Punto Dos, sobre las personas que «han cumplido su gran juramento […] y, compadecidas de los seres vivos, nacen en el mundo malvado después de mi extinción para exponer ampliamente este sutra».[12]
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El Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente señala: «El “gran juramento” se refiere a la propagación del Sutra del loto. “Compadecidas ante los seres vivos” indica a todos los seres de la tierra del Japón. Los que “nacen en el mundo malvado” son Nichiren y sus seguidores. “Ampliamente” significa exponer el sutra en todo el continente meridional de Jambudvipa [es decir, el mundo entero]. “El sutra” denota el daimoku. Ahora bien, el pasaje anterior se refiere a Nichiren y a sus seguidores, que entonan el daimoku, Nam-myoho-renge-kyo».[13]
ELEGIR NACER EN ESTA ÉPOCA OSCURA
El capítulo décimo del Sutra del loto, «El Maestro de la Ley», señala que quienes propagan el Sutra del loto tras la muerte de Shakyamuni son, en realidad, grandes bodisatvas que han escogido nacer en una época de maldad, en respuesta a su propio juramento.
¿Qué es eso que han jurado cumplir? El Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente señala: «El ‘gran juramento’ se refiere a la propagación del Sutra del loto». En otras palabras, nacen en este mundo distorsionado para dedicarse al gran juramento del kosen-rufu.
En la frase «compadecidas de los seres», la actitud compasiva habla de personas solidarias que se conduelen de las penurias ajenas. Es ponerse en la piel de los otros y sentir su dolor como algo propio. Este sentimiento no tiene nada que ver con la condescendencia o con la superioridad; se trata de empatizar y de querer compartir las desdichas de los semejantes. Significa apoyarnos, comprendernos, contenernos y alentarnos unos a otros como seres humanos.
Y el lugar donde nacen estos bodisatvas para «exponer ampliamente» la Ley Mística, esencia del Sutra del loto, es «el continente meridional de Jambudvipa»[14] –el mundo entero, según la antigua cosmología budista–; en otras palabras, este conflictivo mundo saha[15] en que vivimos.
El gran maestro Miao-lo,[16] basado en pasajes de este capítulo del Sutra del loto, enunció el principio de «adoptar voluntariamente el karma adecuado». Aquí, «karma» se refiere a las causas generadas en existencias pasadas, que nos conducen a nacer en un sitio particular; «voluntariamente» indica nuestro compromiso de bodisatvas de nacer en una época de maldad para aliviar el sufrimiento de todos los seres vivos.
El Sutra del loto enseña que, más que vivir sujetos a nuestro karma de vidas pasadas, debemos dedicarnos a cumplir nuestro propósito en este mundo, en respuesta a nuestra elección y juramento.
En vez de considerar nuestras circunstancias de manera fatalista o atribuir todo a la casualidad fortuita, debemos comprender que, en el nivel más profundo, estamos aquí por propia voluntad, para cumplir lo que prometimos hacer.
El Daishonin revela su determinación personal de llevar a cabo la tarea del bodisatva Prácticas Superiores,[17] quien, como el sol, alumbra la oscuridad que nubla la vida de los pueblos en el Último Día de la Ley. Agrega después: «[L]os que se conviertan en discípulos y seguidores laicos de Nichiren deberán comprender los profundos lazos kármicos que comparten con él y propagar el Sutra del loto de la misma manera que él lo hace. Ser conocido como devoto del Sutra del loto es un destino amargo, pero inevitable».[18]
Conscientes de los profundos lazos del karma que unen a los maestros y discípulos, dedicamos nuestra existencia al juramento del kosen-rufu para saldar la deuda de gratitud que mantenemos con nuestro mentor. Por adversas que sean nuestras circunstancias, vivimos con auténtica fortaleza e integridad, transformando el karma en misión. Realmente, no hay una forma más noble de vivir que esta.
UNA RED DE CIUDADANOS QUE CUBRE EL MUNDO
Han pasado seis décadas desde que acepté de manera formal el liderazgo del kosen-rufu mundial cuando fui nombrado tercer presidente de la Soka Gakkai (el 3 de mayo de 1960). Hoy, de acuerdo con el principio de «irrumpir de la tierra»,[19] está surgiendo una multitud interminable de miembros que se han puesto de pie uno tras otro para cumplir su noble misión.
Nadie en este mundo es inmune a las aflicciones del nacimiento, la vejez, la enfermedad y muerte. Todos experimentamos accidentes y desastres naturales, dolencias y dificultades económicas, problemas familiares y de relaciones humanas. Algunos, además, sufren distintas formas de discriminación, acoso y hostigamiento.
Pero el budismo Nichiren enseña que cuanto mayor es nuestro padecimiento, más grande es nuestra misión. Los obstáculos representan una oportunidad para transformar nuestro karma. Cuando elevamos nuestro estado de vida en el proceso de librar batalla contra los retos del karma, podemos desarrollarnos como personas compasivas, capaces de entender el sufrimiento del otro y de alentar a los demás profundamente. Nuestra vida se convierte en una saga de victorias contra viento y marea, que muestra que los que más sufren son los que más felices pueden llegar a ser.
Muchos de nuestros miembros del mundo se han levantado a cambiar su vida con un poderoso compromiso. Algunos han jurado trabajar por la paz de sus países arrasados por los conflictos armados. Otros, aliviar las penurias y aflicciones de sus compatriotas, o trabajar para revitalizar sus comunidades y la sociedad en que viven. Todos ellos son personas anónimas y corrientes. A la vez que perseveran en su revolución humana, imparten valentía y esperanza a quienes los rodean, y obran con el ardiente deseo de transformar el destino de sus países y de la humanidad. ¡Qué espíritu tan noble!
Hoy, todo el planeta, la casa común del género humano, está envuelto en el sonido de nuestros miembros que entonan Nam-myoho-renge-kyo. En cada campo están surgiendo valores humanos que practican la Ley Mística y que se dedican intensamente a empoderar a los demás para que sean felices, a construir sociedades pacíficas y seguras, y a establecer la paz mundial.
Este gran desarrollo del kosen-rufu solo podría haber sido obra de los Bodisatvas de la Tierra, surgidos en virtud de su misión desde el tiempo sin comienzo.
Como afirma el Daishonin: «[E]ran estos [bodisatvas] quienes habían fortalecido su determinación de manera completa y absoluta».[20] Ellos poseen un espíritu invencible, que no se arredra ni trepida ante ningún obstáculo o dificultad. Son capaces de perseverar ante cualquier circunstancia. Se han capacitado y entrenado exhaustivamente para hacerlo. Por confusa y desconcertante que sea la época, se mantienen firmes y decididos a vivir con sentido de propósito día tras día, en cualquier lugar donde elijan actuar.
El doctor N. Radhakrishnan, académico y filósofo indio que ha perpetuado la filosofía de la no violencia de Gandhi (1869-1948), comentó una vez: «Ustedes, los miembros de la SGI, han sobrellevado numerosas pruebas y tribulaciones. Por eso, saben resistir. Los retos y situaciones que han superado demuestran que están creciendo y fortaleciéndose cada vez más».
ERRADICAR EL SUFRIMIENTO DEL MUNDO
Durante el interrogatorio al que lo sometieron en la cárcel, en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial le preguntaron al señor Makiguchi cuál era el significado del kosen-rufu, a lo cual respondió osadamente que era el proceso de purificar la mentalidad y las ideas negativas que prevalecían en el Último Día de la Ley –una época corrupta como esta– mediante los principios de la enseñanza verdadera de Nam-myoho-renge-kyo. También declaró que el kosen-rufu era la expresión suprema de la esperanza, pues aplicando en la sociedad la enseñanza de la Ley Mística, se podían erradicar calamidades como la guerra, el hambre y las epidemias, y la gente podía gozar de una vida feliz y segura.[21]
El señor Toda heredó la perspectiva de su mentor. Con profundo amor por sus congéneres del mundo, que sufrían a causa de los conflictos y las luchas de la posguerra, declaró su profundo deseo de erradicar las aflicciones de la faz de la tierra lo antes posible, hasta que ya no se empleara la palabra «sufrimiento» para describir la condición de las personas, los países o el género humano.[22]
A menudo, definía el kosen-rufu como un estado en que el bienestar individual y la prosperidad social van de la mano; insistía en que jamás había que sacrificar al individuo en aras del mejoramiento colectivo.[23] Nos enseñó a los jóvenes que el kosen-rufu significaba propulsar cambios en la sociedad por el bienestar y la dicha de las personas.
El foco de los presidentes Makiguchi y Toda fue siempre aliviar las desdichas del pueblo y ayudar a cada persona a ser feliz sin excepción, estableciendo al mismo tiempo la paz del mundo.
Yo también, desde que asumí la tercera presidencia de la Soka Gakkai, he decidido trabajar siempre para el bienestar y la felicidad de los semejantes, invariablemente junto a mis congéneres, al lado de la gente sencilla y trabajadora, de mis camaradas y de los jóvenes. He dedicado mi existencia a avanzar junto al pueblo.
Este es el ideal más preciado y la misión más grande de la Soka Gakkai, como organización dedicada al kosen-rufu y como movimiento solidario comprometido con la felicidad de todos. Por eso el señor Toda decía que, en las escrituras budistas del futuro, se nos describiría como «el buda Soka Gakkai».
CREAR UN MOVIMIENTO POPULAR PARA LA PAZ, LA CULTURA Y LA EDUCACIÓN
Hace sesenta años, como discípulo del señor Toda declaré que asumiría el liderazgo para impulsar nuestro movimiento «un paso más hacia el logro sustancial del kosen-rufu». Oré con una intensidad extrema, como queriendo «condensar las pruebas y aflicciones de millones de kalpas»,[24] y trabajé sin respiro para concretar la visión que me había encomendado mi maestro. Esto, con el tiempo, cobró forma real, no solo con el desarrollo tangible de nuestro movimiento en la sociedad sino también con los valores humanos que hemos forjado y que están activos en cada campo de actividades.
El 5 de abril de 1960, poco antes de mi nombramiento, estuve en Kodaira, en una zona de Tokio llamada Musashino, para visitar el terreno donde luego se construirían las escuelas Soka de Tokio (primaria y secundaria). Asimismo, Hachioji, también en el área de Musashino, albergaría la Universidad Soka.
Después de asumir la presidencia, el 16 de julio viajé a Okinawa, que aún seguía bajo ocupación norteamericana. Allí, juré junto a mis compañeros de fe que nos encargaríamos de que nunca más se repitiera la guerra. Luego, en octubre de ese mismo año, abrí las puertas al kosen-rufu mundial con mi primer recorrido a tres países de América del Norte y del Sur.
En 1961, viajé a la India, cuna del budismo, y a otras naciones asiáticas; en ese momento pensé en fundar lo que luego serían el Instituto de Filosofía Oriental y la Asociación de Conciertos Min-On. Ese mismo año, en gira por Europa, comencé a abrigar el sueño de fundar un museo de bellas artes. Y en esa oportunidad, estando frente al Muro de Berlín, símbolo del enfrentamiento entre Oriente y Occidente, enuncié mi visión de una Alemania unida y pacífica.
Todas esas ideas y sueños condujeron al establecimiento de nuestras actividades de base ciudadana para promover la paz, la cultura y la educación, que hoy nuestros miembros llevan a cabo en cada país.
SER EL PILAR, LOS OJOS Y EL GRAN NAVÍO DE LA PAZ MUNDIAL
El eterno juramento de la Soka Gakkai es:
- Ser un pilar de armonía humana, orando por el bienestar y la seguridad del pueblo y dedicándonos a «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra» como ideal que nos dejó el Daishonin y punto de partida de la paz global.
- Ser los ojos de la esperanza que atraviesan y despejan la oscuridad y la confusión de una época necesitada de una sólida filosofía de vida, mostrando a las personas cómo gozar de la vida y construir una dicha duradera para uno y para los demás.
- Ser un gran navío de confianza que defienda los principios del respeto a la vida y a la dignidad humana, valorando a cada individuo sin dejar a nadie atrás.
EL JURAMENTO INAMOVIBLE DE LOS BODISATVAS DE LA TIERRA
La pandemia del coronavirus representa para el mundo actual la prueba más grande que haya experimentado desde la Segunda Guerra Mundial. Precisamente por eso, la humanidad debe elegir el camino de la vida. Es tiempo de crear y de unir una red invencible de ciudadanos globales que sumen la mayor sabiduría colectiva para superar esta crisis sin precedentes que amenaza con desconectarnos los unos de los otros.
Aunque por un tiempo no podamos reunirnos cara a cara con nuestros camaradas o vernos en grupo, nada puede vulnerar el juramento que hemos hecho como Bodisatvas de la Tierra. Nada puede quebrar la unión solidaria de nuestra comunidad armoniosa de practicantes. La unidad que se crea mediante la oración es indestructible.
Como señala el Daishonin: «La voz que entona el daimoku [Nam-myoho-renge-kyo] no puede menos que llegar a los mundos de las diez direcciones».[25]
NUEVOS RETOS PARA ESTABLECER UN SIGLO DE LA VIDA
¡Hoy, más que nunca, hagamos que se eleve en nuestro corazón, como un sol, el juramento de lograr el kosen-rufu mientras seguimos avanzando por el camino de la revolución humana con sabiduría, armados de una actitud optimista y audaz, en esta travesía eterna del maestro y los discípulos!
¡Remontemos todos los obstáculos, superemos todas las pruebas y hagamos del siglo xxi un siglo de la vida, construyendo un mundo donde todos puedan brillar!
(Traducción del artículo publicado en la edición de mayo de 2020 de Daibyakurenge).
ADOPTAR VOLUNTARIAMENTE EL KARMA ADECUADO
Referencia a los bodisatvas que, aunque están calificados para recibir las recompensas puras de la práctica budista, renuncian a ellas y juran, en cambio, renacer en una tierra impura para salvar a los seres vivos. Ellos propagan la Ley Mística mientras sobrellevan los mismos padecimientos y aflicciones que la gente que nace en este mundo perverso a causa de su karma. El término deriva de la interpretación de Miao-lo sobre pasajes relevantes del capítulo «El Maestro de la Ley» (10.o) del Sutra del loto: «Rey de la Medicina, debes comprender que estas personas voluntariamente renuncian a las recompensas que les corresponderían por sus acciones puras y, compadecidas ante los seres vivos, nacen en el mundo malvado después de mi extinción para exponer ampliamente este sutra». (SL, cap. 10, pág. 160).
(Ir al lugar donde se menciona en el texto principal).
[12] ↑ SL, cap. 10, págs. 159-160.
[13] ↑ OTT, pág. 82.
[14] ↑ Continente meridional de Jambudvipa: también llamado Jambudvipa Según la antigua cosmovisión india, el monte Sumeru se elevaba en el centro del mundo, rodeado de cuatro continentes, uno situado en cada punto cardinal. Purvavideha al este; Aparagodaniya al oeste, Uttarakuru al norte, y Jambudvipa al sur. Este último es el único continente en que surgió el budismo, y llegó a representar el mundo en su totalidad.
[15] ↑ Mundo saha: el mundo en que vivimos los hombres, colmado de sufrimientos. A menudo se lo traduce como «mundo donde se resiste». Saha, en sánscrito, denota la tierra; deriva de una raíz que significa «soportar» o «resistir». Por tal razón, en las versiones en chino de las escrituras budistas, saha se traduce como «resistencia» o «tolerancia». En este contexto, «mundo saha» significa el lugar donde los seres humanos se exponen a padecer sufrimientos.
[16] ↑ Miao-lo (711-782): También conocido como el gran maestro Ching-hsi, por su tierra natal. Patriarca de la escuela T’ien-t’ai de China. Se lo considera, de manera honorífica, el restaurador de esta escuela.
[17] ↑ «Iluminación adquirida» se usa aquí como opuesto a «iluminación original». Según la doctrina de la iluminación original, la iluminación no es algo que uno adquiera a través de la práctica religiosa, sino que existe en el estado de vida original o primigenio de uno mismo. Desde esta perspectiva, la «iluminación adquirida» cae en la categoría de la ilusión, no de la verdadera iluminación.
[18] ↑ Bodisatva Prácticas Superiores: adalid de los Bodisatvas de la Tierra que aparecen en el capítulo 15.o del Sutra del loto («Surgir de la Tierra»). En el capítulo 22.o, «Poderes sobrenaturales», Shakyamuni confía a Prácticas Superiores la propagación del Sutra del loto durante la época impura del Último Día de la Ley.
[19] ↑ END, pág. 1039.
[21] ↑ Véase END, pág. 997.
[22] ↑ MAKIGUCHI, Tsunesaburo: Makiguchi Tsunesaburo Zenshu (Obras completas de Tsunesaburo Makiguchi), vol. 10, Tokio: Daisanbunmei-sha, 1987, págs. 199-202.
[23] ↑ TODA, op. cit., vol. 4, págs. 289-290.
[24] ↑ Ib., pág. 529.
[25] ↑ Esta frase del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente aparece en un pasaje que dice: «Si en cada instante vital volcamos los esfuerzos y desvelos equivalentes a millones de kalpas, a cada momento surgirán en nosotros los tres cuerpos del Buda, de los cuales estamos eternamente dotados» (Véase OTT, pág. 214). A menudo se usa en sentido amplio para denotar una dedicación intensa y absoluta. El término «tres cuerpos del Buda» se refiere a tres aspectos de la vida del Buda: el cuerpo de Dharma o cuerpo de la Ley (la verdad suprema); el cuerpo de la recompensa (la sabiduría), y el cuerpo manifiesto (amor compasivo).