Haciendo de nuestros hogares y comunidades «capitales de la luz tranquila»


Presentamos un extracto de la primera entrega de una nueva serie de escritos de Daisaku Ikeda titulada «El viaje del maestro y el discípulo, brillante de esperanza y victoria».

El Centro Cultural Soka, tras la nevada del mes de enero | Foto: Civilización Global

Tras soportar un invierno de heladas inclementes en la isla de Sado, Nichiren Daishonin escribió: «[D]ondequiera que vivamos y practiquemos el vehículo único [del Sutra del loto], ese lugar será la Capital de la Luz Tranquila».[1]

Mientras se debatía contra toda clase de dificultades y de persecuciones, el Daishonin abrió una vía de esperanza y de victoria, mostrándonos el medio que nos permite superar cualquier circunstancia adversa, con la seguridad de que «el invierno siempre se convierte en primavera».[2]

La clave está en seguir practicando la Ley Mística, tal como somos y en el lugar donde estamos en este momento. Nuestra vida como practicantes que entonamos Nam-myoho-renge-kyo es una torre de tesoros. Nuestros hogares –donde tenemos entronizado el Gohonzon– y nuestras comunidades –donde trabajamos por el kosen-rufu– son «Capitales de la Luz Tranquila».

Mi maestro Josei Toda daba una gran importancia al hecho de asumir nuevas determinaciones en el inicio del año y decidir «¡Este será el año!».

Nosotros, al igual que el vasto universo, poseemos en nuestro interior la inmensa fuerza vital de la Ley Mística, que tiene el poder de transformar todas las cosas positivamente. Sería una terrible lástima que, habiendo adoptado la fe en el budismo Nichiren, no nos percatásemos de ello.

Toda Sensei […] nos exhortaba a alinear nuestra vida con el prodigioso ritmo del universo y a luchar para ofrecer, en el transcurso del año que empezaba, una prueba radiante de nuestra propia revolución humana en la vida cotidiana.

(Traducción del artículo publicado el 4 de enero de 2021 en el Seikyo Shimbun).


[1]Respuesta a Sairen-bo, en END, pág. 332.

[2]Véase El invierno siempre se convierte en primavera, en END, pág. 561.

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