Orientación para la SGEs
La nueva partida hacia una Soka Gakkai juvenil en todo el mundo ya es una realidad, y el presidente de la Soka Gakkai, Minoru Harada, como representante de los discípulos de Daisaku Ikeda, ha enfatizado que 2024 se trata, sin duda alguna, de un año crucial, en el que el verdadero calibre de los discípulos se pondrá a prueba. Lo ha hecho en un mensaje que, si bien en primera instancia dirigió a la Conferencia Europea reunida el 13 de enero pasado, constituye una referencia para el conjunto de nuestra organización en este momento. En él, al respecto del reto que tenemos ante nosotros, cita dos afirmaciones de Nichiren Daishonin: «Se dice que, si un maestro posee un buen discípulo, el fruto de la Budeidad será para ambos […]. Si el mentor y el discípulo tienen distintos propósitos, nunca conseguirán nada».[1]
La actitud con que Ikeda Sensei encaró el fallecimiento de su propio maestro, el 2 de abril de 1958, constituye un modelo para nosotros ahora. En la reunión de la sede central para responsables que se había programado con anterioridad para el día siguiente (3 de abril), y cuya convocatoria se decidió mantener, declaró: «Toda Sensei vivirá eternamente en la Soka Gakkai y en el corazón de cada uno de nosotros, sus discípulos». Y afirmó que la mejor forma de expresar gratitud al maestro era emprender una lucha que permitiera a sus discípulos informarle con orgullo: «¡Sensei, mire cuánto hemos impulsado el kosen-rufu!».[2] Solo un mes después, en una reunión general de la sede central realizada aquel 3 de mayo, Ikeda Sensei presentó el concepto de las siete campanadas,[3] desarrollo de una idea sobre la que su maestro había hablado en algunas ocasiones.
Se trata, sin duda alguna, de un año crucial, en el que el verdadero calibre de los discípulos se pondrá a prueba. […] La actitud con que Ikeda Sensei encaró el fallecimiento de su propio maestro [Josei Toda], el 2 de abril de 1958, constituye un modelo para nosotros ahora.
Los miembros de la Soka Gakkai en aquel entonces sentían, evidentemente, una gran tristeza por la muerte de Toda Sensei. Sin embargo, la determinación de su joven discípulo y la visión del período hasta 1979 que compartió les reconfortaron enormemente y les permitieron focalizarse en el futuro, para avanzar con esperanza, coraje y confianza.
Reflexionando sobre ello, el presidente Harada nos ha animado a releer lo que Ikeda Sensei escribió sobre el desarrollo en períodos de siete años en un ensayo publicado el mes anterior al de su fallecimiento:
El estadista e ingeniero naval japonés Katsu Kaishu (1823-1899), nacido hace exactamente doscientos años, creía en el concepto de los ciclos de cambio de siete años [que había aprendido de pensadores holandeses]. A través de su propia experiencia, había constatado que las tendencias sociales, así como los corazones y las mentes de las personas, sufren cambios importantes cada siete, ocho o diez años.
Aunque con matices distintos, los maestros y discípulos de la Soka también hemos avanzado siguiendo ciclos de siete años –que hemos llamado «siete campanadas»– que nos han permitido culminar cada uno de estos períodos con resonantes campanadas de victoria para el kosen-rufu.
Nichiren Daishonin describe la asamblea de los Bodisatvas de la Tierra sosteniendo que es tan profusa como «la hierba en la llanura de Musashino o los árboles que cubren el monte Fuji».[4] Estoy orando con la expectativa de que nuestra gran comunidad Soka de valores humanos alcance un espléndido desarrollo en el momento de nuestro centenario, como si lo viera reflejado en el brillante espejo de la luna.[5]
Poco más tarde, en su mensaje a la reunión de la sede central para responsables de la Soka Gakkai celebrada el 1 de noviembre, Sensei nos dirigió más palabras de aliento concernientes a los próximos siete años:
El Sutra del loto también afirma que «las semillas de la budeidad germinan como resultado de las circunstancias causales [es decir, de las causas y conexiones externas]».[6] En los siete años que median entre este momento y nuestro centenario (en 2030), pongamos en juego una sabiduría aún mayor para ayudar a la gente a relacionarse con el budismo Nichiren. Hagamos tomar conciencia de su naturaleza de buda a un número de personas aún mayor. Y, con alegría y coraje, hagamos que muchos nuevos amigos se sumen a nuestro castillo de la felicidad, donde podemos brillar juntos con sabiduría y amor compasivo.7]
Sensei no escatimó esfuerzos para hacernos tomar conciencia del carácter decisivo del período que acabamos de iniciar.
Con base en ellos, el presidente Harada reafirma que nuestra lucha por el kosen-rufu mundial es una lucha para expandir nuestro círculo de solidaridad de valores humanos, forjando individuos capaces y ayudando a que más personas entablen conexión con el budismo. Y nos alienta a que, al dedicarnos a ella, grabemos en nuestra vida la orientación que hemos recibido de Ikeda Sensei como su voluntad y –en este «Año de la nueva partida hacia una Soka Gakkai juvenil en todo el mundo»– la despleguemos en inseparabilidad de maestro y discípulo con la determinación de celebrar nuestro centenario con una gran victoria, dentro de siete años.
Sensei no escatimó esfuerzos para hacernos tomar conciencia del carácter decisivo del período [de siete años] que acabamos de iniciar. Con base en ellos, el presidente Harada reafirma que nuestra lucha por el kosen-rufu mundial es una lucha para expandir nuestro círculo de solidaridad de valores humanos.
Además, sabemos que la visión de Ikeda Sensei no se limita a 2030, sino que se extiende mucho más lejos, hacia el futuro del movimiento del kosen-rufu. En un discurso que pronunció en 1997, Sensei compartió las siguientes palabras, que hemos estudiado ya en algunas oportunidades:
Tenemos en el horizonte el siglo XXI, el siglo XXII, el siglo XXIII y el eterno futuro del Último Día de la Ley.[8] La primera mitad del siglo XXI coincidirá con la segunda serie de siete campanadas. Vislumbro que será la época en la que consolidaremos los cimientos de la paz en Asia y en el mundo entero. En la segunda mitad del siglo XXI, pensando en hacer de él un «siglo de la vida», confío en que el respeto a la dignidad de la vida echará raíces como espíritu fundacional de la época y del mundo.
Constatando que esta es una visión bastante clara sobre el modo en que el kosen-rufu se desarrollará en el siglo XXI, dirijo ahora mi atención al siglo XXII. En su primera mitad, espero que se forme un cimiento indestructible que sustente una paz global y estable. Y, sobre este cimiento, vislumbro que en la segunda mitad se producirá el brillante florecimiento de una era de humanismo.
A mediados del siglo XXIII se celebrará el milenario del budismo Nichiren (2253), que marcará el inicio de una nueva fase de nuestro movimiento.
Por supuesto, esto que señalo no son «profecías». Antes bien, son mis determinaciones para el futuro, basadas en mis sinceras oraciones por la paz.[9]
En La nueva revolución humana podemos leer cómo, cuando Sensei presenció el recién levantado Muro de Berlín durante su primera visita a Europa (en octubre de 1961), expresó: «Estoy seguro de que, dentro de treinta años, este muro ya no estará aquí».[10] En cualquier desafío en aras del kosen-rufu, su ejemplo siempre ha sido el de hablar de su convicción y su juramento de hacerlo realidad, lejos de simplemente expresar deseos en vano. Nos ha mostrado que, con su pasión y con el poder de los jóvenes, unidos como uno solo con el maestro, determinaciones por la paz tan profundas como las que acabamos de citar pueden llegar a hacerse realidad.
¡Qué significativo es que vosotros, los jóvenes de la Soka que compartís mi espíritu y estáis unidos por profundos lazos kármicos, hayáis elegido estar aquí en este momento de nueva partida! Mi convicción y mi oración es que, sin falta, haréis sonar las campanas de la esperanza en el triunfo de la paz, hoy y en el futuro.[11]
Esta es una resonante expresión de su esperanza y su confianza en nosotros. Y, subrayándolo nuevamente, no se trata de un mero deseo o predicción, sino de la poderosa determinación de nuestro maestro, que liderará el kosen-rufu eternamente.
Así como él ha demostrado la veracidad de cada palabra –y ha hecho realidad cada visión– de su maestro Josei Toda, demostremos nosotros la verdad de las palabras y la visión de Ikeda Sensei con nuestro propio sudor y esfuerzo. Desafiémonos poderosamente en nuestra revolución humana en este importante período de siete años hacia 2030 y, luego, hacia 2050, cuando completaremos la segunda serie de siete campanadas. ¡Este esfuerzo crucial de los discípulos comienza ahora, en este mes de febrero![12]
Demostremos nosotros la verdad de las palabras y la visión de Ikeda Sensei con nuestro propio sudor y esfuerzo.
[1] ↑ Florecer y dar grano, en END, pág. 952.
[2] ↑ HARADA, Minoru: «Este es el momento de avanzar con espíritu de agradecimiento», Daibyakurenge, enero 2024 (editorial). Disponible en https://ediciones-civilizacionglobal.com/article/avanzar-con-espiritu-de-agradecimiento/
[3] ↑ Las «siete campanadas» se refirieron a una subdivisión del período que mediaba entre la fundación de la Soka Gakkai, en 1930, y 1979 en siete períodos sucesivos de siete años.
[4] ↑ Reseña sobre «La transferencia» y otros capítulos, en END, pág. 954.
[5] ↑ Véase la revista CG, n.º 224, diciembre 2023, sección «Orientación», «Construyamos brillantes fortalezas de felicidad en nuestra vida y en la comunidad».
[6] ↑ SL, cap. 2, pág. 41. Véase también Las propiedades del arroz, en END, pág. 1163.
[7] ↑ Véase la revista CG, n.º 224, diciembre 2023, sección «Orientación», «¡Cambiemos el destino de la humanidad!».
[8] ↑ En Saldar las deudas de gratitud, en END, pág. 773, el Daishonin escribió: «Si el amor compasivo de Nichiren es realmente grande y amplio, Nam-myoho-renge-kyo se propagará durante diez mil años y más aún, por toda la eternidad».
[9] ↑ Daisaku Ikeda pronunció estas palabras en una reunión con representantes de la Soka Gakkai de Kansai realizada en Osaka el 17 de mayo de 1997.
[10] ↑ IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana. Volúmenes 3 y 4, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2010, pág. 391. Como es sabido, el Muro de Berlín, que a algunas personas les llegó a parecer inamovible, terminó cayendo el 9 de noviembre de 1989.
[11] ↑ Ib. nota 7.
[12] ↑ Se puede leer más sobre el significado que el mes de febrero tiene en la Soka Gakkai en este número, sección «Nueva revolución humana».