Los distritos son las bases de nuestra red de aliento


Presentamos el extracto de un reciente ensayo de Daisaku Ikeda, perteneciente a la serie Nuestra brillante revolución humana. Un tema central del escrito es el crucial papel que juegan los distritos de la Soka Gakkai en el impulso del kosen-rufu, papel que en la SGEs comparten, se podría decir, con los grupos de diálogo.[1]

Aun tras el verano la naturaleza nos deleita con flores: fotografía tomada por Daisaku Ikeda el pasado septiembre, en Tokio | Foto: Seikyo

En el equinoccio otoñal [cuando en Japón es tradición oficiar ceremonias en memoria de los seres fallecidos],[2] ofrecí oraciones solemnes por todos nuestros nobles compañeros que, en vida, lucharon por el kosen-rufu, por los seres queridos de todos ustedes que han fallecido y por quienes han perdido la vida durante la actual pandemia del coronavirus.

También estoy orando por el fin de la pandemia y por la salud y seguridad de cada uno de nuestros miembros en el mundo.

En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, Nichiren Daishonin afirma que cuando entonamos Nam-myoho-renge-kyo, «el rayo de luz del daimoku recorre todo el camino hasta el infierno del sufrimiento incesante y hace posible que [los fallecidos] logren la budeidad allí y en ese momento».[3]

Envolvamos nuestro planeta y toda la humanidad en la calidez y el brillo de la Ley Mística, que con su luz compasiva ilumina las tres existencias del pasado, el presente y el futuro.

Envolvamos nuestro planeta y toda la humanidad en la calidez y el brillo de la Ley Mística, que con su luz compasiva ilumina las tres existencias del pasado, el presente y el futuro.

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Este año se conmemora el nonagésimo aniversario de la publicación del Kachi Ron (Teoría del valor), que abarca el segundo volumen de Soka Kyoikugaku Taikei (El sistema pedagógico de la creación de valor), la obra magna de nuestro fundador Tsunesaburo Makiguchi.

Allí, el maestro Makiguchi señala claramente que el propósito social de la religión es contribuir a la felicidad de la humanidad y hacer del mundo un lugar mejor.[4] Afirma que el objetivo del budismo Nichiren es hacer realidad el ideal de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra»; en otras palabras, ayudar a la gente a ser feliz y a construir la paz. Plantea que el budismo Nichiren está abriendo un camino que supera las estrechas fronteras sectarias y mostrando un rumbo certero para la humanidad en este Último Día de la Ley, época cuyo signo es la confusión filosófica y la inseguridad social.[5]

El maestro Makiguchi señala claramente que el propósito social de la religión es contribuir a la felicidad de la humanidad y hacer del mundo un lugar mejor.

En el verano de 1931, año en que se publicó el Kachi Ron, Makiguchi Sensei viajó a Hokkaido, donde había pasado sus años de formación, y pronunció conferencias sobre la educación en Sapporo e Iwamizawa.

Nuestro fundador solía reunirse a dialogar e interactuar con los líderes intelectuales de su tiempo; entre ellos, Inazo Nitobe [educador cristiano y economista agrario cuya obra Bushido, el alma de Japón lo hizo famoso en Occidente]. Buscaba activamente entablar lazos de amistad con personas de distintas creencias y posiciones sociales para impulsar un movimiento creador de valor. Al mismo tiempo, se esforzó junto con su discípulo Josei Toda, que compartía la misma visión, por sentar las bases de la organización Soka para que pudiera avanzar concretamente hacia el establecimiento de una sociedad pacífica, basada en los principios enaltecedores de la vida presentes en el budismo.

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Como mostraron con sus propias iniciativas los maestros Makiguchi y Toda, el camino seguro hacia la victoria consiste en accionar con perseverancia para abrir caminos de progreso. En la Soka Gakkai, quienes impulsan nuestro avance siempre victorioso en la primera línea son los distritos.

La histórica campaña de Osaka[6] comenzó con una reunión de responsables de distrito firmemente unidos, a comienzos de 1956. Reunidos ante el Joju Gohonzon de Kansai, que lleva la inscripción «Prosperidad de la Gran Ley y cumplimiento de todas las oraciones», leímos juntos estas palabras del Daishonin: «Estoy orando para que el Sutra del loto y las diez demonios [como funciones protectoras del budismo] los protejan a todos, aunque vengan tiempos turbulentos para nosotros; lo hago con el fervor del que busca hacer fuego con leña húmeda o extraer agua de la tierra reseca».[7]

Haciendo propio este espíritu, unimos nuestra oración y juramos como genuinos discípulos de Nichiren Daishonin abrir el camino hacia el logro de lo imposible.

Los responsables de distrito de los departamentos de Mujeres y de Hombres de Kansai asumieron como propios mi espíritu y mi determinación, se pusieron en marcha con tremenda energía y, juntos, abrimos un camino superando todos los obstáculos.

Como mostraron con sus propias iniciativas los maestros Makiguchi y Toda, el camino seguro hacia la victoria consiste en accionar con perseverancia para abrir caminos de progreso.

En el último capítulo del Sutra del loto, el bodisatva Sabio Universal promete cuidar y proteger a los practicantes del Sutra del loto, liberarlos del sufrimiento, infundirles paz espiritual e impedir que las funciones demoníacas se aprovechen de ellos.[8]

También promete alentarlos para que vivan con alegría exultante y puedan dedicarse con cada vez más diligencia a su práctica budista.[9] Por último, jura propiciar la transmisión amplia y universal del Sutra del loto en todo el mundo y asegurar que esta no cese jamás.[10]

Los responsables de distrito de los departamentos de Mujeres y de Hombres están cumpliendo los votos del bodisatva Sabio Universal en los lugares donde llevan a cabo su misión, valorando las palabras del Daishonin: «Le confío la propagación del budismo en su provincia».[11]

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En septiembre de 1956, solo unos pocos meses después de la campaña de Osaka, Toda Sensei me puso al frente de la campaña de Yamaguchi [que comenzaría el mes siguiente].[12]

Cada persona que participó en esa campaña estuvo inspirada por un noble ideal.

Miembros de todo Japón fueron a Yamaguchi para ayudar a hacer realidad esa aspiración. Con el deseo apasionado de trabajar por el kosen-rufu, superaron todos los escollos imaginables y generaron un oleaje de diálogo para abrir nuevos horizontes en nuestro movimiento.

Cuando sus progresos los frustraban, yo los alentaba diciéndoles: «¡Podemos lograrlo! ¡Somos Bodisatvas de la Tierra y nuestra misión es liberar a las personas del sufrimiento!». Y, armados de valor, perseveramos juntos para romper todas las barreras.

Entre octubre de 1956 y enero de 1957, viajé a Yamaguchi en tres oportunidades y pasé allí un total de 22 días. En el curso de nuestra lucha conjunta, nuestra membresía se multiplicó casi por diez y creamos numerosos nuevos distritos.

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¿Por qué pudimos triunfar en tan poco tiempo? Porque valoramos a cada individuo.

Toda Sensei a menudo decía que todo lo que hace falta es encontrarnos con una persona, y que ella escuche lo que tenemos para decirle.

No es una cuestión de números. Todo empieza por dar la máxima prioridad al diálogo de vida a vida y establecer un vínculo con la persona que tenemos frente a nosotros.

Las reuniones de diálogo, en las que podemos interactuar de manera más personal con nuestros compañeros, son la esencia de la Soka Gakkai. Y los distritos son las bases de nuestra red de aliento.

Todo empieza por dar la máxima prioridad al diálogo de vida a vida y establecer un vínculo con la persona que tenemos frente a nosotros. Las reuniones de diálogo, en las que podemos interactuar de manera más personal con nuestros compañeros, son la esencia de la Soka Gakkai.

Nuestros distritos son castillos de humanidad que nutren y expanden la amistad y la confianza en cada comunidad. Son jardines de alegre armonía y de hermosa diversidad, donde brilla el principio sobre la floración de los cerezos, ciruelos, melocotones y albaricoques.[13]

«El distrito es la asamblea sobre el Pico del Águila»: con esta convicción, he venido esforzándome desde mi juventud para hacer que nuestras reuniones de diálogo sean asambleas llenas de esperanza y energía.

Nuestros distritos son castillos de humanidad que nutren y expanden la amistad y la confianza en cada comunidad. Son jardines de alegre armonía y de hermosa diversidad, donde brilla el principio sobre la floración de los cerezos, ciruelos, melocotones y albaricoques.

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En octubre de 1960, en plena Guerra Fría, inicié mi primer viaje al exterior para explorar nuevas rutas en bien del kosen-rufu. Llevaba una fotografía de mi maestro en el bolsillo superior de mi chaqueta. Esa lucha, también, se inició con el aliento personal a cada persona con la que me encontraba y con el establecimiento de un distrito y luego otro.

Pase lo que pase, nuestro movimiento por el kosen-rufu busca crear un oleaje positivo de felicidad individual que permita revitalizar a la humanidad, un oleaje de distritos armoniosos y vibrantes que contribuyan a establecer sociedades prósperas y pacíficas.

Recuerdo un momento inolvidable en noviembre de 1979, en una reunión de la sede central para responsables que celebramos en el Auditorio en Memoria de Josei Toda, en Sugamo, Tokio. En ella relató su experiencia un responsable de gran bloque (actual distrito) de 72 años que vivía en la isla de Teuri, frente a la costa de Hokkaido. Concluyó con un poderoso juramento de seguir dedicándose al kosen-rufu en su comunidad local, con pasión e idealismo incondicionales. En tributo a su impresionante espíritu de lucha, en esa reunión dirigí la «Canción de la dignidad indomable», algo que no había hecho desde mi renuncia como presidente de la Soka Gakkai.

Dirigiendo la «Canción de la dignidad indomable», abriendo un camino hacia la victoria a través de la tormenta (noviembre de 1979, Auditorio en Memoria de Josei Toda, Tokio) | Foto: Seikyo

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Hace siete décadas (en 1951), con pasión juvenil, inicié una labor pionera por el kosen-rufu en el distrito que tenía a mi cargo [el distrito Omori del distrito general Kamata, en Ota, Tokio]. En mi diario, escribí muchas veces sobre mi oración al Gohonzon para que mi distrito fuese el mejor posible.

Hoy, exactamente con ese mismo espíritu, mi esposa Kaneko y yo estamos orando firmemente por cada uno de nuestros distritos de Japón y del mundo.

Mientras ofrezco mi más honda oración por la salud y la larga vida de nuestros admirables responsables de distrito de los departamentos de Mujeres y de Hombres, por la brillante victoria de sus familias, y por la felicidad y la seguridad de los preciosos compañeros de sus distritos, quisiera dedicarles dos poemas:

A nuestros responsables de distrito del Departamento de Hombres:

Pilares dorados de los Bodisatvas de la Tierra
que lideran compartiendo una misma promesa,
¡sea de ustedes la victoria!

A nuestras responsables de distrito del Departamento de Mujeres:

Soles de la Soka
que irradian la luz de la buena fortuna y del beneficio,
¡dancen y brillen por siempre!

Junto a nuestros compañeros de distrito –unidos como «distintas personas con un mismo propósito» y con el apasionado espíritu pionero de los Bodisatvas de la Tierra–, ¡conquistemos nuevos y grandes triunfos para la felicidad de toda la humanidad!

(Traducción del artículo publicado el 23 de septiembre de 2021 en el Seikyo Shimbun).


[1]N. de E.: En Japón, las reuniones de diálogo se celebran tanto a nivel de distrito como de bloque, siendo esta última la unidad organizativa que equivaldría al grupo de diálogo de la SGEs.

[2]Estos servicios recordatorios acostumbran a realizarse durante un período de siete días en ambos equinoccios, de otoño y de primavera. El equinoccio otoñal, que este año cayó en 23 de septiembre, es festivo nacional en Japón.

[3]OTT, pág. 17.

[4]MAKIGUCHI, Tsunesaburo: Soka Kyoikugaku Taikei (El sistema pedagógico de la creación de valor), en Makiguchi Tsunesaburo Zenshu (Obras completas de Tsunesaburo Makiguchi), vol. 5, Tokio: Daisanbunmei-sha, 1982, pág. 356.

[5]Véase ib., pág. 363.

[6]Campaña de Osaka: En mayo de 1956, los miembros de la Soka Gakkai en Kansai, unidos en torno al joven Daisaku Ikeda –quien había sido enviado allí por el presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, para apoyarlos–, celebraron el ingreso de 11 111 nuevas familias a la organización, como practicantes del budismo Nichiren.

[7]La refutación de los actos contra la Ley y la erradicación de las faltas, en END, pág. 466.

[8]Véase SL, cap. 28, pág. 316

[9]Véase ib.

[10]Veáse ib., pág. 318

[11]Las propiedades del arroz, en END, pág. 1163.

[12]Campaña de Yamaguchi: Campaña de propagación que se llevó a cabo entre octubre y noviembre de 1956 y enero de 1957. Por instrucción de Josei Toda, el joven Daisaku Ikeda viajó a la prefectura de Yamaguchi e inició una contienda sin precedentes para activar el desarrollo del movimiento por el kosen-rufu en ese lugar. A finales de septiembre de 1956, justo antes de que comenzara la campaña, apenas 459 familias de Yamaguchi pertenecían a la Soka Gakkai. Al término de enero de 1957, ese número se había elevado a 4073 familias, casi diez veces más.

[13]Véase OTT, pág. 200.

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