PUNTO 5, ACERCA DE LAS PALABRAS «ESTE CÚMULO DE JOYAS INAPRECIABLES HA LLEGADO A NOSOTROS SIN QUE LO HAYAMOS BUSCADO»[23]
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[…] Y ahora, en la vida de Nichiren y de sus seguidores, lo insuperable es Nam-myoho-renge-kyo. De todas las cosas insuperables, es la más elevada.
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Es la Ley prodigiosa [Nam-myoho-renge-kyo] que se describe […] como un «cúmulo de joyas insuperables», un conjunto de gemas que representa la totalidad de los paramitas,[24]las diez mil prácticas religiosas y las diez mil buenas acciones de todos los budas de las tres existencias del pasado, presente y futuro.
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Y sin esfuerzo o penurias, sin prácticas religiosas o buenas acciones, este cúmulo de joyas insuperables puede ser de nuestra posesión por medio de la sola palabra «fe» [es decir, fe en Nam-myoho-renge-kyo]. Por eso el pasaje dice que ha «llegado a nosotros (jitoku) sin que lo hayamos buscado».[25]
LA PARÁBOLA DEL HOMBRE RICO Y SU HIJO POBRE, RELATADA POR LOS DISCÍPULOS DE SHAKYAMUNI
A continuación, estudiemos la parte del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente sobre el pasaje del Sutra del loto que dice: «Este cúmulo de joyas inapreciables ha llegado a nosotros sin que lo hayamos buscado».[26] Esta jubilosa exclamación señala el inicio de la parábola del hombre rico y su hijo pobre, que aparece en el capítulo «Creencia y comprensión». Los que exponen dicha alegoría son los cuatro grandes discípulos que escuchan la voz –Mahakashyapa, Maudgalyayana, Katyayana y Subhuti– para demostrar que han comprendido el relato expuesto por Shakyamuni sobre los tres carros y la casa en llamas,[27] en el capítulo «Parábolas y semejanzas» (3.o).
Lo que narran es la historia de un hijo que se marcha de su hogar a muy temprana edad y vaga por la vida durante cincuenta años, siempre sumido en la pobreza. Un día, su camino se cruza accidentalmente con el de su padre, un anciano muy rico que había pasado todos esos años buscándolo. Pero el hijo no reconoce a su progenitor; en cambio, se siente intimidado ante alguien tan imponente y lo trata con admiración reverencial. Además, por el tipo de vida que ha llevado, no tiene autoestima ni expectativas en sí mismo.
El padre, en lugar de revelarle su identidad, le ofrece empleo. Primero le encarga tareas manuales y de servicio; de a poco, le va asignando ocupaciones de mayor responsabilidad. Finalmente, lo nombra administrador de todos sus bienes y riquezas, y, a través de su trabajo, el hijo llega a ser alguien respetable a los ojos de todos.
Cuando el padre está a punto de morir, llama a sus familiares, al rey de la nación y a los altos ministros del reino, y anuncia: «Este es, ciertamente, mi hijo, y yo soy su padre verdadero. Ahora, le transferiré íntegramente todos mis bienes y mi patrimonio, y todo cuanto poseo».[28] Y el hijo se colma de regocijo al verse poseedor de un tesoro insuperable, que ha llegado a él sin que lo hubiera buscado.[29]
En la parábola, el hombre rico representa a Shakyamuni, y el hijo pobre, a los que escuchan la voz, discípulos a quienes, hasta ese momento, se les había negado la posibilidad de lograr la iluminación. La fábula nos enseña que el tesoro insuperable de la naturaleza de buda existe de manera innata en todos nosotros.
Insuperable significa inapreciable, invalorable o supremo. El estado de vida de la budeidad, según lo describe el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, «de todas las cosas insuperables, es la más elevada».[30] Es el tesoro invalorable que todos poseemos por igual.
TOMAR POSESIÓN DE UN «CÚMULO DE JOYAS INAPRECIABLES»
El «cúmulo de joyas inapreciables» representa la totalidad de los beneficios adquiridos a través de las buenas acciones y prácticas que llevan a cabo los budas de las tres existencias, en su afán de lograr la iluminación. El Daishonin nos dice que todos esos beneficios inmensos son inherentes a Nam-myoho-renge-kyo.
«Sin esfuerzo o penurias, sin prácticas religiosas o buenas acciones, este cúmulo de joyas insuperables puede ser de nuestra posesión por medio de la sola palabra “fe” [es decir, fe en Nam-myoho-renge-kyo]», señala el Daishonin. Con ello, destaca cuán grande y maravilloso es nuestra práctica de entonar la frase Nam-myoho-renge-kyo. Es extremadamente difícil y, a la vez, asombroso comprender que, en la sola frase Nam-myoho-renge-kyo, está contenido el fruto de la budeidad –el «cúmulo de joyas inapreciables»–, que tantos practicantes del Camino habían aspirado a obtener a través de largos eones de esfuerzo, mediante las enseñanzas anteriores al Sutra del loto.
El solo hecho de creer en ello requiere una batalla incesante contra la ignorancia fundamental. Cuando continuamos entonando Nam-myoho-renge-kyo, a pesar de todos nuestros sufrimientos y aflicciones, podemos disfrutar de una buena fortuna ilimitada, como si hubiésemos acumulado todos los tesoros del universo en nuestra vida.
PLETÓRICOS DE «VIGOROSA FUERZA VITAL» Y DE «BUENA FORTUNA Y BENEFICIOS ESPLÉNDIDOS»
El pasaje del Sutra del loto señala: «Este cúmulo de joyas inapreciables / ha llegado a nosotros sin que lo hayamos buscado». «Sin que lo hayamos buscado» denota que las personas de los dos vehículos –los que escuchan la voz y los que toman conciencia de la causa– habían renunciado a lograr la budeidad y no esperaban siquiera alcanzar dicha recompensa.
«Ha llegado a nosotros» quiere decir que esos tesoros supremos no son algo distante o ajeno a nuestra vida; se encuentran dentro de nosotros. Están allí para que los descubramos y los dejemos brillar. Necesitamos tomar conciencia del tesoro supremo de nuestra budeidad inherente, activarla y afianzarla como identidad fundamental.
El Gohonzon, el «cúmulo de joyas inapreciables», nos permite a todos los seres manifestar el tesoro supremo de la budeidad.
Cuando perseveramos en la fe y en la práctica del budismo con espíritu de búsqueda inquebrantable, adquirimos un estado de vida extraordinario, que supera todo lo imaginable.
El señor Toda dijo: «Quienes oran al Gohonzon con alegría y transmiten jubilosamente el budismo Nichiren a los demás son personas de fe genuina. A esta clase de individuos, sin que lo hayan buscado, el Gohonzon les confiere tesoros inapreciables; esto es, una vigorosa fuerza vital, y buena fortuna y beneficios espléndidos».[31]
Desde la profunda perspectiva de la fe en la Ley Mística, por ser miembros de la Soka Gakkai poseemos una buena fortuna inescrutable. ¡Y esto debería motivarnos, realmente, a «danzar de alegría»!
«LA MAYOR DE TODAS LAS ALEGRÍAS»
Un famoso pasaje del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente habla de «la mayor de todas las alegrías».[32]
Aparece en el comentario del Daishonin sobre el capítulo «La profecía de iluminación a los quinientos discípulos» (8.o) del Sutra del loto, donde Shakyamuni, en la tercera tanda de prédica basada en las relaciones, anuncia a muchos discípulos suyos que escuchaban la voz que lograrían la iluminación en el futuro. Al oírlo, estos descubren su potencial interior, sintiéndose embargados de un gozo incontenible.[33]
Luego, el Daishonin señala: «Este pasaje menciona que gran alegría es lo que uno experimenta cuando comprende, por primera vez, que su mente (o vida) ha sido un buda desde el mismísimo comienzo. Nam-myoho-renge-kyo es la mayor de todas las alegrías».[34]
No hay júbilo más grande que despertar a la realidad de que poseemos intrínsecamente el estado de budeidad, noble y supremo. Esta es la dicha incontenible condensada en la frase «Este cúmulo de joyas inapreciables / ha llegado a nosotros sin que lo hayamos buscado».
Durante la campaña de Osaka,[35] nuestros camaradas rebosaban de un júbilo inmenso, cuyo origen fue creer en la nobleza y en el potencial ilimitado de su vida y de la vida de los semejantes. Así, se lanzaron apasionadamente al desafío de su revolución humana y a lograr el ideal de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra».
Por mi parte, oré, trabajé al máximo y convoqué a nuestros responsables de Kansai, decidido a que informásemos a nuestro mentor una resonante victoria del pueblo. «Alentemos y brindemos orientación a cada compañero, para que todos puedan experimentar en su vida una gran revitalización personal. Expresemos la alegría y la determinación que nacen de la fe en la Ley Mística. ¡Transmitamos a otros el orgullo de pertenecer a un movimiento dedicado a la noble misión de los Bodisatvas de la Tierra!». Luché como corresponde a un joven y a un discípulo del maestro Toda, para construir un «castillo dorado de buena fortuna»,[36] entregando hasta el último palmo de mis fuerzas, como queriendo condensar «en un solo instante de la vida el esfuerzo y las agonías de millones de kalpas».[37]
Este compromiso compartido de mentor y discípulo, inseparables y en perfecta unión, cobró vida en todos los miembros de Kansai. Así fortalecidos se lanzaron a actuar, ascendieron por los caminos más escarpados y despejaron la ruta para el futuro del kosen-rufu mundial. Ese dinamismo, imbuido de la mayor de todas las alegrías, es la fuerza motriz que impulsa el progreso del movimiento Soka y nuestra victoria perpetua.
UN DIÁLOGO QUE INSPIRE ESPERANZA Y VALENTÍA
En este mes de marzo (de 2023), propaguemos la inmensa dicha de estudiar y de practicar cada día el budismo del sol de Nichiren Daishonin, con la postura de esforzarnos más aún a partir de este momento.
Construyamos espacios de paz y de seguridad para todos, a través de mantener un diálogo perseverante con el corazón benevolente de aliviar el sufrimiento y de infundir alegría, disipando los temores y preocupaciones de la gente e impartiendo esperanza y coraje.
¡Sintamos el orgullo de practicar la filosofía del budismo Nichiren, nuestro «cúmulo de joyas inapreciables», y avancemos juntos con la confianza y el júbilo de haber adquirido un tesoro incomparable sin haberlo buscado!
(Traducción del artículo publicado en la edición de marzo de 2023 de Daibyakurenge).
[23] ↑ SL, cap. 4, pág. 87.
[24] ↑ Paramitas: Prácticas requeridas a los bodisatvas del Mahayana con miras al logro de la budeidad. La palabra sánscrita paramita se interpreta como «perfección» o como «haber llegado a la orilla opuesta»; es decir, cruzar de la orilla de la ilusión a la orilla de la iluminación.
[25] ↑ OTT, págs. 58-59.
[26] ↑ SL, cap. 4, pág. 87.
[27] ↑ Esta parábola cuenta el recurso que utiliza un padre para hacer que sus hijos, enfrascados en los juegos y ajenos al peligro, salgan de la casa que se estaba incendiando. Les dice que, afuera de la vivienda, los están esperando tres carros, tirados por cabras, ciervos y bueyes. Pero cuando los niños salen, descubren que su padre les ha dado enormes carrozas tiradas por bueyes blancos. Los carros tirados por cabras, ciervos y bueyes comunes representan, respectivamente, los estados de los que escuchan la voz, los que toman conciencia de la causa y los bodisatvas, mientras que los grandes carruajes tirados por bueyes blancos simbolizan el vehículo único de la budeidad, el Sutra del loto. El padre representa al Buda, mientras que los hijos son todos los seres. La casa en llamas es el mundo saha de sufrimientos, en donde, a causa de las ideas distorsionadas, viven a merced de las ilusiones y los deseos mundanos, repitiendo el ciclo de los seis estados inferiores –los del infierno, las entidades hambrientas, los animales, los asuras, los seres humanos y los seres celestiales–.
[28] ↑ SL, cap. 4, pág. 86.
[29] ↑ Véase ib., pág. 87.
[30] ↑ OTT, pág. 59.
[31] ↑ TODA, Josei: Toda Josei zenshu (Obras completas de Josei Toda), Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1981, vol. 1, págs. 92-93.
[32] ↑ OTT, pág. 212.
[33] ↑ Véase SL, cap. 8, pág. 151.
[34] ↑ OTT, págs. 211-212.
[35] ↑ Campaña de Osaka: En mayo de 1956, los miembros de Kansai, unidos en torno al joven Daisaku Ikeda, quien había sido enviado a ese lugar por Josei Toda para servirles de apoyo, lograron el ingreso de 11 111 nuevas familias a la Soka Gakkai, como practicantes del budismo Nichiren. En las elecciones legislativas realizadas dos meses más tarde, el candidato apoyado por la organización en Kansai obtuvo un escaño en la Cámara de Consejeros, hazaña considerada irrealizable por todos en aquel momento.
[36] ↑ La expresión «Castillo dorado» [literalmente, Castillo de Jinzhou, nombre de una fortaleza indestructible de la antigua China] en la Soka Gakkai se ha convertido en sinónimo de la organización de Kansai. Una obra caligráfica que el presidente Ikeda inscribió para los miembros de dicha región dice: «Castillo dorado de buena fortuna».
[37] ↑ OTT, pág. 214.