Todo comienza por una oración imbuida del juramento… (3/3)


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Si los creyentes laicos y su maestro oran con diferente actitud, su oración será tan vana como tratar de encender fuego sobre el agua. Aunque oren con un mismo propósito, tampoco obtendrán respuesta si reinciden en el error de atacar las enseñanzas mayores con enseñanzas menores. Con el tiempo, tanto el maestro como sus seguidores laicos caerán en la ruina.[35]

LA ESENCIA DEL BUDISMO NICHIREN

El tercer pilar es la oración imbuida del juramento de maestro y discípulo.

Maestro y discípulo orando con un juramento compartido por el kosen-rufu: esta es la esencia del budismo Nichiren.

En Los ocho vientos, el Daishonin exhorta a Shijo Kingo a vivir como una persona sabia, evitando ser arrastrado por los «ocho vientos»[36] que perturban la práctica del budismo.[37]

En el pasaje que estamos estudiando, recalca la importancia de que maestro y discípulo tengan un mismo propósito al superar la adversidad y transformar el karma.

Las oraciones de maestro y discípulo unidos en espíritu son invencibles.

En concreto, esto significa entonar Nam-myoho-renge-kyo con espíritu de búsqueda, preguntándonos qué haría nuestro maestro, y asumiendo la decisión de que este es el momento de ponernos en pie como discípulos.

En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el Daishonin afirma:

[Con respecto al término «lanzar el rugido del león» (en japonés, sa shishi ku):] El primer shi [que significa “maestro”] de la palabra shishi o “león” es la Ley prodigiosa que transmite el maestro. El segundo shi [que significa “hijo”] es la Ley prodigiosa que reciben los discípulos. El “rugido” (ku) es el sonido del maestro y el discípulo que oran al unísono.[38]

En el budismo Nichiren, el verdadero rugido de león es entonar Nam-myoho-renge-kyo con fe basada en la inseparabilidad de maestro y discípulo. Eso nos permite poner en juego libremente la sabiduría y la fuerza incalculables que poseemos de manera inherente.

Los presidentes Makiguchi y Toda obraron de pleno acuerdo con la enseñanza del Daishonin, basados su oración en el juramento compartido de maestro y discípulo y abriendo el camino del kosen-rufu con su abnegada dedicación a propagar la Ley Mística.

IMBUIR NUESTRAS VIDAS DEL ESTADO DE BUDEIDAD

Toda Sensei dijo: «Debemos esforzarnos en la fe, llenando nuestra vida de daimoku, que es la vida misma del Daishonin; debemos grabarlo en nuestro corazón e imbuir nuestras vidas de él, día tras día, para que cada una de nuestras actividades se convierta en un acto de amor compasivo».[39]

¿Qué deseamos? ¿Por qué cosas estamos orando? ¿Cuál es el juramento que nos motiva en el nivel más profundo? Nuestra disposición interna fundamental es lo que define quiénes somos. Necesitamos impregnar nuestras vidas del juramento del kosen-rufu, el juramento de maestro y discípulo. La esencia de la Soka Gakkai yace en enseñar la fe sustentada en el lazo directo entre maestro y discípulo. Esta fe nos permite tomar conciencia de nuestra verdadera identidad como Bodisatvas de la Tierra[40] y activar nuestra budeidad intrínseca.

Como discípulo, siempre estuve completamente unido a mi maestro, el señor Toda, y me entregué sin reserva a la fe de acuerdo con su orientación. Nuestros miembros de Japón y del mundo están manteniendo el espíritu de maestro y discípulo que los presidentes Makiguchi y Toda y yo hemos mostrado. Están trabajando juntos con el compromiso de cumplir su juramento como Bodisatvas de la Tierra. Por eso la Ley Mística se ha propagado tan ampliamente.

RECORRER ETERNAMENTE EL GRAN CAMINO DE LA INSEPARABILIDAD DE MAESTRO Y DISCÍPULO

El pasaje de Los ocho vientos antes citado dice que, por muy sinceras que sean las oraciones de un mentor y de sus seguidores –del maestro y los discípulos–, estas declinarán si no se fundamentan en el Sutra del loto, la enseñanza de la iluminación universal.

¡Qué espléndido es que los miembros de la Soka Gakkai, con una oración basada en el Sutra del loto, podamos vivir recorriendo un camino que conduce a la victoria del maestro y los discípulos!

La mayoría de los miembros que lucharon a mi lado en la campaña de Osaka habían comenzado a practicar el budismo Nichiren recientemente. Con ellos, compartí este pasaje: «[P]ara que las oraciones sean eficaces y los desastres desaparezcan de la tierra, también hacen falta tres cosas: un buen maestro, un buen creyente y una buena enseñanza».[41]

Cuando convergen una buena enseñanza y un buen maestro –indica el Daishonin–, la clave para erradicar de la tierra los desastres es que nosotros seamos buenos discípulos. Señala: «Mientras [los seguidores de Nichiren] estén junto con él, llegarán a la tierra de los tesoros [es decir, lograrán la budeidad]. Pero si no están junto a él, caerán en la gran fortaleza del infierno Avichi [el infierno del sufrimiento incesante]».[42] «Junto con él», en esta frase, denota un estado de vida en el que estamos siempre unidos con el Daishonin. Expresa la resolución de avanzar siempre junto con nuestro maestro. De esta forma, alcanzaremos un estado de vida igual al del Buda. «Cada mañana nos levantamos con el Buda, y cada noche concluimos la jornada con el Buda».[43]

El budismo Nichiren lleva el camino de maestro y discípulo a un nivel más profundo, ya que revela la inseparabilidad entre ambos. Y la misión del discípulo es cumplir el juramento que ha compartido con su maestro desde el tiempo sin comienzo.

EL JURAMENTO DE MAESTRO Y DISCÍPULO ES «ESTABLECER LA ENSEÑANZA CORRECTA PARA ASEGURAR LA PAZ EN LA TIERRA»

El cuarto pilar es la oración dirigida a «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra».

En el pasaje que, como mencioné antes, compartí con los miembros durante la campaña de Osaka, encontramos las palabras «para que […] los desastres desaparezcan de la tierra».[44] Nuestra misión es crear un mundo donde todos los seres puedan vivir en paz y en condiciones seguras.

Nuestras oraciones se cimentan en la acción para hacer realidad el ideal postulado por el Daishonin de establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra y en el mundo entero. Hablamos aquí de las oraciones de personas valientes, resueltas a transformar el destino de la humanidad. Este es el verdadero significado de orar imbuidos del juramento de maestro y discípulo.

El punto de partida para «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra» es la oración que nos hace tomar conciencia de la grandeza de nuestra propia vida.

El Daishonin afirma: «Gran alegría es lo que uno experimenta cuando comprende, por primera vez, que hemos sido entidades del Buda, desde el mismísimo comienzo. Nam-myoho-renge-kyo es la mayor de todas las alegrías».[45] En el budismo Nichiren, la oración nos abre los ojos a la verdad de que nuestra mente, nuestra vida, siempre ha sido un buda. En otras palabras, comprendemos la realidad suprema de que nuestras vidas, en su nivel más esencial, son verdaderamente nobles, fuertes y sabias. Este es el propósito de nuestras oraciones.

Cuando oramos basados en la Ley Mística brindamos felicidad a nosotros y a los demás. No solo oramos para despertar a la dignidad de nuestra vida, sino también para permitir a otros que lo hagan.

En su tratado Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra, el Daishonin escribe: «Si a usted le importa su seguridad personal, debe ante todo orar por el orden y la tranquilidad en los cuatro sectores del territorio, ¿no lo cree así?».[46] Inspirémonos unos a otros a ser personas que oren por la felicidad de los demás y que trabajen para traer paz y seguridad a la sociedad.

Ayudando a que una persona tras otra experimente la alegría de desplegar su potencial supremo, estamos expandiendo nuestro movimiento de respeto a la dignidad de la vida. ¡Qué maravilloso es esto!

El célebre violinista Yehudi Menuhin (1916-1999) se interesó mucho en el budismo Nichiren y en el sonido y el ritmo del daimoku. Le recuerdo diciéndome que le parecía muy inspirador que el budismo reconociese la divinidad, o budeidad, en las personas comunes, y ensalzó la asombrosa fe en el ser humano que caracterizaba a la filosofía budista.[47] Nuestro orgullo como miembros de la Soka Gakkai dedicados a hacer realidad el ideal del Daishonin de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra» es creer de todo corazón en el potencial de todas las personas. Una transformación interior en la vida de un solo individuo puede dar lugar a un cambio que redunde en el mejoramiento de la sociedad. Lo importante es nuestra certeza de que podemos transformar nuestras vidas.

El maestro Toda expresó así su rotunda determinación: «Por enormes que sean las dificultades que surjan, jamás abandonaré el gran juramento del kosen-rufu».

Este es el espíritu de los maestros y discípulos de la Soka. Con esa noble decisión, Toda Sensei luchó sin descanso y sentó las bases del magnífico desarrollo actual del kosen-rufu.

Establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra es el afán de hacer que el sol de la esperanza se eleve en las vidas de quienes están abrumados por el dolor y la desesperanza. Cuando hacemos que el sol ascienda en nuestro corazón, podemos ayudar a otros a hacer lo mismo. En cualquier tiempo o lugar, la oración y la acción basadas en el juramento del kosen-rufu liberan un infinito efecto en cadena de alegría y de esperanza.

ORACIONES PARA TRANSFORMAR EL DESTINO DE LA HUMANIDAD

El Daishonin también escribe: «[L]o que permite a las deidades del Sol y de la Luna no apartarse de sus órbitas alrededor de los cuatro continentes[48] es el poder de la Ley budista».[49] Nam-myoho-renge-kyo es la ley primordial que permea la vida y el universo. Por eso, cuando entonamos Nam-myoho-renge-kyo, nuestra vida se fusiona con esta ley universal y podemos crear un valor que conduce a la felicidad. Extraemos esperanza y hacemos grandes contribuciones en aras de construir un mundo más seguro y pacífico. Este es el poder de nuestras oraciones como miembros de la Soka Gakkai.

UNA RED DE BODISATVAS DE LA TIERRA

Así como el sol dorado se eleva para disipar la penumbra, el sonido de nuestras voces que entonan Nam-myoho-renge-kyo hace que nuestra vida brille más y más, y palpite con creciente energía. Nos llena de una fuerza vital tan grande como el vasto e ilimitado universo.

En nuestra marcha hacia el centenario de la Soka Gakkai, cada preciado día entonemos un daimoku resonante, el gran sonido de la esperanza infinita, mientras expandimos con dinamismo nuestra red de personas conscientes de su identidad como Bodisatvas de la Tierra.

Sigamos trabajando para crear un mundo de esperanza, que represente el ideal del Daishonin de establecer la enseñanza correcta para la paz de la tierra. ¡Tengamos convicción en la victoria continua del maestro y los discípulos!

(Traducción del artículo publicado en la edición de febrero de 2021 de Daibyakurenge).


[35]Los ocho vientos, en END, pág. 835. En esta carta, fechada en 1277, Nichiren Daishonin enseña a Shijo Kingo que la persona sabia es la que no se deja influenciar en presencia de los «ocho vientos», que, por tal razón, será protegida por las deidades celestiales. En ese momento, Shijo Kingo había rehusado aceptar un traslado a otras tierras, y sus colegas samuráis estaban utilizando esta situación para desacreditarlo ante su amo.

[36]Ocho vientos: Ocho condiciones que impiden avanzar por el camino correcto hacia la iluminación. Según el Tratado sobre el «Sutra del nivel de la budeidad», los ocho vientos son: prosperidad, decadencia, deshonra, honor, alabanza, censura, sufrimiento y placer. A menudo las personas son afectadas por su apego a la prosperidad, el honor, el elogio y el placer (colectivamente llamados «cuatro vientos favorables») o por su aversión a la decadencia, la deshonra, las críticas y el sufrimiento («cuatro vientos adversos»).

[37]El Daishonin escribe: «Los sabios merecen ese nombre porque no viven a merced de los ocho vientos: prosperidad, decadencia, deshonra, honor, alabanza, censura, sufrimiento y placer. No los exalta la prosperidad ni los aflige la decadencia. […] Las deidades celestiales sin falta protegerán a aquel que no se incline ante los ocho vientos» (Los ocho vientos, en END, pág. 834).

[38]Véase OTT, pág. 111.

[39]TODA, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), vol. 3, Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1983, pág. 44.

[40]Bodisatvas de la Tierra: Innumerables bodisatvas que aparecen en el capítulo «Surgir de la tierra» (15.°) del Sutra del loto, a quienes Shakyamuni confía la tarea de propagar la Ley después de su muerte.

[41]La forma de lograr la Budeidad mediante el «Sutra del loto» para aquellos que aspiran al Camino por primera vez, en END, pág. 922.

[42]OTT, pág. 78.

[43]Ib., pág. 83.

[44]La forma de lograr la Budeidad mediante el «Sutra del loto» para aquellos que aspiran al Camino por primera vez, en END, pág. 922.

[45]OTT, págs. 211-212.

[46]Sobre el establecimiento de la enseñanza verdadera para asegurar la paz en la tierra, en END, pág. 25.

[47]De un artículo publicado en el Seikyo Shimbun del 7 de abril de 1992.

[48]Cuatro continentes: Continentes situados al este, oeste, norte y sur del monte Sumeru, la elevación que, de acuerdo con la cosmología antigua de la India, se erige en el centro del mundo. Son Purvavideha en el este, Aparagodaniya en el oeste, Uttarakuru en el norte y Jambudvipa en el sur.

[49]La consagración de una imagen del buda Shakyamuni hecha por Shijo Kingo, en END, pág. 719.

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