El espíritu fundamental de los maestros y discípulos de la Soka (2/3)


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Declararé lo siguiente: que las deidades me abandonen; que todas las persecuciones se abatan sobre mí. Así y todo, daré mi vida por la Ley.[6]

TRANSFORMAR DE RAÍZ NUESTRAS IDEAS SOBRE LA RELIGIÓN Y LA FE

Este pasaje es uno de los más famosos de La apertura de los ojos, el escrito en que el Daishonin señala que es el devoto del Sutra del loto. Nuestros dos primeros presidentes, Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda, lo habían subrayado en sus ejemplares personales del Gosho. Ambos vivieron fieles a esa proclama.

En referencia a esta cita, el señor Toda declaró que estaba «preparado para dar su vida en aras del gran juramento de lograr el kosen-rufu». Y expresó su deseo de avanzar conectado con el inmenso amor compasivo del Daishonin, con su convicción inamovible, con su ardiente espíritu de ayudar y proteger a las personas, y su compromiso solemne e inquebrantable con el kosen-rufu.[7]

¿Por qué, si el Daishonin era un practicante o devoto del Sutra del loto, no era protegido por las funciones benevolentes del universo? ¿Por qué era blanco de tan grandes persecuciones? En el pasaje anterior a esta parte que estamos estudiando, esclarece desde el punto de vista de la razón y de la prueba documental las dudas que la gente tenía con respecto a él.

El Sutra del loto enseña, ciertamente, que los practicantes gozarán de «paz y de seguridad en esta existencia y de buenas circunstancias en existencias futuras»,[8] y serán protegidos por las deidades celestiales o funciones protectoras del universo. Así y todo, el budismo Nichiren no es una enseñanza que busque el amparo externo ni se apoye en ella. Tampoco es una «fe dependiente» que ruega por la salvación otorgada por un ser o poder sobrenatural.

En cambio, nos enseña a tener una fe inquebrantable en el Sutra del loto, la enseñanza de la iluminación universal; a dedicarnos al juramento de difundir la Ley Mística, y a confrontar y superar las circunstancias más duras y complejas de la existencia. En una vida así resuena el clamor triunfal del espíritu humano, la voluntad de levantarnos solos, alineados con la ley suprema del universo. Y esta actitud, este compromiso, son lo que activan las funciones protectoras y lo que nos permite lograr, en esta existencia, una verdadera «paz y seguridad» como la que promete el sutra. Esto representa un giro radical en las ideas tradicionales sobre la religión y la fe religiosa.

Algunas religiones enseñan que, esencialmente, es muy poco lo que las personas pueden hacer cuando están ante una dificultad mayor; esto genera un sentimiento de impotencia y un deseo de escapar de la realidad. Sin embargo, el budismo Nichiren nos alienta a ver incluso las situaciones más extremas como una oportunidad de fortalecernos, y nos dice que enfrentar obstáculos nos permite, de hecho, liberar nuestro potencial ilimitado.

«Declararé lo siguiente: que las deidades me abandonen». El rugido del devoto del Sutra del loto es una proclama que afirma el poder supremo del espíritu humano.

LA HUMANIDAD DEBE ELEGIR LA VIDA

Recuerdo al eminente historiador británico Arnold J. Toynbee (1889-1975) quien, en nuestros diálogos de vasto alcance sobre los problemas que enfrenta la humanidad, expresó su incertidumbre sobre el futuro de la civilización de occidente.

Propuso que el libro en inglés de nuestras conversaciones se titulara Choose Life (Elige la vida), que, según explicó, era un versículo bíblico del Libro de Deuteronomio (30:19) del Viejo Testamento.

El doctor Toynbee entendía que las grandes civilizaciones y sistemas religiosos son productos de la respuesta humana a los grandes desafíos. En nuestros diálogos, reflexionó sobre las creencias del futuro en estos términos: «[…] Una religión futura, que haga nacer una civilización nueva y que sea capaz de mantenerla con vida, tendrá que ser una religión que permita a la humanidad afrontar y superar los males que hoy amenazan gravemente a la supervivencia del hombre».[9]

Creo que, a la hora de proponer Elige la vida como título de nuestro intercambio, el doctor Toynbee expresaba su solemne deseo de que el sujeto humano, por plagado de aflicciones que estuviera nuestro mundo, siguiera optando por la vida, armándose de bravura y de sabiduría, y eligiendo la supervivencia. Este es, también, el mensaje de esperanza que la Soka Gakkai busca impartir a la gente en todo el mundo.

El doctor Toynbee escribió un prefacio para la edición en inglés de mi novela La revolución humana. Allí decía que la Soka era un «asunto de interés mundial» y que «en su trabajo en aras de la revolución humana, la Soka Gakkai está llevando a cabo el mandato de Nichiren».[10] Este no es otra cosa que el kosen-rufu, que es sinónimo de paz mundial.

MANTENER EL AVANCE SIN ARREDRAR ANTE LOS RETOS MÁS FEROCES

En la ceremonia de mi nombramiento, se exhibió en un gran cartel este poema de mi maestro:

Ahora, emprendamos la partida,
audaz el corazón,
para propagar la Ley Mística
a los lejanos confines
de la India.

Con estas palabras en mi pecho, me lancé al mundo. Hoy, como bien saben, nuestro movimiento por el kosen-rufu ha adquirido magnitud global. Pero nuestro periplo para llegar hasta aquí no ha sido nada fácil. Hemos tenido que superar vientos en contra y vendavales despiadados, pero en cada caso hemos perseverado con férrea determinación, apuntando cada año al 3 de mayo, Día de la Soka Gakkai.

Hemos arremetido con audacia, sin temer a los ataques de los tres enemigos poderosos ni a las avalanchas de insultos y de calumnias que predijo el Daishonin de acuerdo con el pasaje del Sutra del loto: «Puesto que el odio y los celos hacia este sutra abundan incluso durante la vida de El Que Así Llega, ¡cuánto peor será después de su muerte».[11] Ninguna persona, ninguna organización, se ha visto jamás inundada de tantas críticas sin fundamento o de tantos insultos maliciosos. Al mismo tiempo, las acciones de sacerdotes hostiles, dirigidas a perturbar la comunidad armoniosa de practicantes, generó problemas con el clero de la Nichiren Shoshu.

No obstante, las dificultades son una medalla de honor.

Las palabras del Daishonin, «Declararé lo siguiente: que las deidades me abandonen; que todas las persecuciones se abatan sobre mí. Así y todo, daré mi vida por la Ley» resuenan con enorme vigor. Inspirados en esta convicción, los mentores y discípulos de la Soka han dado todo de sí con ánimo de cumplir su juramento en pos del kosen-rufu, con el espíritu intrépido y valiente del rey león. Por eso hemos podido activar el poder sin límites de la Ley Mística y construir cimientos sólidos que sustenten el establecimiento de nuestro ideal. Hoy, impulsados por la bravura y la sabiduría de nuestros diligentes miembros en 192 países y territorios del mundo, la Soka Gakkai está dando pasos cada vez más grandes en su desarrollo como movimiento religioso realmente global.

Como afirma el pasaje que comienza diciendo «Declararé lo siguiente», nuestro juramento es el punto de partida para transformar cualquier circunstancia.

En La apertura de los ojos, el Daishonin proclama su juramento de iniciar su gran lucha personal por propagar la Ley Mística. «Seré el pilar del Japón. Seré los ojos del Japón. Seré el gran navío del Japón. ¡Este es mi juramento, y jamás lo abandonaré!». Este compromiso con el kosen-rufu es una prueba innegable de que el Daishonin es el devoto del Sutra del loto. Es el epítome de su espíritu, imperturbable ante toda oposición o dificultad, entregado a permitir a todos construir una felicidad genuina en el Último Día de la Ley.

(Continuar leyendo la parte 3/3).

TRES ENEMIGOS PODEROSOS
Tres clases de personas arrogantes que persiguen a los que propagan el Sutra del loto en la época malvada posterior a la muerte del Buda. Se les describe en la estrofa de veinte versos del capítulo «Aliento a la devoción» (13.º) del Sutra del loto. El gran maestro Miao-lo de la China los tipificó en tres categorías: 1) laicos arrogantes; 2) sacerdotes arrogantes; 3) falsos venerables arrogantes.
(Ir al lugar donde se menciona en el texto principal).


[6]Véase nota 4.

[7]TODA, op. cit., págs. 179-180.

[8]En el capítulo «La parábola de las hierbas medicinales» (5.o) del Sutra del loto se señala: «Una vez que estos seres hayan escuchado la Ley, disfrutarán de paz y de seguridad en esta existencia y de buenas circunstancias en existencias futuras». SL, cap. 5, pág. 98.

[9]TOYNBEE, Arnold y Daisaku IKEDA: Elige la vida, Buenos Aires: Emecé Editores, 2002, pág. 321.

[10]IKEDA, Daisaku: The human revolution (La revolución humana), Tokio: Weatherhill, 1972, vol. 1, pág. 40.

[11]SL, cap. 10, pág. 163.

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