág. 316.

[6] Durante una reunión de responsables de región de la Soka Gakkai de Japón celebrada el 5 de octubre, se realizó un primer anuncio del lema organizativo para 2023, sobre cuyo significado apuntamos a escribir más extensamente en los próximos números de esta revista.

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