Una filosofía de vida generadora de esperanza para el mundo real (2/3)


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Cuando en distintos momentos observamos la faz de una persona, a veces la encontramos feliz; a veces, furiosa; en ocasiones, serena. En ciertas circunstancias, el rostro humano expresa codicia; en otras, necedad, y en otras, perversidad. El odio corresponde al estado de infierno; la codicia, al de las entidades hambrientas; la estupidez, al de los animales; la perversidad, al de los asuras; la alegría, al de los seres celestiales; la calma, al de los seres humanos. […] El hecho de que todo en este mundo sea transitorio nos resulta muy claro. ¿No es porque los estados de los dos vehículos [los estados de los que escuchan la voz y de los que toman conciencia de la causa] están presentes en el mundo humano? Hasta un villano desalmado ama a su esposa y a sus hijos. Él, también, posee dentro de sí una parte del estado de bodisatva. La budeidad es el estado más difícil de demostrar. […]
.
Si las personas comunes nacidas en la última época pueden creer en el Sutra del loto es porque, en el estado de humanidad, existe el estado de budeidad».[5]

LOS DIEZ ESTADOS DE LA VIDA QUE TODOS POSEEMOS

Este pasaje pertenece a uno de los escritos principales de Nichiren Daishonin, El objeto de devoción para observar la vida, redactado durante su exilio en la isla de Sado.[6]

En una parte anterior de este mismo tratado, el Daishonin afirma que «observar la vida» significa ver o reconocer los diez estados en nuestro propio ser. Prosigue explicando que, en el Último Día de la Ley, la práctica para observar la vida orientada al logro de la iluminación consiste en entonar Nam-myoho-renge-kyo con fe en el Gohonzon, el objeto de devoción de la enseñanza esencial del Sutra del loto.

En el pasaje que estamos tratando, responde con una explicación accesible al cuestionamiento por parte de un interlocutor hipotético a quien le resulta difícil creer que los diez estados están presentes en su vida.

Esos diez estados son condiciones o expresiones de la vida. Pueden dividirse en dos categorías: los seis caminos –los estados del infierno, las entidades hambrientas, los animales, los asuras, los seres humanos y los seres celestiales, estados que los seres comunes sujetos a la ilusión repetimos en existencia tras existencia– y los cuatro estados nobles –de los que escuchan la voz, los que toman conciencia de la causa, los bodisatvas y los budas, estados iluminados que pueden manifestar los que se dedican a la práctica budista–.

Los sutras anteriores al Sutra del loto trataban los diez estados como condiciones o ámbitos separados, y sostenían que los practicantes de los dos vehículos (los que escuchan la voz y los que toman conciencia de la causa) no podían lograr la iluminación. El deseo más profundo del Buda –la iluminación de todos los seres vivientes– no podía alcanzarse mediante tales enseñanzas, que tornaban imposible manifestar la budeidad durante la existencia en curso.

En cambio, el Sutra del loto enseña que todos los seres pueden lograr la iluminación. Esto presupone que los seres de los diez estados, desde el infierno hasta la budeidad, poseen en sí mismos el potencial de los diez estados. T’ien-t’ai,[7] basado en este principio de la «posesión mutua de los diez estados»,[8] formuló su doctrina sobre los «tres mil aspectos contenidos en cada instante vital».[9]

Ya que estas ideas representaban un giro radical con respecto a las enseñanzas anteriores al Sutra del loto, el interlocutor en este escrito expresa sus objeciones, diciendo al Daishonin: «[U]sted parece decir que el fuego es agua, o que lo negro es blanco. Aunque se trata de las enseñanzas del Buda, me resultan difíciles de aceptar».[10] Ciertamente, desde la perspectiva de quien solo ha conocido aquellas enseñanzas anteriores, la idea de que no solamente el estado de vida del bodisatva es inherente a la vida de los seres humanos, sino también la budeidad, no resulta fácil de asumir.

UN TORBELLINO DE EMOCIONES EN CONSTANTE FLUCTUACIÓN

Primero, el Daishonin aborda los seis caminos, explicando esas condiciones de vida desde la perspectiva de los sentimientos y emociones que experimentamos cotidianamente, como la alegría (del estado de los seres celestiales), la furia (del infierno), la calma (de estado de los seres humanos), la codicia (del de las entidades hambrientas), etc. En mayor o menor medida, vivimos sujetos a un torbellino de emociones fluctuantes. Si determinadas situaciones disparan en nosotros ese tipo de respuestas emocionales, es porque tenemos dentro la capacidad potencial de experimentarlas.

A diferencia de los seis caminos inferiores, los cuatro estados nobles no son tan fáciles de suscitar. El Daishonin explica que el estado de los que escuchan la voz y el de los que toman conciencia de la causa se evidencian en la clara conciencia de que todas las cosas de este mundo son transitorias. Entonces prosigue diciendo que hasta un villano desalmado ama a su esposa y a sus hijos y representa, en tal sentido, «una parte» del estado de bodisatva. Pero –aclara– el estado más elevado, el de la budeidad es el «más difícil de demostrar».[11] Es el más difícil de manifestar y explicar.

Estoy seguro de que muchos de ustedes, cuando se preparan para los exámenes de estudio o cuando transmiten el budismo a otras personas, consideran profundamente cómo hacer para exponer que el estado de budeidad es inherente a la vida humana.

PODER CREER EN LA LEY MÍSTICA ES PRUEBA DE NUESTRA BUDEIDAD INTRÍNSECA

¿Cuál es la explicación que ofrece el Daishonin? Escribe: «Si las personas comunes nacidas en la última época pueden creer en el Sutra del loto [Nam-myoho-renge-kyo] es porque, en el estado de humanidad, existe el estado de budeidad».[12] El hecho mismo de que las personas comunes en el Último Día de la Ley puedan tener fe en el Sutra del loto demuestra que el estado de budeidad es inherente al estado de los seres humanos.

El Sutra del loto es una enseñanza predicada de acuerdo con la propia mente del Buda,[13] en la que revela directamente la verdad con respecto a la cual se iluminó. Es la gran enseñanza para la iluminación de todas las personas, sin dejar a nadie atrás. A través del principio de «sustituir la sabiduría por la fe»,[14] creer en el Sutra del loto equivale a comprender la verdad de que la sabiduría del buda existe en nosotros de manera inherente. En el budismo Nichiren, creer en el Sutra del loto es lo mismo que abrazar la Ley Mística, lo cual, en sí mismo, es revelar el estado de budeidad.

Ahora, consideremos desde dos puntos de vista la afirmación del Daishonin de que «las personas comunes nacidas en la última época pueden creer en el Sutra del loto».[15]

En la primera perspectiva, el foco recae en la época del Último Día de la Ley. Esta se describe como una «época de disputas y de conflictos en que la Ley pura se oscurecerá y se perderá».[16] En un período así, ¡qué maravilloso es conocer la enseñanza verdadera del Buda!

En la segunda perspectiva, el foco se pone en la enseñanza que puede beneficiar a las personas comunes en el Último Día de la Ley. ¿Cómo se puede guiar a la budeidad a todos los seres del Último Día de la Ley, muchos de los cuales –dice el Daishonin– no han creado una relación con el Buda en existencias pasadas y carecen de capacidad suficiente para entender el Sutra del loto?

ABRIR EL CAMINO HACIA LA ILUMINACIÓN EN BIEN DE TODOS

El Daishonin tomó conciencia de la Ley de Nam-myoho-renge-kyo, la Ley fundamental para el logro de la iluminación, y la estableció como enseñanza esencial para el Último Día. El daimoku de Nam-myoho-renge-kyo es la semilla de la budeidad que permite a todas las personas llegar a ser budas. Al abrazar la Ley Mística, las personas comunes del Último Día de la Ley –incluso las que carecen completamente de «buenas raíces» o buenas causas generadas en sus existencias pasadas– pueden revelar el estado de budeidad inherente y alcanzar la iluminación.

De tal manera, la referencia del Daishonin a las «personas comunes nacidas en la última época que pueden creer en el Sutra del loto»[17] se refiere a la gente que nace en esta época de conflicto y tiene la inmensa fortuna de conocer, creer y recitar Nam-myoho-renge-kyo, la Ley suprema para el logro de la iluminación.

Los miembros de la Soka Gakkai entonamos Nam-myoho-renge-kyo, aplicamos nuestra sabiduría de buda activamente en la sociedad y nos dedicamos a expandir una red de confianza y de amistad. Nuestra forma de vida es una clara prueba de que todas las personas poseen dentro de sí el estado de budeidad.

En todo el mundo, nuestros miembros están transmitiendo el budismo Nichiren de un modo relevante para la época en que vivimos, revelando su budeidad innata y mostrando así la prueba real de que «en el estado de humanidad, existe el estado de budeidad».[18] Cada uno de nuestros compañeros, con su valiente esfuerzo en la práctica budista, es un noble protagonista que proclama la grandeza de la Ley Mística, y un poderoso embajador del kosen-rufu. En ello no hay lugar para la menor discriminación por razones de edad, género, nacionalidad u origen étnico.

LA ESENCIA DEL ESPÍRITU DE LA SOKA GAKKAI

El significado de principios como la «posesión mutua de los diez estados» y los «tres mil aspectos contenidos en cada instante vital» solo se aprecia de verdad cuando tomamos el budismo como base para transformar nuestra vida, en vez de aspirar meramente a dominar sus doctrinas como un sistema de pensamiento abstracto.

La esencia de la filosofía de vida de la Soka Gakkai es el foco que pone en la práctica real, en transformar nuestro estado de vida y el de otras personas, y mejorar la sociedad en su conjunto.

Estudiamos los escritos del Daishonin para aprender sobre su infinito amor compasivo y ponerlo en práctica en nuestra vida. Leemos sus palabras como un aliento personal para poder perseverar en nuestra revolución humana. Y nos esforzamos en encarnar la gran filosofía de vida del budismo Nichiren para transitar el camino de una conducta correcta.

Mantengamos siempre la tradición de la Soka Gakkai de un estudio orientado a la práctica, y fortalezcamos nuestro espíritu de tomar los escritos de Nichiren Daishonin como base, en relación directa con él. Con este propósito, examinemos a continuación un pasaje de Seguir la Ley y no a las personas, uno de los textos del Daishonin incluido por primera vez en la nueva edición en japonés de Nichiren Daishonin gosho zenshu (Obras completas de Nichiren Daishonin).

(Continuar leyendo la parte 3/3).


[5] ↑ El objeto de devoción para observar la vida, en END, págs. 377-378. Este tratado fue escrito en Ichinosawa, isla de Sado, en abril de 1273, durante el exilio del Daishonin allí. En él expone el significado del objeto de devoción (Gohonzon) de Nam-myoho-renge-kyo, la Ley fundamental que posibilita la iluminación de todos los seres en el Último Día de la Ley.

[6] ↑  Exilio a Sado: Destierro de Nichiren Daishonin a la isla de Sado, situada frente a la costa occidental de Japón, inmediatamente después de la persecución de Tatsunokuchi. Se extendió desde el 12 de septiembre de 1271 hasta marzo de 1274.

[7]T’ien-t’ai (538-597): También conocido como el gran maestro T’ien-t’ai o Chih-i, se trata del fundador de la escuela T’ien-t’ai en China. Sus conferencias fueron compiladas en textos como Profundo significado del «Sutra del loto», Palabras y frases del «Sutra del loto» y Gran concentración e introspección. En esta última obra, que compila sus disertaciones, expone la doctrina de los «tres mil aspectos contenidos en cada instante vital».

[8]Posesión mutua de los diez estados: Principio según el cual cada uno de los diez estados posee en sí el potencial de los diez, constituyendo el fundamento para la iluminación universal postulada en el Sutra del loto. «Posesión mutua» quiere decir que la vida no se encuentra fija en un estado específico, dentro de los diez estados, sino que puede manifestar cualquiera de ellos, desde el infierno hasta la budeidad, en cualquier momento dado. Lo importante de este principio es que todos los seres, en cualquiera de los nueve estados –desde el estado de infierno hasta el de bodisatva–, poseen la naturaleza de buda. Cada persona, por tanto, tiene el potencial de manifestar la budeidad, mientras que un buda también posee los nueve estados y, en tal sentido, no es un ser separado o distinto de la gente común.

[9] ↑ Tres mil aspectos contenidos en cada instante vital (en jap.: ichinen-sanzen): Sistema filosófico establecido por T’ien-t’ai, basado en el Sutra del loto. Los «tres mil aspectos» indican facetas y fases variables que asume la vida momento a momento. En cada instante, la vida manifiesta uno de los diez estados, que van desde el infierno hasta la budeidad. Cada uno de estos diez estados posee en sí mismo el potencial de los diez, lo cual da un total de cien estados posibles. Cada uno de estos cien estados posee diez factores y opera en cada uno de los tres principios de individualización [o tres ámbitos de la existencia], de lo cual resulta un total de tres mil aspectos. En otras palabras, todos los fenómenos están contenidos en cada instante vital, y cada instante vital permea los tres mil aspectos de la existencia, es decir, la totalidad del mundo fenoménico.

[10] ↑ El objeto de devoción para observar la vida, en END, pág. 377.

[11] ↑ Ib.

[12] ↑ Ib., pág. 378.

[13] ↑ Predicar de acuerdo con el propio pensamiento: Término que designa la prédica directa de la iluminación por parte del Buda, sin adecuar el discurso a la capacidad de sus interlocutores. Contrasta con «predicar de acuerdo con la mentalidad de los demás», o adaptar el discurso a la capacidad de los destinatarios.

[14] ↑ Sustituir sabiduría por fe: Principio según el cual podemos adquirir los mismos beneficios y estado de vida que el Buda mediante la fe y la práctica de la enseñanza correcta con respecto a la cual aquel se iluminó.

[15] ↑ El objeto de devoción para observar la vida, en END, pág. 378.

[16] ↑ Alusión a la «época de peleas y de disputas en que la Ley pura se oscurecerá y se perderá», descripción que aparece originalmente en el Sutra de la gran compilación. El sutra predice que en el quinto período de quinientos años posterior a la muerte del Buda –la época correspondiente al Último Día de la Ley–, las escuelas budistas rivales se enfrentarán unas a otras en confrontaciones interminables, y la enseñanza correcta de Shakyamuni se extraviará y quedará ensombrecida.

[17] ↑ El objeto de devoción para observar la vida, en END, pág. 378.

[18] ↑ Ib.

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