Generación NRH


Michel Gustavo Mendez · Allariz, Ourense


Este 2020 está siendo un año muy importante para mí: lo considero como un punto de partida para un nuevo avance en mi propia revolución humana.

Soy encargado en una cafetería, y al principio del confinamiento me entró frustración por la incertidumbre laboral y por la inestabilidad que generó la pandemia; pero aproveché el cambio repentino en mi vida para volcarme en el budismo del sol de la Soka Gakkai. Por un lado, al estar confinado con mi hermana pudimos orar juntos –en condiciones normales, pocas veces coincidíamos–. Por otro lado, con el incremento de mi daimoku afloró en mí la motivación y energía para involucrarme en la campaña «1-2-3 Be The Light!» y transformar el «veneno» de la situación en «medicina».

Al disponer todos de más tiempo, en Galicia pudimos hacer más actividades: telemáticamente, pude diálogar con otros miembros del Departamento de Jóvenes; en el grupo, hicimos reuniones de diálogo en las que participaron miembros que llevaban tiempo sin poder asistir; también concertamos encuentros de la nueva revolución humana, que me animaron a retomar la lectura de una manera distinta, con un mayor espíritu de búsqueda. Gracias a ello, por fin entendí que el estudio de La nueva revolución humana me permitía acercarme al corazón de mi maestro: con cada capítulo que leía me parecía que estaba recibiendo aliento personal del propio Daisaku Ikeda. Pero mi mayor logro fue desafiarme y hablar sobre el budismo con gente de mi entorno con la que nunca lo había hecho. De hecho, tres invitadas mías participaron en la asamblea de la Alianza Brillante de nuestro grupo.

Todos esos encuentros y el estudio me han aportado mucho, y ahora me siento una persona nueva, preparada para avanzar y crear valor como un auténtico protagonista de la alegría.

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