Capítulo «Introducción» del «Sutra del loto» (3/3)


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PUNTO 2, ACERCA DE LA CUESTIÓN DE AJNATA KAUNDINYA
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Hoy, cuando Nichiren y sus seguidores recitan las palabras Nam-myoho-renge-kyo, están iluminando la oscuridad del nacimiento y la muerte y volviéndola clara, para que brille el fuego de la sabiduría del nirvana. Y cuando uno entiende que las aflicciones del nacimiento y la muerte no son otra cosa que el nirvana, a eso se refieren las palabras «donde hay iluminación, no puede surgir la oscuridad».[23] [Asimismo, cuando Nichiren Daishonin y sus seguidores recitan Nam-myoho-renge-kyo] están quemando los leños de los deseos mundanos y produciendo el fuego de la sabiduría del bodhi o iluminación. Y cuando uno entiende que los deseos mundanos no son otra cosa que la iluminación, a eso se refieren las palabras «donde arde o quema el fuego, no pueden nacer cosas [es decir, deseos]».[24]
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Así pues, finalmente, vemos que este Ajnata Kaundinya[25] nos está mostrando a los devotos del Sutra del loto que, para nosotros, los deseos mundanos son la iluminación y las aflicciones del nacimiento y la muerte son el nirvana.[26]

LAS PERSONAS COMUNES, TAL COMO SOMOS, PODEMOS MANIFESTAR EL ESTADO SUPREMO DE LA BUDEIDAD

A continuación, examinemos el «Punto 2, acerca de la cuestión de Ajnata Kaundinya».

Esta sección del comentario sobre el capítulo «Introducción» y la siguiente versan respectivamente sobre Ajnata Kaundinya, el primer seguidor de Shakyamuni, y sobre el rey Ajatashatru,[27] quien abrazó las enseñanzas en el último año de vida del Buda. Se hace referencia a ellos como representantes de los muchos discípulos que aparecen en el Sutra del loto.

El Sutra del loto esclarece el principio de la «posesión mutua de los diez estados» y al hacerlo, también, el foco se pone en que todas las personas, sin excepción, poseen los diez estados de manera inherente y son entidades de la Ley Mística.

Cada uno de nosotros posee cada uno de esos estados; no solo los estados del infierno, las entidades hambrientas y los animales –los llamados «tres malos caminos»–, sino también los estados de bodisatva y de budeidad. Además, cada uno de los diez estados posee en sí el potencial de los diez, de modo que nuestra condición de vida no es fija ni está limitada a un único estado, sino que se mueve y cambia continuamente. Esta es una de las razones que explican la infinita diversidad y el potencial de los seres humanos. El budismo Nichiren nos permite orientar las funciones de los diez estados en dirección positiva y activarlos dinámicamente para construir vidas enriquecedoras y creadoras de valor.

Considero que los ejemplos de Ajnata Kaundinya y del rey Ajatashatru se mencionan en el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, no tanto como historias del pasado ni como relatos de personas especiales que aparecen en el Sutra del loto, sino porque poseen un significado profundo y universal para la iluminación de todos los seres en el Último Día de la Ley.

El Daishonin escribe: «Así pues, finalmente, vemos que este Ajnata Kaundinya nos está mostrando a los devotos del Sutra del loto que, para nosotros, los deseos mundanos son la iluminación y las aflicciones del nacimiento y la muerte son el nirvana».[28] Luego agrega: «Hoy, Nichiren y sus seguidores son como el rey Ajatashatru».[29]

Estas dos frases condensan el principio de que «las personas comunes son idénticas al nivel más elevado del ser».[30] En otras palabras, los individuos corrientes que viven como practicantes del Sutra del loto, que creen y difunden la Ley Mística, pueden transformar sus vidas –no exentas del influjo de los deseos mundanos, la ignorancia y pulsiones ilusorias como la «codicia y el apego»[31]– y adquirir el estado supremo de la budeidad tal como son. La filosofía de vida del budismo Nichiren enseña que todas las personas pueden extraer y activar su dignidad inherente.

ILUMINAR NUESTRA VIDA

La parte del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente sobre Ajnata Kaundinya cita el origen de su nombre, explicado en Palabras y frases del «Sutra del loto», de T’ien-t’ai. Se dice que remite a la palabra «fuego» y que este tiene dos funciones: arder o quemar e iluminar.[32]

Luego, el Daishonin señala: «El fuego es el fuego de la sabiduría de la naturaleza del Dharma»;[33] es decir, el fuego de la sabiduría de la iluminación. Y explica el poder benéfico de la Ley Mística desde la perspectiva de estas dos funciones: arder e iluminar.

¿Qué hace arder el fuego de la sabiduría de la Ley Mística y qué ilumina? Quema los leños de los deseos mundanos, e ilumina y disipa la oscuridad de los sufrimientos de la vida, liberando la luz de nuestra budeidad inherente. Eso denotan principios budistas como «los deseos mundanos son la iluminación»[34] (en jap., bonno soku bodai) y «los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana»[35] (en jap., shoji soku nehan).[36]

LOS DESEOS MUNDANOS NOS PERMITEN EXPERIMENTAR UNA PROFUNDA REALIZACIÓN

El maestro Toda explicaba estos principios de manera concisa y clara, desde el punto de vista de la vida real: «“Los deseos mundanos son la iluminación” y “los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana” describen una vida en la que disfrutamos un estado de felicidad y de completa paz, incluso mientras experimentamos y nos debatimos con deseos mundanos».[37]

Los deseos mundanos o terrenales son apetitos y ansias. Los sufrimientos del nacimiento y la muerte son los sufrimientos fundamentales de la existencia. Ambos son partes inherentes a la vida. Nadie está exento de deseos mundanos y sufrimiento. De hecho, los apetitos y ansias nos motivan a ponernos en acción y nos permiten disfrutar de una profunda realización en la vida.

Hoy, los miembros de la Soka Gakkai en todo el mundo trabajan valientemente por las nobles metas de la realización del kosen-rufu y el logro la budeidad en esta existencia. Conducen vidas extraordinarias, que les benefician a ellos mismos al tiempo que benefician a los demás. A través de sus esfuerzos, transforman los deseos mundanos –el origen del sufrimiento que aflige a los seres de los seis caminos, sujetos al ciclo de nacimiento y muerte– en la sabiduría de la iluminación, un estado de firme felicidad. De esta forma, hacen arder los leños de los deseos mundanos para alumbrar la oscuridad del sufrimiento.

Lo importante es iluminar nuestra vida con la luz de la Ley Mística. El tremendo poder de Nam-myoho-renge-kyo nos permite quemar la leña del sufrimiento e irradiar la luz de la sabiduría y el amor compasivo.

ABRAZAR EL PRINCIPIO DE LA ETERNIDAD DE LA VIDA

El Daishonin indica que «iluminando la oscuridad del nacimiento y la muerte, y volviéndola clara […] uno entiende que las aflicciones del nacimiento y la muerte no son otra cosa que el nirvana».[38] Esto significa discernir correctamente la «naturaleza originariamente inherente del nacimiento y la muerte»[39] y reconocer que tanto el nacimiento como la muerte son fases transitorias que atraviesa la vida a través de las tres existencias del pasado, el presente y el futuro.

Ciertamente, nadie entre nosotros puede eludir los sufrimientos del nacimiento y la muerte. Pero ¿termina todo cuando morimos? ¿Es la muerte una oscuridad que deberíamos temer? No, en absoluto. La visión budista de la eternidad de la vida es un faro brillante que disipa esa oscuridad e imparte una esperanza ilimitada.

Desde la perspectiva de la vida eterna, la muerte es solo la partida hacia una nueva existencia; es parte del gran ritmo con que funciona la vida. El Daishonin nos anima a perseverar en la fe para poder tener una determinación «firme y correcta en el momento de la muerte».[40] Quien lo hace –afirma– puede consolidar un estado de vida indestructible como el diamante, invulnerable a las aflicciones del nacimiento y la muerte.

Cuando nuestra determinación –el foco interior de nuestra vida– está centrada y basada en Nam-myoho-renge-kyo, la ley fundamental del universo, es posible vivir cada momento al máximo y convertir los sufrimientos del nacimiento y la muerte en nirvana. Este es el camino de la Soka, imbuido de las cuatro virtudes de la eternidad, la felicidad, la verdadera identidad y la pureza.[41]

CONVERTIR LOS SUFRIMIENTOS EN UN ESTADO DE LIBERTAD

En las frases «los deseos mundanos son la iluminación» y «las aflicciones del nacimiento y la muerte son el nirvana», el término «son» es la traducción de la palabra japonesa soku. En ambas frases se establece una igualdad o identidad entre nociones opuestas. Pero soku no implica aquí una equivalencia simple o directa.

La noción del cambio es inherente a soku. Cuando examinamos la verdadera naturaleza de la vida desde la perspectiva de la sabiduría iluminada del Buda, vemos que un estado de vida dominado por los deseos mundanos y los sufrimientos del nacimiento y la muerte también posee dentro de sí el estado de iluminación y nirvana. En otras palabras, porque los seres de los nueve estados poseen todos el estado de budeidad, pueden convertir los deseos mundanos en iluminación y trasformar los sufrimientos del nacimiento y la muerte en el nirvana. Esto abre el camino para el «logro de la budeidad con la forma que uno posee» y la «iluminación de las personas comunes».

El Daishonin declara que soku «simboliza Nam-myoho-renge-kyo».[42] A través de activar la fuerza de Nam-myoho-renge-kyo –la ley suprema de la vida y el universo– podemos convertir las cadenas del nacimiento, el envejecimiento, la enfermedad y la muerte en un estado de absoluta libertad, imbuido de las virtudes de la eternidad, la felicidad, la verdadera identidad y la pureza. Makiguchi Sensei reformuló creativamente estas virtudes diciendo que representaban un estado «de constante alegría, con un yo puro». Esta insuperable filosofía de esperanza y acción jubilosa es la esencia del budismo Nichiren.

NUESTRA DEDICACIÓN AL GRAN JURAMENTO ES IDÉNTICA AL ESTADO DE VIDA DEL BUDA

El Sutra del loto también señala que el Buda tenía enfermedades y preocupaciones.[43] Incluso el Buda se preocupa y lucha intensamente para guiar a todos los seres a la iluminación. Por ese motivo la sabiduría del Buda necesita fluir de manera incesante. Las preocupaciones y desvelos se convierten directamente en los leños que, al arder, generan la sabiduría de la iluminación.

Nuestros esfuerzos por concretar el kosen-rufu y por «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra» equivalen a la noble tarea del Buda. Cuando oramos con sinceridad y entonamos daimoku de todo corazón, mientras enfrentamos con tenacidad los problemas que se nos presentan, podemos crear nuevo valor y producir «el fuego de la sabiduría del bodhi o iluminación»,[44] de acuerdo con el principio que afirma que «los deseos mundanos son la iluminación». Cuando proyectamos la luz del «fuego de la sabiduría del nirvana»,[45] de acuerdo con el principio de que «las aflicciones del nacimiento y la muerte son el nirvana», podemos forjar un estado de felicidad indestructible en nuestra vida y ayudar a otras personas a hacer lo mismo.

El gran juramento o deseo del kosen-rufu es el más elevado de todos; es el noble deseo del Buda. El estado de vida que adquirimos cuando hacemos arder la leña de los deseos mundanos con el fuego de nuestro juramento y avanzamos eternamente a lo largo del camino del bodisatva es idéntico al estado de vida del Buda. Manifestamos la budeidad tal como somos. Por eso podemos extraer desde nuestro interior una fuerza, una sabiduría y un coraje insuperables.

La Ley Mística nos permite triunfar al final, independientemente de lo que suceda a lo largo del camino. Hace posible convertir cualquier veneno en medicina y transformarlo todo en victoria para nuestras vidas. La buena fortuna y los beneficios que adquirimos iluminan a nuestras familias y seres queridos y los guían hacia la budeidad, tal como afirma el Daishonin.

Al mismo tiempo, nuestras actividades diarias como miembros de la Soka Gakkai están abriendo ampliamente el camino del kosen-rufu de cara al eterno futuro del Último Día, y allanando la ruta para la felicidad de los niños del mañana.

CONTINUAR CON ALEGRÍA NUESTRO VIAJE DE MAESTRO Y DISCÍPULO, SIEMPRE VICTORIOSO

¡Grabemos en nuestro corazón las profundas enseñanzas del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente y continuemos nuestro viaje de maestro y discípulo, siempre victorioso!

El avance de la Soka Gakkai, en unión de maestro y discípulo, es una potente luz de esperanza capaz de alumbrar la oscuridad que hoy envuelve a la humanidad. Es un gran sol de amor compasivo capaz de elevar el estado de vida de la familia global y de unirla.

(Traducción del artículo publicado en la edición de diciembre de 2022 de Daibyakurenge).


[23] ↑ Cita de Palabras y frases del «Sutra del loto», de T’ien-t’ai, volumen 1.

[24] ↑ Ib.

[25] ↑ Ajnata Kaundinya: También conocido como Kaundinya, se trata de uno de los cinco ascetas que escucharon el primer sermón de Shakyamuni y se convirtieron en sus discípulos. Cuando Shakyamuni renunció al mundo secular, lo hizo junto con Kaundinya y con otros cuatro compañeros, que practicaron austeridades con él. Pero, al cabo de un tiempo, Shakyamuni decidió abandonar las prácticas ascéticas y sus cinco acompañantes lo abandonaron. Al tiempo, habiendo el Buda logrado la iluminación, Kaundinya y los otros se reencontraron con él en el Parque de los Ciervos y adoptaron sus enseñanzas.

[26] ↑ OTT, págs. 10-11.

[27] ↑ Ajatashatru: Rey de Magadha, en la India, que vivió en la época de Shakyamuni. Incitado por Devadatta, se hizo con el trono asesinando a su padre, el rey Bimbisara, seguidor de Shakyamuni. También atentó contra la vida del Buda y sus discípulos. Después de asesinar a su padre, Ajatashatru enfermó y el cuerpo se le cubrió de virulentas llagas. Su ministro y médico Jivaka le aconsejó que buscara las enseñanzas de Shakyamuni. Al escucharlas, de ese modo recobró la salud. Se dice que apoyó el desarrollo del Primer Concilio Budista.

[28] ↑ OTT, pág. 11.

[29] ↑ Ib., pág. 12.

[30] ↑ Ib., pág. 22.

[31] ↑ Ib., pág. 12.

[32] ↑ El pasaje dice: «El primer volumen del comentario [Palabras y frases] dice: “Kaundinya es un patronímico que puede interpretarse como ‘vasija para encender el fuego’. Su familia pertenecía a la clase de los brahmanes y sus ancestros eran los encargados de venerar al fuego; de ahí que el clan recibiera ese nombre. El fuego tiene dos funciones: ilumina, y arde o quema. Donde hay iluminación, no puede surgir la oscuridad, y donde arde o quema el fuego, no pueden nacer cosas. De ahí que el nombre familiar se interprete como ‘carente de nacimiento’”». Véase OTT, pág. 10.

[33] ↑ Ib., pág. 10.

[34] ↑ Los deseos mundanos son la iluminación: Principio según el cual la sabiduría para manifestar la budeidad se expresa en la vida de los seres dominados por los deseos mundanos.

[35] ↑ Los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana: Principio según el cual pueden acceder al nirvana los seres sometidos a los sufrimientos del nacimiento y la muerte. La frase «nacimiento y muerte» alude al padecimiento provocado por los deseos mundanos y las ilusiones, y se asocia a los seres que viven en los nueve estados –desde el infierno hasta el estado de bodisatva–. El «nirvana» se refiere al sereno estado de iluminación de los budas.

[36] ↑ OTT, pág. 11.

[37] ↑ TODA, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), vol. 2, Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1982, pág. 162.

[38] ↑ OTT, pág. 10.

[39] ↑ Naturaleza originariamente inherente del nacimiento y la muerte: Se trata de la verdadera realidad del nacimiento y la muerte como aspectos innatos de la vida. Todas las formas de vida son inseparables de la Ley Mística, el origen último de todos los fenómenos. El nacimiento es el estado en que una vida individual surge y se manifiesta de acuerdo con sus causas y condiciones, mientras que la muerte es el estado en que esa vida individual vuelve a la latencia. La vida repite eternamente estas fases cíclicas de nacimiento y muerte.

[40] ↑ Una determinación «firme y correcta en el momento de la muerte» es lo que manifiestan quienes siguen recorriendo el camino del Buda con la convicción de que lograrán la budeidad en su existencia presente y, por ello, reciben la muerte con un sentimiento de profunda satisfacción.

[41] ↑ La eternidad, la felicidad, la verdadera identidad y la pureza representan las «cuatro virtudes» o «cuatro paramitas». Describen las nobles cualidades de la vida de los budas. La palabra paramita significa «perfección» o «perfeccionamiento». «Eternidad» significa lo inmutable y perpetuo. «Felicidad» es la calma resultante de trascender todos los sufrimientos. «Verdadera identidad» es la naturaleza real e intrínseca. Y «pureza» es vivir sin ilusiones ni comportamientos errados.

[42] ↑ OTT, pág. 72.

[43] ↑ Véase SL, cap. 15, pág. 213.

[44] ↑ OTT, pág. 11.

[45] ↑  Ib., pág. 10.

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