La práctica del bodisatva Jamás Despreciar proyectada al mundo entero (2/3)


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Bajo su custodia [es decir, bajo la protección de las deidades celestiales y funciones benevolentes, y de bodisatvas numerosos como las partículas de polvo de mil mundos surgidos de la Tierra, el devoto del Sutra del loto], [establecerá y] propagará ampliamente en todas las tierras de Jambudvipa [el mundo entero] el objeto de devoción de la enseñanza esencial, o los cinco ideogramas de Myoho-renge-kyo.[6]

Lo mismo sucedió con el bodisatva Jamás Despreciar, que vivió en el Día Medio de la Ley del buda Rey del Sonido Imponente.[7] Este bodisatva propagó en toda su tierra, a lo ancho y a lo largo, la enseñanza de los veinticuatro ideogramas que comienza diciendo: «Siento profundo respeto por vosotros…» y fue atacado con palos por toda la población.

Los veinticuatro caracteres de Jamás Despreciar y los cinco caracteres de Nichiren son diferentes en cuanto a las palabras, pero concuerdan con el mismo principio. El final del Día Medio del buda Rey del Sonido Imponente y el comienzo de este Último Día de la Ley son exactamente iguales en cuanto al método de transmisión. El bodisatva Jamás Despreciar fue un practicante que estaba en el nivel inicial del regocijo;[8] Nichiren es un practicante común, en el nivel en que se escucha el nombre y las palabras de la verdad.[9]

SER FELICES TAL COMO SOMOS

El presidente Toda explicó este escrito, Sobre la profecía del Buda, en una disertación que dio en enero de 1956, a comienzos de la histórica campaña de Osaka,[10] en el Centro Cívico de Nakanoshima. Asimismo, en su ejemplar personal del Sutra del loto, había subrayado el «Sutra del loto de veinticuatro caracteres»[11] que se menciona en el pasaje anterior.

En su disertación, destacó lo siguiente: «Ni el bodisatva Jamás Despreciar ni el Daishonin adoptaron el aspecto exterior de un buda magnificente, que irradia luz. El Daishonin fue una persona común. El bodisatva Jamás Despreciar fue un practicante en el “nivel inicial del regocijo”, es decir, alguien que recién había empezado a practicar».[12]

En otras palabras, nos estaba diciendo que fuésemos felices tal como somos.

MANTENER LA ALEGRÍA DE LA FE

Un buda del Último Día de la Ley es un ser humano corriente, no un buda resplandeciente con atributos sobrehumanos, de los que mencionan los sutras como medios hábiles. No necesitamos impresionar a nadie, ni darnos aires de superioridad, ni pretender ser diferentes de lo que somos. Somos personas comunes que vivimos en el mundo saha. Y, como tales, somos budas de manera inherente, dotados de suprema dignidad.

Como indica el término «nivel inicial del regocijo», la fe no se mide por el tiempo que llevamos practicando ni por nuestro cargo en la organización. En su disertación Sobre la profecía del Buda, el señor Toda recalcó a los nuevos miembros de Kansai la importancia de mantener siempre fresca y pura la alegría de la fe.

La fe no se mide por el tiempo que llevamos practicando ni por nuestro cargo en la organización. […] el señor Toda recalcó a los nuevos miembros de Kansai la importancia de mantener siempre fresca y pura la alegría de la fe.

SALIR AL ENCUENTRO DE QUIENES NOS RODEAN

Muchos de los que estuvieron ese día escuchándolo se encontraban en grandes dificultades y en circunstancias muy adversas. Algunos incluso vivían con un abatimiento extremo, o habían perdido por completo la confianza en sí mismos. Pero el señor Toda les infundió valor, asegurándoles que lo único que necesitaban era transmitir el budismo a otros con convicción, y que, así, manifestarían sin falta el maravilloso estado de budeidad, como el Daishonin prometía en sus escritos, y gozarían de una felicidad absoluta mediante la fe y la práctica. Su insistencia en que podían lograr la budeidad siendo «grandes personas comunes» conmovió profundamente a esas mujeres y esos hombres sencillos y honestos. Colmados de alegría, salieron a hablar a sus conocidos sobre esta filosofía.

Tomando como inspiración la conducta del bodisatva Jamás Despreciar, se mostraban abiertos a dialogar con toda la gente que conocían, veían o se cruzaba en su camino. Les explicaban que podían resolver sus problemas entonando Nam-myoho-renge-kyo, y que si practicaban el budismo Nichiren iban a ser felices con toda seguridad. Este esfuerzo tenaz en el diálogo abrió el camino para la proeza inmortal que se logró en la campaña de Osaka.

«Es como cuando uno mira un espejo y hace una reverencia: la imagen reflejada también se inclina ante uno».[13] Pusieron en práctica estas palabras del Daishonin –frase que también había subrayado el presidente Makiguchi en su ejemplar del Gosho– y adoptaron la postura de «inclinarse en reverencia», con supremo respeto, ante la naturaleza de Buda de cada persona.

SENSATOS Y FLEXIBLES 

Jamás Despreciar no fue, desde ningún punto de vista, un bodisatva eminente. Tampoco es descrito como un hombre de erudición o de gran sabiduría. Sencillamente, su forma de vivir era respetar a todos los semejantes, declarando: «Siento profundo respeto por vosotros. Jamás osaría trataros con desprecio o arrogancia».[14]

Pero las personas a quienes reverenciaba, lejos de tomárselo a bien, reaccionaban con irritación, con desprecio o con sarcasmo, y lo atacaban por su actitud.

Incluso había quienes le arrojaban piedras o querían apalearlo. Cuando esto ocurría, Jamás Despreciar se alejaba a distancia prudencial y, desde allí, volvía a proclamar con la voz en alto: «¡Todos ustedes llegarán a ser budas sin falta!».

Su actitud era sensata y flexible. Evitaba sabiamente que los ataques de los demás le hicieran daño, pero seguía diciendo lo que debía. No había insulto o agresión verbal que lograra desalentarlo, deprimirlo o volverlo pesimista. Respondía con serenidad y sin perder la compostura; así, pudo continuar día tras día su esfuerzo por llegar al corazón de los demás. En esta conducta tenaz, vemos resplandecer el auténtico humanismo.

LA IMPORTANCIA DEL DIÁLOGO DE VIDA A VIDA

Hoy quisiera hacer hincapié en otro aspecto de Jamás Despreciar que me parece digno de observar con detenimiento.

Es cierto que muchos lo trataban con hostilidad, pero finalmente terminaban reconociendo la verdad de sus palabras. Para decirlo de otra manera, el bodisatva Jamás Despreciar sabía transmitir la esencia del budismo conectándose con la vida de cada persona.

El capítulo «Maestro de la Ley» (10. º) señala que aquel que «puede exponer secretamente el Sutra del loto a una persona, aunque sea una sola frase» es el enviado de El Que Así Llega, el Buda, y está llevando a cabo su labor.[15]

Jamás Despreciar daba lo mejor de sí mismo para enseñar el budismo a la persona que tenía delante. Año tras año se dedicó a buscar incansablemente el diálogo con la gente y a hablar con una persona tras otra. Con esta convicción difundió el «Sutra del loto de veinticuatro caracteres»; es decir, la filosofía humanista de respeto a todas las personas que proclama ese sutra.

(Continuar leyendo la parte 3/3).


[6] ↑ Myoho-renge-kyo se escribe con cinco ideogramas chinos, mientras que Nam-myoho-renge-kyo se escribe con siete (namu o nam se componen de dos caracteres). El Daishonin a menudo usa Nam-myoho-renge-kyo como sinónimo de Myoho-renge-kyo en sus escritos.

[7] ↑ Rey del Sonido Imponente: Buda mencionado en el capítulo «El bodisatva Jamás Despreciar» (20.º) del Sutra del loto. El bodisatva Jamás Despreciar vivió en el Día Medio de la Ley del buda Rey del Sonido Imponente, cuando el budismo se hallaba en declinación y había monjes arrogantes que se valían de su gran autoridad.

[8] ↑ El «nivel inicial del regocijo» y el «nivel en que se escucha el nombre y las palabras de la verdad» se refieren a los estadios iniciales de la práctica que enseña el budismo.

[9] ↑ END, pág. 421. Escrito fechado el 11 de mayo de 1273, mientras el Daishonin residía en Ichinosawa, isla de Sado, donde se hallaba cumpliendo su condena al exilio. En este texto, predice la transmisión del budismo al oeste.

[10] ↑ Campaña de Osaka: En mayo de 1956, los miembros de Kansai, unidos en torno al joven Daisaku Ikeda, quien había sido enviado a ese lugar por el presidente Toda para servirles de apoyo, lograron el ingreso de 11.111 nuevas familias a la Soka Gakkai, como practicantes del budismo Nichiren.

[11] ↑ Sutra del loto de veinticuatro caracteres: Palabras con que el bodisatva Jamás Despreciar elogiaba a todas las personas. Según el capítulo homónimo (20.°) del Sutra del loto, cada vez que se encontraba con un monje. monja, laico o laica, este bodisatva se inclinaba en reverencia y decía: «Siento profundo respeto por vosotros. Jamás osaría trataros con desprecio o arrogancia. ¿Y por qué? Porque todos practicaréis el Camino del bodisatva y entonces seréis capaces de conseguir la Budeidad». Véase El Sutra del loto, cap. 20, pág. 264. Sus palabras, que en la traducción de Kumarajiva al chino se escriben con veinticuatro ideogramas, resumen la enseñanza central del Sutra del loto de que todas las personas pueden lograr la budeidad. Por eso se las conoce como el «Sutra del loto de veinticuatro caracteres».

[12] ↑ TODA, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), vol. 6, Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1986, pág. 487.

[13] ↑ OTT, pág. 165.

[14] ↑ SL, cap. 20, pág. 264.

[15] ↑ En el capítulo «El maestro de la Ley» (10.º) del Sutra del loto se lee: «Si uno de estos buenos hombres y estas buenas mujeres, en la época posterior a mi extinción puede exponer secretamente el Sutra del loto a una persona, aunque sea una sola frase, debes saber que esa persona es el enviado de El Que Así Llega [es decir, el Buda]. Ha sido despachado por El Que Así Llega para llevar a cabo su labor”. Véase SL, cap. 10, pág. 160.

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