Publicamos la primera entrega de una nueva serie de disertaciones de Daisaku Ikeda, perteneciente a la más amplia serie Iluminando el mundo con el budismo del sol: Crear un siglo de humanismo en que todos puedan brillar.
Largo es
el camino para propagar
la Ley Mística;
alentémonos siempre unos a otros,
y avancemos juntos.
Tengo los más hermosos recuerdos de este poema, que mi maestro Josei Toda –el segundo presidente de la Soka Gakkai– escribió […] en 1955, en el inicio de un nuevo año, para los discípulos que luchábamos a su lado. Está grabado en un monolito que adorna el patio norte de la Sede del Gran Juramento del Kosen-rufu (en Shinanomachi, Tokio), que en noviembre cumplirá su séptimo aniversario.
HACIA LA GLORIOSA CUMBRE DE NUESTRO CENTENARIO
La travesía del kosen-rufu es la aventura de propagar la Ley Mística. Esta ruta concuerda con la transmisión del budismo al oeste, que es el retorno de su esencia desde Japón hasta la India –su tierra de origen–, y su proyección de allí al mundo entero.[1] Cada vez que leo el poema de mi maestro, renuevo la determinación de perseverar en el largo camino del kosen-rufu mundial, eternamente unido a él y a mis camaradas.
Este año es el 90.° aniversario de la fundación de la Soka Gakkai.[2] En el transcurso de nuestra impresionante gesta del kosen-rufu, un camino sin fin, hemos resistido el asedio de tempestuosas adversidades, y hemos escalado montañas tras montañas de dificultades. Ese viaje ha continuado imperturbable en todo el mundo, y hoy finalmente tenemos a la vista la cima gloriosa de nuestro próximo centenario (en 2030).
EL ALIENTO ES UNA EXPRESIÓN DE RESPETO Y DE CONFIANZA
«Alentémonos siempre unos a otros / y avancemos juntos…». Estas palabras del poema de Año Nuevo escrito por el señor Toda son la esencia del budismo, de su práctica y de sus enseñanzas humanísticas.
El aliento no es, de ningún modo, una actividad unidireccional. Es recíproco: alentamos y somos alentados. Como dice el señor Toda, nos infundimos fuerzas y avanzamos juntos.
Y la base del aliento es la confianza, y también el respeto a la otra persona. Para brindar aliento genuino hay que creer sinceramente en la dignidad intrínseca de las personas y en su bondad innata.
Basado en esta poderosa convicción, el presidente Toda alentaba incansablemente a los que vivían abrumados por los sinsabores de su realidad o por el peso de sus sufrimientos kármicos. Para él, cada persona era noble y valiosa porque poseía la naturaleza de buda; con esa conciencia, seguía encendiendo la luz de la esperanza en todos.
Por mi parte, como fiel discípulo del señor Toda, también me he dedicado sin reservas a alentar a los demás.
Encontramos el modelo de este tipo de aliento en el accionar del bodisatva Jamás Despreciar, cuya vida se narra en el Sutra del loto.
El nombre «Jamás Despreciar» significa respetar a los semejantes. Porque respetamos la vida de cada persona que está frente a nosotros, podemos ayudarla a tomar conciencia de su valentía interior y a desplegar su fuerza vital inherente. Además, cuando animamos a otros, también nos sentimos animados. Respetar a los demás fortalece y enriquece sin límites nuestra propia vida.
EL BUDISMO PALPITA EN NUESTRO COMPORTAMIENTO COMO SERES HUMANOS
Nichiren Daishonin escribe: «El corazón de todas las enseñanzas que el Buda expuso a lo largo de su vida es el Sutra del loto, y el corazón de la práctica de este sutra se encuentra en el capítulo “El bodhisattva Jamás Despreciar”. ¿Qué significa el profundo respeto que el bodhisattva Jamás Despreciar sentía hacia todas las personas? El propósito con el cual nació en este mundo el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, yace en su comportamiento como ser humano».[3]
Lo que esto pone de relieve, a mi entender, es que nosotros no solo estamos cumpliendo la misión del kosen-rufu como Bodisatvas de la Tierra,[4] sino que además estamos propagando con entusiasmo la práctica del bodisatva Jamás Despreciar, que es respetar a todas las personas en este mundo saha[5] lleno de tribulaciones, en la época de maldad posterior a la muerte del Buda. Esta clase de comportamiento como seres humanos se refleja exactamente en nuestra acción de alentar a quien tenemos delante; en este compromiso late el corazón de nuestro movimiento de diálogo, basado en el respeto a la dignidad de la vida y a todas las personas.
En el siguiente pasaje que estudiaremos del texto Sobre la profecía del Buda, Nichiren Daishonin traza un paralelo entre él mismo, como devoto del Sutra del loto del Último Día de la Ley, y el bodisatva Jamás Despreciar.
(Continuar leyendo la parte 2/3).
EL BODISATVA JAMÁS DESPRECIAR
Es un bodisatva descrito en el capítulo homónimo (20.º) del Sutra del loto. Este practicante, que en existencias posteriores sería el propio Shakyamuni, vivió a fines del Día Medio de la Ley de un buda llamado Rey del Sonido Imponente. Se inclinaba ante cada persona que tenía delante y decía: «Siento profundo respeto por vosotros. Jamás osaría trataros con desprecio o arrogancia. ¿Y por qué? Porque todos practicaréis el Camino del bodisatva y entonces seréis capaces de conseguir la Budeidad» (SL, cap. 20, pág. 264). Sin embargo, la respuesta de las personas arrogantes era atacarlo con palos y varas, y apedrearlo. El sutra explica que esta práctica fue la causa que le permitió al bodisatva Jamás Despreciar lograr la budeidad.
(Ir al lugar donde se menciona en el texto principal).
[1] ↑ Referencia a la transmisión del budismo hacia el oeste. También se conoce como el retorno del budismo hacia Occidente. Nichiren Daishonin predijo que su budismo del sol se propagaría desde el Japón hacia el oeste, regresando a los países por los cuales se había transmitido originariamente, para luego diseminarse al mundo entero. Véase END, pág. 422.
[2] ↑ N. de E.: este ensayo fue publicado en Japón en enero de 2020.
[3] ↑ END, pág. 893.
[4] ↑ Bodisatvas de la Tierra: Innumerables bodisatvas que aparecen en el capítulo «Surgir de la tierra» (15.°) del Sutra del loto, a quienes Shakyamuni confía la tarea de propagar la Ley después de su muerte. En el capítulo «Poderes sobrenaturales» (21.º), ellos juran difundir la enseñanza del Buda en el mundo saha, y en la época perversa correspondiente al Último Día de la Ley, liderados por el bodisatva Prácticas Superiores.
[5] ↑ Mundo saha: El mundo en que vivimos los hombres, colmado de sufrimientos. A menudo se traduce como «mundo donde se resiste». Saha, en sánscrito, denota la tierra; deriva de una raíz que significa «soportar» o «resistir». Por tal razón, en las versiones en chino de las escrituras budistas, saha se traduce como «resistencia» o «tolerancia». En este contexto, «mundo saha» significa el lugar donde los seres humanos se exponen a padecer sufrimientos.