Vivir siendo fieles a nuestro juramento… (2/3)


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Yo, Nichiren, soy el hombre más rico del Japón actual. He dedicado mi vida al Sutra del loto, y mi nombre será preservado a lo largo de la posteridad. Si uno es amo del gran océano, todas las deidades de los muchos ríos le obedecerán. Si uno es rey del monte Sumeru,[8] todas las deidades de las muchas montañas le prestarán servicio. Si una persona cumple la enseñanza sobre «los seis actos difíciles y los nueve actos fáciles»[9] expresada en el Sutra del loto, aunque no haya leído el conjunto de sutras en su totalidad, todos deberían seguirla.[10]

UNA VIDA DE RIQUEZAS INSUPERABLES

La apertura de los ojos es uno de los escritos principales del Daishonin, redactado durante el exilio a Sado.[11] En el pasaje que estamos estudiando, expone su estado de vida como Buda del Último Día de la Ley. El presidente fundador de la Soka Gakkai Tsunesaburo Makiguchi subrayó este importante fragmento en su ejemplar personal del Gosho y lo grabó en lo profundo de su corazón.

Cuando el Daishonin escribió estas palabras, cumplía su destierro en Sado. En el invierno implacable de esa isla remota, sus penurias eran terribles, privado de un techo seguro, de comida o de ropa de abrigo. Además, acechado por fuerzas hostiles que amenazaban su vida, no tenía ninguna garantía de regresar vivo a Kamakura. La suya era una situación extrema, imposible de expresar con palabras. Pero, incluso en esas circunstancias, declaró: «Yo, Nichiren, soy el hombre más rico del Japón actual».[12] ¡Qué estado de vida tan magnífico!

¿Por qué era el Daishonin «el hombre más rico del Japón actual»? Porque había nacido en el Último Día de la Ley, el momento de difundir la enseñanza budista correcta, y porque estaba dedicando su existencia a la Ley Mística como devoto del Sutra del loto. Con ese compromiso altruista, sostenía y propagaba el sutra y vivía de acuerdo con sus palabras. No puede haber riqueza más grande para alguien que ha nacido como ser humano.

Los indestructibles «tesoros del corazón»[13] acumulados por las personas que no retroceden ni flaquean ante el asedio de los obstáculos son auténtica riqueza. Y el estado de budeidad constituye su máxima expresión.

Durante la persecución de Tatsunokuchi [el 12 de septiembre de 1271],[14] el Daishonin «descartó su aspecto transitorio y reveló su identidad verdadera».[15] A partir de ello, como Buda del Último Día de la Ley, inscribió el Gohonzon y abrió el camino para que todas las personas pudieran revelar el estado de budeidad. Al mismo tiempo, a través de afrentar y superar persecuciones –y, de este modo, leer el Sutra del loto con su vida–, protegió la esencia del budismo y demostró que los vaticinios del sutra sobre la propagación de la Ley en esta época corrupta eran acertados. Para un budista, no podría haber mayor alegría y honor. Por eso declara: «Yo, Nichiren, soy el hombre más rico del Japón actual […] y mi nombre será preservado a lo largo de la posteridad».[16]

Las personas más «ricas», que gozan de la vida más plena y feliz, son las que han despertado a su misión como Bodisatvas de la Tierra y trabajan con convicción inquebrantable para hacer realidad la visión del Daishonin sobre la «transmisión del budismo al oeste»,[17] contribuyendo de ese modo a la paz mundial y la felicidad de la humanidad. Estas personas son nuestros miembros, que viven alineados con la Ley Mística en la Soka Gakkai. No hay ninguna duda de que su valiente esfuerzo, coronado por brillantes pruebas reales, se transmitirá a la posteridad.

«SOBRELLEVAR ESTO DE MANERA DIGNA ES UNA BUENA FORTUNA»

Las dificultades constituyen un honor: se trata de una convicción compartida por las personas sabias de todas las épocas y lugares. Por ejemplo, el emperador romano Marco Aurelio, escribió: «He aquí una regla para recordar en el futuro, cuando algo te tiente al amargo sentir: no pienses “esto es una desgracia”, sino “sobrellevar esto con dignidad es buena fortuna”».[18]

Pase lo que pase, vivamos siempre con dignidad. Abrazando la fe en la Ley Mística, somos reyes leones, campeones de la vida; y tenemos la certeza de que triunfaremos al final.

El Daishonin escribe: «No lamento tener que enfrentar hostigamientos tan severos como devoto del Sutra del loto».[19] También: «Es, de verdad, un motivo de júbilo […] ¡Qué alegría! ¡Qué tranquilidad!»;[20] «Como observo las cosas desde esta perspectiva, siento un júbilo incontenible, aun cuando en estos momentos me encuentre exiliado [en la isla de Sado]».[21] Inspirándonos en la enorme convicción que expresa el Daishonin en estos y otros pasajes, armémonos de coraje. Como practicantes de sus enseñanzas, respondamos a la adversidad siendo fieles a nuestras creencias, con orgullo y confianza inamovibles.

EL JURAMENTO INCLAUDICABLE DEL DAISHONIN

En La apertura de los ojos, el Daishonin señala que, a juzgar por lo que indican diversos pasajes del sutra, él es el verdadero devoto del Sutra del loto en el Último Día de la Ley. Uno de los fragmentos que cita como prueba es el que describe los seis actos difíciles y nueve actos fáciles, en el contexto de las tres exhortaciones[22] de Shakyamuni en el capítulo «El surgimiento de la torre de los tesoros» (11.°). Los seis actos difíciles y nueve actos fáciles son analogías empleadas para ilustrar lo tremendamente difícil que será propagar el Sutra del loto tras la muerte de Shakyamuni. Después de hacerles ver la magnitud de semejante reto, Shakyamuni insta a los discípulos bodisatvas allí reunidos a mantener su juramento y hacerlo realidad, sin importar la magnitud de los obstáculos que surjan.

En La apertura de los ojos el Daishonin señala que, inmediatamente antes de proclamar su enseñanza, puesto a ponderar la monumental lucha contra las fuerzas negativas que este paso significaría para él, recordó los seis actos difíciles y nueve actos fáciles. Escribe:

Las personas como yo, de escasa fortaleza, igual podrían levantar el monte Sumeru y arrojarlo por el aire; las personas como yo, de nulos poderes sobrenaturales, igual podrían cargar un fardo de paja a las espaldas y no quemarse en medio del fuego que estallará a fines del kalpa de declinación.[23] […] Pero estos actos [que se cuentan entre los nueve actos fáciles] no son arduos, nos dice el sutra, cuando se los compara con la dificultad de creer en una sola frase o estrofa del Sutra del loto durante el Último Día de la Ley [que son parte de los seis actos difíciles].[24]

Así y todo, aun consciente de las dificultades que recaerían sobre él, y que están predichas en el sutra, concluyó lo siguiente: «[J]uré mantener el deseo potente e inquebrantable de salvar a todos los seres, sin jamás flaquear en mis esfuerzos».[25] Con esta valentía, emprendió su lucha para guiar a todas las personas a la iluminación.

LA VIDA DEL BUDA PALPITA EN EL TRABAJO INCESANTE EN BIEN DEL KOSEN-RUFU

Que en los seis actos difíciles se incluyan acciones como «predicar el Sutra del loto» y «exponerlo aunque sea a una sola persona» en la era de maldad posterior a la muerte del Buda[26] da idea de cuán complejo y, a la vez, cuán noble es dar a conocer la Ley Mística en una época como esta. Cabe inferir de ello que el Sutra del loto es la enseñanza que se debe propagar en el Último Día de la Ley.

El Daishonin indica que comprende y que ha demostrado con su vida la verdad de la enseñanza sobre los seis actos difíciles y nueve actos fáciles, habiendo triunfado sobre persecuciones que amenazaron su vida y habiéndose dedicado a difundir la Ley Mística como «supremo devoto del Sutra del loto en el Japón».[27]

Afirma que quienes practican el Sutra del loto, el rey de los sutras, son reyes o campeones en el mundo del budismo, del mismo modo que las deidades de los numerosos ríos obedecen al señor del gran océano, o que las deidades de las montañas no pueden sino servir al rey del monte Sumeru.[28]

El camino para el logro de la budeidad yace en ganar la gran batalla contra nuestra ignorancia fundamental y en dedicar la vida a propagar la Ley Mística. La vida del Buda palpita en esta lucha incesante en bien del kosen-rufu. Esforzarnos al máximo en bien de esta causa nos permite construir una felicidad duradera. Por eso, el Daishonin nos llama a tener presente el mensaje de los seis actos difíciles y nueve actos fáciles, y a dedicarnos a cumplir el gran juramento de guiar a todas las personas a la iluminación.

(Continuar leyendo la parte 3/3).


[8]Monte Sumeru: En la antigua cosmología india, el monte Sumeru es una elevación monumental que se erige en el centro del mundo.

[9]Seis actos difíciles y nueve actos fáciles: Comparaciones expuestas en el capítulo «El surgimiento de la torre de los tesoros» (11.°) del Sutra del loto para enseñar a la gente lo difícil que sería abrazar y propagar el sutra en el Último Día de la Ley. Los seis actos difíciles son 1) propagar el Sutra del loto ampliamente, 2) copiarlo o hacer que alguien lo copie, 3) recitarlo, aunque sea por poco tiempo, 4) exponerlo, aunque sea a una sola persona, 5) escucharlo o aceptarlo y preguntar acerca de su significado y 6) mantener la fe en él. Los nueve actos fáciles incluyen hazañas como enseñar sutras en cantidad infinita salvo el Sutra del loto, cargar un fardo de heno a las espaldas y atravesar una gigantesca hoguera sin quemarse, y arrojar de un puntapié un gran sistema planetario hacia otro cuadrante del universo.

[10]La apertura de los ojos, en END, pág. 283.

[11]Exilio a Sado: Destierro del Daishonin a la isla de Sado, situada frente a la costa occidental de Japón, inmediatamente después de la persecución de Tatsunokuchi, que tuvo lugar el 12 de septiembre de 1271, y se extendió hasta marzo de 1274.

[12]La apertura de los ojos, en END, pág. 283.

[13]Las tres clases de tesoros, en END, pág. 892.

[14]Persecución de Tatsunokuchi: El 12 de septiembre de 1271, Nichiren Daishonin, quien cumplía arresto por una acusación falsa, fue llevado secretamente a Tatsunokuchi en mitad de la noche para ser ejecutado, pero el intento fracasó.

[15]Descartar lo transitorio y revelar lo verdadero: Situación en que un buda revela su verdadera identidad como tal y abandona su identidad o posición provisional. El término fue acuñado por T’ien-t’ai en referencia a la revelación que hace Shakyamuni en el capítulo «Duración de la vida» (16.°) del Sutra del loto, en la que descarta su identidad provisional como buda que obtuvo la iluminación por primera vez bajo el árbol bodhi en la India, y revela su iluminación original, adquirida en el infinito pasado. Desde el punto de vista de la vida de Nichiren Daishonin, el concepto se vincula con la revelación que tuvo lugar durante la persecución de Tatsunokuchi, en la cual aquel se despojó de su estado transitorio como persona no iluminada, sujeta al sufrimiento y al karma. Sin abandonar su condición humana, asumió su identidad verdadera y original, es decir, la de un buda de infinita sabiduría, amor compasivo y valentía.

[16]La apertura de los ojos, en END, pág. 283.

[17]Transmisión del budismo al oeste, también «retorno del budismo al oeste»: Nichiren Daishonin predijo que su budismo del sol se propagaría desde Japón hacia el oeste, regresando a los países que habían sido su vía de propagación en el pasado, para luego difundirse al mundo entero. Véase Sobre la profecía del Buda, en END, pág. 422.

[18]Marco Aurelio: Meditations (Meditaciones), trad. ingl. Maxwell Staniforth, Londres: Penguin Books, 1964, pág. 75.

[19]Los deseos mundanos son la iluminación, en END, pág. 336.

[20]The Joy of Fulfilling the Sutra Teachings (La alegría de poner en práctica las enseñanzas del sutra), en WND-2, pág. 463.

[21]El verdadero aspecto de todos los fenómenos, en END, pág. 407.

[22]Tres exhortaciones: En el capítulo «El surgimiento de la torre de los tesoros» (11.°), que señala el comienzo de la Ceremonia en el Aire, Shakyamuni se dirige a la asamblea exhortándola tres veces a propagar el Sutra del loto después de su muerte. En la primera instancia, el Buda enuncia su deseo de transmitir el sutra a alguien. En la segunda, manifiesta su voluntad de perpetuar la Ley por toda la eternidad. En la tercera y última, expone la dificultad de propagar el sutra después de su muerte, valiéndose de la enseñanza sobre los seis actos difíciles y nueve actos fáciles.

[23]Kalpa de declinación: Período durante el cual los mundos declinan; una de las cuatro etapas del ciclo de formación, continuación, declinación y desintegración. Un kalpa es un período inconmensurablemente largo.

[24]La apertura de los ojos, en END, pág. 252.

[25] Ib.

[26]Véase SL, cap. 11, pág. 178.

[27]Carta a Jakunichi-bo, en END, pág. 1038.

[28]Véase La apertura de los ojos, en END, pág. 283.

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