TIZIANA SCHIAVELLI | VALENCIA

Soy italiana y vivo en Valencia desde hace dos años y medio. La llegada a España resultó dura para mí: fue un poco como empezar de nuevo, no solo en mi vida, sino también en mi compromiso con el kosen-rufu.

Al cabo de unos meses de participar en mi nuevo grupo de diálogo, me ofrecieron apoyar la actividad del Departamento de Mujeres Jóvenes. Entonces, decidí empezar de nuevo desde mí, desde el daimoku y desde mi determinación por el kosen-rufu, volviendo a despertar el juramento que había hecho a Sensei varias veces en mis dieciséis años de práctica. Un día, después de un increíble sufrimiento personal, tras horas de daimoku, de llorar delante del Gohonzon y de un profundo diálogo interior con mi maestro, sentí por fin, por primera vez, que mi misión estaba aquí en España, en Valencia.

Determiné que en los siguientes cien días contactaría y me reuniría con todas las jóvenes que estaban en la lista del grupo pero yo no conocía porque estaban inactivas, fueran miembros o simpatizantes. Había decidido que mi grupo de diálogo fuera alegre, lleno de jóvenes, y que las reuniones fueran alentadoras. Finalmente, me encontré con cada una de ellas en cincuenta días, haciendo coincidir la fecha con el 16 de marzo, ¡el Día del Kosen-rufu!

Pude crear un vínculo con cada una, hasta el punto de que la mayoría empezaron a asistir de nuevo a las reuniones. Llegaron más jóvenes y el grupo en general creció hasta alcanzar una media de veinte participantes al mes.

Además, yo seguía esforzándome en compartir la Ley Mística con personas de mi entorno. Recuerdo que en una reunión de diálogo llegué a tener nueve invitadas que asistían por primera vez. No fue fácil, porque en cada oportunidad era un reto romper mi pequeño yo, que siempre tiende a encerrarse en sí mismo y a pensar en sus propios problemas. El apoyo de las responsables del Departamento de Mujeres fue crucial en este aspecto.

Me animó mucho este fragmento de La nueva revolución humana:

¿Por qué el Daishonin le daba tanta importancia a la propagación? Huelga decir que es el medio para conducir a toda la humanidad a la felicidad absoluta. Pero, esencialmente, porque el gran camino para que cada practicante logre la iluminación en esta existencia yace en esforzarse activamente para propagar el budismo, con el mismo deseo por el kosen-rufu que el propio Daishonin.[1]

Todos estos esfuerzos llevaron a lograr el objetivo de tener responsables de mujeres jóvenes en cada uno de los tres grupos del distrito.

En la Asamblea de la Alegría Soka, en verano, recibieron el Gohonzon tres jóvenes del distrito, dos de ellas en el grupo Benimaclet. En el otro grupo, Castellers, hacía más de un año que como mujer joven solo participaba la responsable. Pero en septiembre surgieron dos nuevas compañeras, y en la Asamblea del Juramento del Kosen-rufu se sumó otra chica. A esta asamblea, en Benimaclet asistieron nada menos que veintiocho personas.

En diciembre he asumido la vicerresponsabilidad del Departamento de Mujeres Jóvenes en la nueva región Mediterránea. Mi compañera de equipo Patricia y yo estamos decididas a vencer junto a Sensei cada día, y a apoyar a todas las mujeres jóvenes de la región para que puedan hacer lo mismo! ¡Muchas gracias!

Asamblea del Juramento de Kosen-rufu del grupo de diálogo Benimaclet, con Tiziana en primer plano

[1]IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana. Volúmenes 13 y 14, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2019, pág. 68.

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