Treinta años de independencia espiritual


Orientación para la SGEs


En el mes de noviembre, la Soka Gakkai celebra su fundación, el 18 de noviembre de 1930. Encontramos referencias a este acontecimiento auspicioso al inicio de la disertación de Daisaku Ikeda publicada en la sección «Estudio mensual» de este número.[1] En ella leemos sobre otro significado de la fecha: «El 18 de noviembre de 1944, el maestro Makiguchi falleció en una fría celda en la cárcel».[2] Es importante que este hecho, desencadenado por el desempeño de la naturaleza demoníaca de la autoridad, no sea olvidado. Y, si bien tiene una componente indudablemente luctuosa, podemos recordarlo con la conciencia de aquello a lo que, de alguna manera, dio pie:

En torno a esas fechas, por significativa coincidencia, su sucesor Josei Toda, quien había estado leyendo con todo su ser el Sutra del loto en su propia celda, despertó a su identidad como Bodisatva de la Tierra. […] Gracias a esta revelación de Toda Sensei, la Soka Gakkai asumió su verdadero papel como organización de valores humanos dedicados a la práctica del bodisatva, cumpliendo así el deseo de Makiguchi desde su fundación.[3]

De manera similar, en este penúltimo mes del año en la Soka Gakkai rememoramos otra fecha en la que, en 1991, se produjo una nueva manifestación de las funciones que tratan de obstruir el avance del kosen-rufu, que la Soka Gakkai transformó en una oportunidad para impulsarlo con mayor vigor y amplitud todavía. Nos referimos al 28 de noviembre. Que hayan transcurrido tres décadas desde este episodio nos anima a profundizar nuestra comprensión del mismo, examinándolo en el marco de la historia del budismo Nichiren.

Nos referimos al 28 de noviembre [de 1991]. Que hayan transcurrido tres décadas desde este episodio nos anima a profundizar nuestra comprensión del mismo.

Con posterioridad a la época de Nichiren Daishonin (1222-1382), su espíritu y el de su sucesor Nikko Shonin (1246-1333) se perdió gradualmente dentro del clero de la Nichiren Shoshu. Pese a ser sus supuestos herederos, los sacerdotes llegaron a dar más importancia al mantenimiento de su estatus que a proteger el budismo del Daishonin, haciendo de su interés particular una prioridad.

De este modo, el clero abandonó la misión del kosen-rufu. Llegó a crear doctrinas dirigidas a justificar una posición arrogada de autoridad e incluso superioridad, considerando a los creyentes laicos una mera fuente de donativos para su subsistencia. De esta manera, la Nichiren Shoshu se convirtió en una agrupación que, si bien aparentemente defendía el budismo del Daishonin, de hecho actuaba en contra de sus enseñanzas, representando una viva imagen del pasaje del Gosho que afirma: «aunque […] aferran los rollos de sus textos, actúan contra el propósito del sutra».[4]

En la década de 1970, la Soka Gakkai inició un período de nuevo avance, caracterizado por acciones sustantivas para promover el kosen-rufu en todo el mundo. Estas incluyeron la consolidación de las organizaciones de la Soka Gakkai en varios países –de hecho, es en esa época cuando llegaron los pioneros de la SGEs a las islas Canarias–; la celebración de intercambios interculturales y de diálogos interreligiosos; y el desarrollo de programas de estudio de las enseñanzas del budismo Nichiren. El clero, sin embargo, reaccionó negativamente a estos esfuerzos, y tomó una serie de acciones en contra de la Soka Gakkai que se han englobado en el término «primer problema creado por el clero». Estas incluyeron acusaciones falsas como la de «faltar al respeto a los sacerdotes y a los templos». Alrededor de 1977, esta crítica, caracterizada por afirmaciones tan escandalosas como infundadas, pasó a ser constante.

El clero, centrado en su supervivencia y sus intereses, no tenía la capacidad de comprender ni de apreciar los grandes y variados esfuerzos que la Soka Gakkai estaba realizando por el kosen-rufu mundial, la voluntad de Nichiren Daishonin. Para preservar su atávica autoridad intentó, simple y llanamente, impedir el progreso.

La esencia de la cuestión se puede describir de la siguiente manera: el clero, centrado en su supervivencia y sus intereses, no tenía la capacidad de comprender ni de apreciar los grandes y variados esfuerzos que la Soka Gakkai estaba realizando por el kosen-rufu mundial, la voluntad de Nichiren Daishonin. Para preservar su atávica autoridad intentó, simple y llanamente, impedir el progreso de la Soka Gakkai.

Con el ascenso de Nikken al puesto de sumo prelado, el desprecio del clero hacia los creyentes laicos se hizo aún más fuerte, y los sacerdotes comenzaron a ver a la Soka Gakkai y su presidente Daisaku Ikeda como enemigos. En 1990 idearon y pusieron en acción en secreto un plan para desvincularse de la organización, que llamaron «Operación C» (por cut, «cortar»en inglés); hasta que, el 28 de noviembre de 1991, la Nichiren Shoshu envió a la Soka Gakkai una «Notificación de excomunión», absolutamente irrelevante desde el punto de vista legal. Estos eventos se conocen como el «segundo problema creado por el clero».

Como medida de presión, fallida, la Nichiren Shoshu dejó de otorgar el Gohonzon a los miembros de la Soka Gakkai. Este intento de uso del objeto de devoción para mantener a los practicantes como rehenes constituyó un claro ejemplo de represión religiosa.

En el epílogo de La nueva revolución humana, Ikeda Sensei escribió sobre ello:

En un proceso de autoritarismo cada vez más extremo, [los sacerdotes de la Nichiren Shoshu] adoptaron una política de discriminación inaudita contra los laicos e intentaron crear un sistema de control que sometía a los creyentes a la autoridad del clero presidido por el Sumo Prelado. Este giro constituyó una traición al espíritu del Daishonin y una violación a las enseñanzas budistas, que proclamaron desde siempre la dignidad de la vida y la igualdad entre todas las personas.

Semejantes abusos, si no eran rectificados, podían distorsionar irreparablemente los principios esenciales del budismo Nichiren y convertirlo en lo opuesto a una filosofía para la felicidad y la paz de todas las personas. Ante ese panorama, la Soka Gakkai se puso de pie, unida por la consigna «¡Volvamos al espíritu de Nichiren Daishonin!», y confrontó las desviaciones del clero con el espíritu de promover una reforma religiosa. Aun cuando la Soka Gakkai era la organización que estaba impulsando el kosen-rufu exactamente de acuerdo con la visión del Daishonin, la respuesta de la Nichiren Shoshu fue emitir una orden de disolución e, inmediatamente después, un anuncio de excomunión masiva.

El 28 de noviembre de 1991, cuando la Nichiren Shoshu notificó esta medida, se convirtió en el Día de la Independencia Espiritual de la Soka Gakkai y fue la fecha en que sus miembros pudieron liberarse del yugo opresivo del clero. A partir de entonces, desaparecieron los oscuros nubarrones que se cernían sobre el futuro y, de un día para el otro, se despejó por completo el camino hacia el kosen-rufu mundial. Para la Soka Gakkai, fue el amanecer de una nueva era que le permitió alzar vuelo hacia el siglo XXI como un verdadero movimiento religioso global.[5]

Este nuevo comienzo del kosen-rufu mundial incluyó la revitalización de la Soka Gakkai de España a partir de 1991, transformando una crisis en la que las maniobras de la escuela Nikken parecían haberla condenado a desaparecer en el punto de partida de una etapa de desarrollo genuino.

En 2005, Nikken finalmente renunció a su cargo de sumo prelado y le sucedió Nichinyo; pero las distorsiones en el seno de la escuela siguieron incrementándose, y hoy violan absolutamente las enseñanzas del budismo Nichiren.

Desde su independencia espiritual hasta hoy, la Soka Gakkai ha impulsado la reforma religiosa y elevado el vuelo como religión global. Y, en el actual período de transformación para la humanidad, da la bienvenida a una nueva etapa de «descartar lo transitorio y revelar lo verdadero».[6]

Con la decisión de construir un porvenir esperanzador a través de nuestros esfuerzos en el instante actual, este mes celebramos el significativo 10.º aniversario del establecimiento del 20 de noviembre como Día del Departamento Futuro de la SGEs.

Con esta determinación, en las asambleas conmemorativas del 60.º aniversario que celebramos el 17 de octubre en la SGEs nos determinamos a seguir creando y escalando montañas en el camino hacia 2030, centenario de la fundación de la Soka Gakkai. Culminada nuestra magnífica campaña «Cien mil diálogos de esperanza», queremos seguir dialogando, aún más. Vamos a brindar aún más esperanza, invitando a conversar a un amigo tras otro, y confirmando la enseñanza del capítulo «Los beneficios de responder con alegría» (18.º) del Sutra del loto, que expone «los beneficios incalculables que llegan hasta la quincuagésima persona que se regocija al escucharlo».[7] El solo hecho de hablar con alguien sobre la grandeza de la fe es una forma admirable de transmisión budista porque, cuando actuamos así, estamos implantando en nuestra vida y en la vida de la otra persona la causa para gozar de enormes beneficios y buena fortuna.

Con la decisión de construir un porvenir esperanzador a través de nuestros esfuerzos en el instante actual, este mes celebramos el significativo 10.º aniversario del establecimiento del 20 de noviembre como Día del Departamento Futuro de la SGEs (en 2011).[8] Lo hacemos bajo el lema «Despleguemos las alas de la esperanza hacia la victoria».

Con una vibrante oración por el éxito de esta celebración, ¡«sigamos esgrimiendo una sólida filosofía y trabajando por la felicidad de los semejantes y el mejoramiento de la sociedad»,[9] tal como nos propone Ikeda Sensei –quien este 20 de octubre ha mantenido un entrañable encuentro con alumnos del Colegio de Educación Primaria Soka de Kansai– en este preciso momento!

En el Centro Cultural Soka se custodia una «cápsula del tiempo» en la que, en enero de 2015, miembros del Departamento Futuro introdujeron expresiones de sus sueños y determinaciones para el año 2030, centenario de la Soka Gakkai | Foto: Civilización Global

[1]Entrega 1/3.

[2]Ib.

[3]Ib.

[4]Carta a Niike, en END, pág. 1071.

[5]IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, Vol. 30, Parte 2, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2021, pág. 293.

[6]Véase Civilización Global, n.º 197, septiembre 2021, «Este mes».

[7]Véase SL, cap. 18, págs. 243 y ss. Este pasaje del sutra asegura que, en una cadena de transmisión de cincuenta niveles sucesivos, la quincuagésima persona que escucha el sutra con alegría recibe beneficios igualmente inmensos.

[8]El 20 de noviembre es el Día Universal del Niño.

[9]IKEDA, Daisaku: «Una red de “flores humanas” que ejemplifique la armonía en la diversidad», editorial de Daibyakurenge, noviembre de 2021.

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