Convertir el veneno en medicina (3/3)


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Con respecto al ideograma myo, que forma parte de los cinco caracteres «Myoho-renge-kyo», los estudiosos y maestros han ofrecido varias interpretaciones, pero ninguna de ellas va más allá de las ideas expuestas en los sutras anteriores al Sutra del loto. La única excepción es el bodisatva Nagarjuna, quien en su Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría señala: «[El Sutra del loto] es como un gran médico capaz de convertir el veneno en medicina». Esta interpretación suya parece captar fielmente el corazón del carácter myo.

La palabra «veneno», que leemos en el pasaje anterior, denota las primeras dos de las cuatro nobles verdades –la verdad de que toda existencia es sufrimiento y la verdad de que el sufrimiento es causado por los deseos egoístas–, así como también las causas y los efectos kármicos que confinan a los seres a las aflicciones del nacimiento y la muerte. Estos son, realmente, el veneno que supera toda otra ponzoña. Pero a través del poder extraordinario del carácter myo, o «prodigioso», dicho veneno se convierte en la comprensión de que las aflicciones del nacimiento y la muerte son el nirvana, y los deseos mundanos son la iluminación. Este es el medicamento benéfico que puede convertir el veneno en remedio, y por eso se la llama «buena medicina»?[15]

EL PODER INESCRUTABLE DE MYO

Este pasaje pertenece a un escrito titulado Sobre el logro de la budeidad con la forma que uno posee. Es una de las varias cartas que el Daishonin escribió a la esposa de Ota Jomyo, una mujer de fe pura.

Comienza agradeciéndole las ofrendas que esta le ha enviado y luego expone su visión sobre el «logro de la budeidad con la forma que uno posee».[16] Esta mujer, extremadamente culta y educada, parece haberle preguntado al Daishonin sobre esta enseñanza, y su maestro procede a explicarle valiéndose del concepto de «convertir el veneno en medicina».

El «veneno que supera toda otra ponzoña», que menciona el Daishonin en este pasaje, se refiere a «las causas y los efectos kármicos que confinan a los seres a las aflicciones del nacimiento y la muerte».[17] En otras palabras, denotan la ilusión que reside en la vida de las personas comunes, atrapadas en los tres senderos de los de los deseos mundanos, el karma y el sufrimiento.[18]

El principio de que la gente común pueda lograr la budeidad significa que cada persona posee el potencial de revelar ese estado supremo en su vida, incluso mientras experimentan las aflicciones de los tres senderos.

Pero esto se vuelve posible en virtud de Myoho-renge-kyo,[19] la Ley Mística. Y el carácter myo representa dicho poder extraordinario e insondable, cuya esencia suprema es la capacidad de convertir el veneno en medicina.

Las demás escrituras, anteriores al Sutra del loto, enseñan que uno puede lograr la iluminación solo a través de erradicar los deseos mundanos, el karma y el sufrimiento. Pero, en realidad, por mucho que se lo intente, es imposible erradicar la totalidad de los deseos y no sentir el sufrimiento. Embarcarse en este camino implica negar el propio ser y violar la verdad fundamental expresada en la «posesión mutua de los diez estados».[20]

REVELAR NUESTRA BUDEIDAD INNATA

La Ley Mística nos permite a las personas corrientes, cuya vida está atravesada de ilusiones, lograr la budeidad tal y como somos, sin necesidad de erradicar el deseo y el sufrimiento. La práctica de Nam-myoho-renge-kyo posibilita esta transformación por la cual los deseos mundanos, el karma y el sufrimiento se convierten en las tres virtudes del cuerpo del Dharma, la sabiduría y la emancipación.[21]

Aun cuando estemos sufriendo, o nos sintamos confundidos o extraviados a causa de los deseos mundanos, cuando iluminamos nuestra vida con la sabiduría de la iluminación avanzamos en dirección a la esperanza, y transformamos el veneno en medicina.

Reconocer la verdadera naturaleza de los deseos mundanos y del sufrimiento, confrontándolos, conduce a revelar nuestra budeidad innata y a construir un estado de felicidad verdadera.

La clave para iniciar esta transformación es actuar tal como aconseja el Daishonin: «Sufra lo que tenga que sufrir; goce lo que tenga que gozar. Considere el sufrimiento y la alegría como hechos de la vida, y siga entonando Nam-myoho-renge-kyo, pase lo que pase».[22]

LA PREOCUPACIÓN Y EL DESVELO DEL DAISHONIN POR SUS DISCÍPULOS Y SUS FAMILIAS

En otra carta dirigida a la esposa de Ota Jomyo, el Daishonin le dice que, como resultado de las ofrendas de ella al Sutra del loto, no se verá expuesta a sufrir graves calamidades, y podrá transmitir estos beneficios también a sus descendientes.[23]

Aquí vemos que el Daishonin, a la par de alentar y agradecer a esa discípula en particular, extiende su consideración también a toda su familia.

Con esta misma actitud, alentó a la monja laica Toki cuando esta había enfermado. Para tranquilizarla espiritualmente, le escribió que, junto a Iyo-bo[24] –el hijo de la monja laica que se encontraba estudiando y practicando el budismo bajo su tutela–, estaba orando por la pronta recuperación de ella.[25]

Cuando alguien cae enfermo, toda la familia es partícipe de esa batalla. A veces, los familiares deben actuar como cuidadores o acompañantes terapéuticos, y esta carga de tareas puede resultar agotadora. Por eso, también es importante cuidar a los integrantes del hogar. Tengan la profunda convicción de que sus actos quedan registrados en el Gohonzon y que toda su familia será protegida por el poder de la Ley Mística. Sus seres queridos serán cuidados sin falta por los budas y bodisatvas de las diez direcciones y de las tres existencias.

TRANSMITIR VALOR Y ESPERANZA A LOS DEMÁS

Los miembros de la Soka Gakkai que siguen dando lo mejor y cumpliendo su misión por el kosen-rufu en medio de su lucha contra la enfermedad, no solo iluminan su vida al máximo, sino que incluso infunden valor y esperanza a quienes los rodean. Al desafiar a la enfermedad, abren un extenso camino a la felicidad para sí mismos y para otros.

Si todas nuestras circunstancias fueran favorables desde el comienzo y nunca experimentáramos dificultades, no podríamos entender las aflicciones de los semejantes ni transmitir de manera convincente los beneficios del budismo Nichiren. El significado de la enfermedad cambia profundamente cuando lo examinamos desde la perspectiva de la fe.

En una carta dirigida a su joven discípulo Nanjo Tokimitsu, el Daishonin le escribe: «¿Es cierto que en su familia hay alguien enfermo? Si así fuera, el motivo no podría deberse a la acción de las funciones malignas. Lo más probable es que las [funciones protectoras conocidas como las] diez demonios[26] estén poniendo a prueba la fortaleza de su fe».[27]

Hemos elegido nacer en este mundo y asumir sufrimientos para poder enseñar a los demás el poder del budismo con nuestro ejemplo de lucha valerosa y de victoria sobre toda clase de problemas y dificultades. Así viven quienes juran, como bodisatvas, «adoptar voluntariamente el karma adecuado».[28]

El Daishonin reveló el Gohonzon para permitir a todos iniciar este gran cambio interior en la forma de ver y de vivir la propia existencia. Con su lucha, dedicada a enseñar la Ley Mística en un contexto de extremas dificultades, demostró la enorme grandeza de la existencia humana.

Estar enfermos no modifica la nobleza, la majestad intrínseca de nuestra vida. Nosotros somos el tesoro más valioso que existe. Podemos construir una vida rebosante de esperanza, auténtica felicidad y plenitud.

Estar enfermos no modifica la nobleza, la majestad intrínseca de nuestra vida. Nosotros somos el tesoro más valioso que existe.

LA SALUD RESULTA DE UNA LUCHA INCESANTE CONTRA LA ENFERMEDAD

Tuve oportunidad de participar en un diálogo sobre la salud y la vida junto con el doctor René Simard, destacado oncólogo, investigador y exrector de la Universidad de Montreal, Canadá, y con el doctor Guy Bourgeault, reconocido especialista en bioética y profesor de esa misma universidad. El fruto de ese intercambio se publicó en forma de libro con el título Sobre la condición humana: La convergencia entre la ética, la medicina y la espiritualidad. [Título tentativo en español].

El doctor Bourgeault expuso un punto de vista sumamente perspicaz sobre la relación entre la salud y la enfermedad, cuando señaló que la salud no era la ausencia de enfermedades, sino, antes bien, la lucha continua del organismo por mantener un equilibrio dinámico ante la amenaza permanente de la enfermedad.[29]

Desde esta perspectiva, la salud puede definirse como el estado resultante de haber respondido acertadamente al desafío representado por el «demonio de la enfermedad».

Por otro lado, quienes practicamos la Ley Mística estamos participando en una batalla interminable por el kosen-rufu, «día tras día y mes tras mes»[30] y, en ese compromiso, estamos viviendo de manera realmente sana, con fortaleza y un profundo sentido de propósito.

«¡No seré vencido por esta enfermedad!». «¡Derrotaré el demonio de la enfermedad!»… Cuando proclamamos este juramento como Bodisatvas de la Tierra, podemos avanzar en nuestra misión por el kosen-rufu sin intimidarnos ante nada. Con esta determinación inquebrantable y con esta persistencia, naturalmente abrimos paso a una vida de verdadera victoria y salud, sustentada en las cuatro virtudes de la eternidad, la felicidad, la verdadera identidad y la pureza.

DESCUBRIR EL SIGNIFICADO SUPREMO DE LA EXISTENCIA

En otra oportunidad, el doctor Simard observó que los seres humanos debíamos confrontar la fragilidad de nuestra vida y responder a ella de la mejor manera. También expresó su valoración del budismo como enseñanza que permitía a las personas enfrentar esta realidad positivamente, y, en vez de huir de ella, encontrar un significado superior en la vida.[31]

Como dijo el maestro Toda, cuando estamos enfermos, representamos el papel del «bodisatva Enfermedad»; adoptamos las circunstancias de un individuo que lucha contra sus dolencias para cumplir su misión como Bodisatva de la Tierra.

UNA VIDA DE BRILLANTE MISIÓN

Si practicamos la Ley Mística, que tiene el poder de convertir el veneno en medicina, no debemos tener miedo a la enfermedad. Hagamos resplandecer aún más nuestra esperanza. Vivamos de manera optimista, irradiando coraje y aprovechando cada desafío como una oportunidad de cumplir nuestra misión.

¡Haciendo oír el potente rugido de león de Nam-myoho-renge-kyo que derrota el demonio de la enfermedad, alentémonos unos a otros y juntos llevemos una existencia de victoria y de logros brillantes!

(Traducción del artículo publicado en la edición de octubre de 2019 del Daibyakurenge).


[15] ↑ Véase WND-2, págs. 585-586. Esta carta, escrita en 1275 y dirigida a la esposa de Ota Jomyo, recalca que la enseñanza crucial sobre el logro de la budeidad con la forma que uno posee, solo se encuentra en el Sutra del loto. El Daishonin explica, asimismo, dos de las cuatro nobles verdades: la verdad de que toda existencia es sufrimiento y la verdad de que el sufrimiento es causado por los deseos mundanos.

[16] ↑ Logro de la budeidad con la forma que uno posee: Principio que significa manifestar la budeidad en la existencia actual, sin tener que sobrellevar interminables eones de práctica budista.

[17] ↑ WND-2, pág. 585.

[18] ↑ Tres caminos de los deseos mundanos, el karma y el sufrimiento: Se les llama «caminos» porque cada uno conduce al otro. Los deseos mundanos, que incluyen la codicia, el odio, la estupidez, la arrogancia y la duda, dan origen a actos que generan karma negativo. El efecto de este karma negativo se manifiesta como sufrimiento. El sufrimiento agrava los deseos mundanos, lo cual conduce a ahondar los actos erróneos. Esto, a su vez, genera más karma negativo y mayor sufrimiento. De esa forma, los tres caminos impiden a la persona lograr la budeidad.

[19] ↑ El Daishonin a menudo usa Myoho-renge-kyo como sinónimo de Nam-myoho-renge-kyo en sus escritos.

[20] ↑ Posesión mutua de los diez estados: Principio según el cual cada uno de los diez estados posee el potencial de los diez en sí mismo. «Posesión mutua» quiere decir que la vida no se encuentra fijada en un estado específico, dentro de los diez estados, sino que puede manifestar cualquiera de ellos, desde el infierno hasta la budeidad, en cualquier momento dado. Lo importante de este principio es que todos los seres, en cualquiera de los nueve estados, poseen la naturaleza de Buda. Cada persona, entonces, tiene el potencial de manifestar la budeidad, mientras que un Buda también posee los nueve estados y, en tal sentido, no es un ser separado o distinto de la gente común.

[21] ↑ Tres virtudes del cuerpo del Dharma, la sabiduría y la emancipación: Tres atributos de un buda. El cuerpo del Dharma es la verdad que comprende un buda; la sabiduría es la capacidad que le permite comprender dicha verdad; y la emancipación es su estado de libertad con respecto a los sufrimientos del nacimiento y la muerte.

[22] ↑ END, pág. 715.

[23] ↑ En Sobre los ocho infiernos helados, el Daishonin escribe: «Pero ahora, he aquí a una mujer que dona una túnica al Sutra del loto. No solo evitará en existencias futuras los sufrimientos de los ocho infiernos helados, sino que, en esta vida, estará a salvo de grandes calamidades. ¡Sus beneficios serán tan grandes que se extenderán a sus hijos, y estos siempre andarán vestidos con túnicas y túnicas, de uno y de otro color!». Véase WND-2, pág. 722.

[24] ↑ Iyo-bo (1252-1317): Discípulo del Daishonin e hijo de la monja laica Toki. Cuando su madre volvió a casarse, Toki Jonin lo adoptó como hijo. Iyo-bo fue instruido por el Daishonin, quien lo menciona en varios escritos dirigidos a la monja laica Toki.

[25] ↑ Véase WND-2, pág. 666 y Sobre la prolongación de la vida en END, pág. 999.

[26] ↑ Diez demonios: Diez deidades protectoras que aparecen en el capítulo «Dharani» (26.o) del Sutra del loto como las «hijas de los demonios rakshasas» o como «las diez hijas de los rakshasas». En dicho texto, juran proteger a los devotos del sutra y dicen que infligirán castigo a todos aquellos que molesten a sus practicantes.

[27] ↑ END, pág. 942.

[28] ↑ Adoptar voluntariamente el karma adecuado: Alusión a los bodisatvas que, aunque están calificados para recibir las recompensas puras de la práctica budista, renuncian a ellas y juran, en cambio, renacer en una tierra impura para salvar a los seres vivos. Ellos propagan la Ley Mística mientras sobrellevan los mismos padecimientos y aflicciones que la gente que nace en este mundo perverso a causa de su karma. El término deriva de la interpretación de Miao-lo sobre pasajes relevantes del capítulo «El Maestro de la Ley» (10.º) del Sutra del loto. «Rey de la Medicina, debes comprender que estas personas voluntariamente renuncian a las recompensas que les corresponderían por sus acciones puras y, compadecidas ante los seres vivos, nacen en el mundo malvado después de mi extinción para exponer ampliamente este sutra». SL, cap. 10, pág. 160.

[29] ↑ Véase IKEDA, Daisaku, SIMARD, René y Guy BOURGEAULT: On Being Human: Where Ethics, Medicine and Spirituality Converge (Sobre la condición humana: La convergencia entre la ética, la medicina y la espiritualidad), Santa Monica: Middleway Press, 2003, pág. 52.

[30] ↑ END, pág. 1043.

[31] ↑ De un artículo publicado en el Seikyo Shimbun del 19 de noviembre de 2016.

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