Una ola de júbilo baña el territorio
Este «Año de los jóvenes y del triunfo» en la SGEs comenzó con una efeméride muy especial a la vista: en junio se cumplían cuarenta años desde la segunda visita de Daisaku Ikeda a España, y por ello en enero se propuso que en el ecuador del año, en coincidencia con ese aniversario, se realizaran en todo el país asambleas conmemorativas.
Los motivos para estos festejos eran múltiples: celebrar el lazo de maestro y discípulo, agradecer a Daisaku Ikeda el esfuerzo de sembrar las semillas de la Ley Mística en España y hacer de ello, al mismo tiempo, una oportunidad para expandir la comprensión del humanismo budista en el entorno cercano, máxime cuando la iniciativa representaba la primera oleada de encuentros de un cierto formato realizados presencialmente, de nuevo, tras más de tres años.
Con estos auspicios, la llegada de la primavera hizo brotar también un nombre: las 37 reuniones que se había programado celebrar en toda España entre inicios de junio e inicios de julio serían «Asambleas de la Alegría Soka». Junto con esta denominación, se propusieron algunas sucintas pautas comunes, algunas de las cuales basadas en contenidos publicados en el número de junio de esta revista; pero, sobre todo, se alentó a que cada encuentro se concibiera y desarrollara de acuerdo con el criterio y la creatividad de los equipos a cargo de su preparación y con la implicación de los miembros locales. Esto fue clave para que en cada área organizativa se manifestara el ilimitado potencial humano y la personalidad única del lugar y para que, a raíz de ello, llegaran a participar un total de cerca de 3500 personas.
Por citar algunos aspectos característicos, en una de las asambleas que se llevaron a cabo en Tenerife se optó por un original formato, por el que se compartieron veinte experiencias de dos minutos cada una: desde la de una persona cuyo inicio en la práctica budista se remonta a 1983 –año de la mencionada segunda visita de Daisaku Ikeda– hasta la de una mujer que ingresaba en la SGEs ese mismo día. Esto permitió hacer un recorrido por los últimos cuarenta años a través de vivencias reales basadas en la fe.
Pero, con uno u otro formato, las experiencias de fe fueron uno de los contenidos principales en el conjunto de asambleas. Se escucharon con emoción relatos de lucha contra lo que en el budismo se denomina «demonio de la enfermedad», o por hacer realidad la meta de la armonía familiar, lograr condiciones laborales dignas en el ámbito profesional, desplegar el potencial necesario para transformar positivamente no solo la propia vida, sino también el entorno… Una enumeración exhaustiva de los temas que abordaron estas historias de victoria humana cobraría una extensión enorme, pero más enorme aun fue la esperanza que transmitieron.
La inspiración brindada por el lema organizativo al que hemos aludido al inicio se reflejó en los esfuerzos que multitud de jóvenes realizaron en numerosos ámbitos, unas veces bajo los focos, otras entre bastidores. Cabe destacar que algunos se desempeñaron como presentadores a pesar de su considerable timidez, otros recorrieron importantes distancias para realizar actividades de asistencia, y muchos invitaron a sus parejas, familiares, amistades.
En Málaga, una joven que no podría participar físicamente por razones de salud no permitió que esto fuera un impedimento para alentar a hacerlo a otros, y dos de sus amigas asistieron a su asamblea. En Madrid, otra joven no solo invitó a varias personas a conocer la Soka Gakkai a través de tomar parte en una asamblea, sino que su seriedad y su compromiso la movieron a escribir una carta a cada una.
La alegría Soka brotó de una manera especial a través de las contribuciones de niñas y niños. Además de cantar la canción del Departamento Futuro Un paso de coraje en numerosos lugares, bailaron, prepararon dibujos, se tomaron fotos para componer mosaicos, grabaron audios, recitaron poemas, interpretaron música, actuaron…
Y, hablando de arte, no se puede dejar de señalar las demostraciones que en diversas asambleas promovieron los miembros del Departamento de Artistas de la SGEs, que hicieron surgir la creatividad también de otras personas.
En estas expresiones de revolución humana tan diversas resonó el espíritu del mensaje que Daisaku Ikeda envió para la ocasión, un pasaje del cual se refería a una célebre frase de los escritos de Nichiren Daishonin: «Pase lo que pase, “considere[n] el sufrimiento y la alegría como hechos de la vida” y sigan entonando Nam-myoho-renge-kyo» (véase La felicidad en este mundo, en END, pág. 715).
La alegría generada por las asambleas siguió fluyendo tras su finalización. El fin de semana siguiente a la celebración de las últimas, la Asamblea Ejecutiva de la SGEs –que convoca a responsables de zona, de región y nacionales de toda España– se reunió como colofón de esa triunfal primera mitad del año y como punto de partida de su segunda mitad. La presencialidad plena se recobró tras más de tres años también en el caso de esta actividad, que tuvo lugar el 8 y el 9 de julio en el Centro Cultural Soka de Rivas-Vaciamadrid.
En el marco del reciente 50.º aniversario del establecimiento de la Conferencia Europea de la Soka Gakkai (se puede leer más al respecto en los números de esta revista en torno a mayo), se contó con la presencia de los recién nombrados copresidentes de la SGI de Europa, Suzanne Pritchard y Robert Harrap.
Durante una sesión de estudio preparada por el director general y la responsable titular del Departmento de Mujeres de la SGEs, Enrique Caputo y Cathy Rocher –ambos, también, vicepresidentes de la SGI de Europa–, se hizo mención de la importancia de seguir primando el aliento personal, «uno a uno», y no dejar a nadie atrás, con la misma actitud de fe que el maestro. En este sentido, se apuntó que en la frase «lanzar el rugido del león» (en japonés, sa shishi ku), el Daishonin interpreta sa como sinónimo de «dar inicio» a Nam-myoho-renge-kyo en el Último Día de la Ley; y que, desde el punto de vista de los discípulos, «dar inicio» quiere decir ponerse de pie por propia iniciativa con el deseo de que todas las personas puedan ser felices. Esta Asamblea Ejecutiva dio, ciertamente, esa clase de nuevo «inicio», tanto en la vida de cada participante como para cada zona y región de la organización.
De hecho, Ikeda Sensei dirigió a los presentes las siguientes palabras, a través de un mensaje: «Me gustaría compartir con ustedes el apasionado “rugido del león” que mi maestro Josei Toda me encomendó. Él enseñó que “el coraje que proviene de la fe nos permite resistir cada circunstancia y salir ganando”. Es mi sincero deseo que todos ustedes contribuyan con valentía, sinceridad y tenacidad a sus comunidades como buenos ciudadanos, expandiendo nuestra red de confianza, amistad y paz, y avancen siendo la “Familia Soka de Europa”, como resplandeciente ejemplo de la familia global de la humanidad».
En las secciones «Este mes» y «Para dialogar» de este número se abordan más detalles de esta actividad en la que los participantes, como representantes del conjunto de la organización, constataron que «nos hemos vuelto a poner de pie» y determinaron avanzar victoriosamente hacia el próximo 18 de noviembre, hacia 2025 y hacia 2030.