Jóvenes fénix · A los miembros del Departamento Futuro de la SGEs
Entrega de la serie Remonten el vuelo hacia el cielo de la esperanza, por Daisaku Ikeda
CUANDO EN LA ESCUELA sus maestros les encargan una tarea de redacción o una monografía, quizá piensen: «¡Ay, no, por favor! ¡Justo lo que menos quiero!» o «Soy pésimo redactando…». O quizá tengan un amigo que escribe bien y les gustaría ser como él… ¡Pero no se preocupen! Todos tenemos el potencial de escribir bien.
Nichiren Daishonin afirma: «Las palabras reflejan los pensamientos de la mente y encuentran expresión mediante la voz».1 Para decirlo sencillamente, cuando dicen lo que sienten después de haber visto, oído o aprendido algo, eso pasa a ser «su voz». Y cuando escriben eso que dicen, allí surge su escritura. El resto es cuestión de activar libremente ese potencial que tienen en su interior.
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Cuando yo estaba en primer grado, recuerdo que mi maestro elogió una composición que yo había escrito y me dijo: «¡Así se hace!». Me dio un poco de vergüenza que el profesor me alabara así delante de mis compañeros.
No entendía por qué mi composición había destacado respecto a las demás, pero recuerdo que, al escribirla, me había entregado por completo a volcar lo que veía, pensaba y sentía.
Mis compañeros me felicitaron: «¡Guau! ¡Qué grande, Daisaku!» y a partir de ese momento, comencé a disfrutar escribiendo. La experiencia me dio ganas de seguir intentándolo.
Cuando leía libros, anotaba las frases que me gustaban en un cuaderno, y apuntaba mis comentarios e impresiones. También empecé a escribir un diario. Estos esfuerzos pequeños pero cotidianos me animaron, tiempo después, a intentar ensayos más largos y novelas.
Si les cuesta componer sus propios materiales, ¿por qué no empiezan copiando frases a modo de práctica, como las que anota su profesor en la pizarra? Si leen y hay algo que les causa una especial impresión, pueden apuntarlo antes de olvidarlo. Incluso pueden copiar las frases que les gustaron de las revistas de historietas.
Lo importante es que practiquen y ejerciten la redacción. Este proceso, llevado a cabo de forma reiterada, cultivará su capacidad para la escritura.
Poner pensamientos en palabras puede ayudarlos a describir cómo se sienten. Y, curiosamente, si se enfocan en lo que sienten pronto descubrirán, naturalmente, sobre qué deberían escribir.
Cada disciplina de estudio requiere cierta labor de escritura. Por eso, si siguen estudiando y creciendo, su capacidad mejorará por sí sola. […]
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Como dice el refrán: «La pluma es más poderosa que la espada».
La violencia y las armas podrán amenazar o herir a las personas, pero no pueden inspirar emociones positivas en sus corazones. La fortaleza genuina yace en el poder de las palabras y de la letra impresa.
Un proverbio chino dice: «Escribir es un grandioso reto que perdura para la posteridad».
Las palabras de verdad y de justicia que se escriben con coraje siguen viviendo en las generaciones futuras.
Yo aprendí a escribir bajo la tutela de mi mentor Josei Toda, el segundo presidente de la Soka Gakkai. Como resultado de la formación que él me brindó, pude seguir escribiendo con energía en las más diversas circunstancias para abrir los caminos del kosen-rufu, nuestro movimiento por la paz mundial y la felicidad humana.
Por momentos, mi dedicación a la escritura era tan intensa que se me hinchaba la mano de tanto usar la pluma y se me endurecían los hombros al punto de no poder alzar los brazos. Cuando no me sentía bien o estaba con fiebre, trazaba una marca por cada página que terminaba, para alentarme a seguir escribiendo. Así llegué a escribir un libro entero.
No exagero en absoluto si digo que mi vida y la escritura son una misma cosa.
He escrito para los camaradas, para el porvenir y para mis amados miembros del Departamento Futuro.
Espero que todos ustedes, que serán grandes líderes del siglo XXI, también utilicen el poder de la pluma y el poder de la palabra para contribuir a la amplia propagación del espíritu Soka, es decir, la cultura de atesorar la vida, la amistad, la justicia, el valor y la paz.
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Para ser un buen escritor, necesitan tener en funcionamiento seis «antenas»: los seis sentidos de la vista, el oído, el olfato, el gusto, el tacto y la emoción.
Quizá sea una buena idea tener siempre una libreta a mano, para poder apuntar las cosas que les llamen la atención y que observan en su vida cotidiana.
Si en la escuela les piden que escriban la reseña de un libro, pueden relatar lo que les ha fascinado, lo que han aprendido, lo que les pareció interesante a medida que avanzaban en la lectura. Leer puede ser cien veces más divertido si se ponen en el lugar del protagonista y se preguntan qué harían si estuvieran en esa situación. Incluso pueden escribir esto. También pueden preparar su reseña como si quisieran recomendarle el libro a un amigo, describiendo las escenas específicas que les parecieron más logradas.
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A mis jóvenes amigos del Departamento de Estudiantes de Primaria, les pido que vuelquen por escrito sus pensamientos y lo que les interesa de la vida. Estoy seguro de que, a partir de eso, algo cambiará. ¡Nuevas posibilidades comenzarán a abrirse! […]
A las madres, los padres y todos los demás que participan en la formación del Departamento Futuro, les agradezco su apoyo constante y les pido que cuiden y alienten cálidamente a estos preciados miembros durante todo el verano, para que ellos disfruten creciendo y desarrollándose.
Entonces, ¿sobre qué quieren escribir hoy? ¡Espero que me acompañen durante el verano asumiendo el desafío de escribir siempre algo nuevo!
(Artículo extraído del ensayo publicado en la edición del 1 de julio de 2013 de Boys and Girls Hope News). |