Carta a los hermanos (2/3)


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Por tal razón, los que tienen fe en el Sutra del loto deberían temer a aquellos que intentan obstaculizar su práctica más que a los bandidos, ladrones, asaltantes nocturnos, tigres, lobos o leones; incluso más que a la invasión actual de los mongoles.[7] Este mundo es el territorio del Rey Demonio del Sexto Cielo.[8] Toda la población ha estado bajo su dominio desde el tiempo sin comienzo.[9]

UNA CARTA DE ALIENTO A DOS HERMANOS

Este pasaje pertenece a Carta a los hermanos, dirigida a los hermanos Ikegami. Se cree que ambos se convirtieron en seguidores del Daishonin poco después de que estableciera su enseñanza (el 28 de abril de 1253).

Cuando llevaban ya muchos años de firme práctica, se vieron ante una dificultad mayúscula. Su padre era seguidor de Ryokan,[10] prior del templo Gokuraku-ji de la escuela Preceptos Palabra Verdadera [y enemigo del Daishonin]. Como tal, opuesto a la fe de sus hijos en el Sutra del loto, decidió desheredar al mayor, Munenaka.

En la época feudal, ser desheredado no solo significaba dejar de recibir la herencia familiar; implicaba también ser privado del sustento económico y la posición social.

Al mismo tiempo, al desheredar al hermano mayor, el padre ponía al menor en la difícil encrucijada de tener que elegir entre mantener su fe o aprovechar la oportunidad de convertirse en el nuevo heredero. De este modo, esperaba tentar al hijo menor y forzar una ruptura entre ambos hermanos.

Sin duda, la forma en que operan las funciones demoníacas es dividir a las personas y debilitar su voluntad.

MALAS INFLUENCIAS QUE DESTRUYEN LA INCLINACIÓN AL BIEN

En el pasaje que estamos estudiando, el Daishonin señala que quienes creen en el Sutra del loto y lo practican deben cuidarse de quienes «intentan obstaculizar su práctica», más incluso que de los bandidos, ladrones, asaltantes nocturnos o invasores extranjeros.

En las escrituras budistas, las personas que interfieren de manera obstructiva son conocidas como «malos amigos» o «malas influencias»,[11] que debilitan la convicción de los practicantes sinceros y los llevan a los malos caminos. En particular, se refiere a los sacerdotes malvados y a los individuos malintencionados que buscan obstaculizar y destruir su fe.

Un comentario budista señala: «Los malos amigos emplean palabras seductoras, aduladoras y engañosas, hablan con astucia y artificio, y de ese modo inducen a otros a cometer el mal. En esta interferencia perversa, destruyen la propensión al bien en las personas».[12] Dicho de otro modo, utilizan palabras astutas para destruir la bondad presente en el corazón de la gente.

LAS FUNCIONES DEL «REY DEMONIO DEL SEXTO CIELO»

Si permitimos que estas influencias negativas nos confundan, enseguida nuestra mente se verá invadida por la duda, la incertidumbre, la confusión y la incredulidad. Cuando se quiebra nuestra decisión, es fácil perder de vista la fe correcta.

El origen fundamental de estas funciones negativas es lo que se menciona en el texto como «Rey Demonio del Sexto Cielo».

En esta carta, el Daishonin afirma que este conflictivo mundo saha[13] en que vivimos está regido por el Rey Demonio del Sexto Cielo, y que de algún modo somos sus «súbditos». Ese Rey Demonio se vale de nuestros familiares y de personas con poder e influencia como agentes para obstruir la fe de quienes practican la Ley Mística. Busca, por todos los medios posibles, guiar a las personas hacia malos nocivos y confundir sus pensamientos «haciendo […] que beban el vino de la codicia, el odio y la estupidez[14]».[15]

LA IGNORANCIA FUNDAMENTAL ES LA INCAPACIDAD DE CREER EN LA PROPIA BUDEIDAD INNATA

En otra carta, el Daishonin declara que la esencia del Rey Demonio del Sexto Cielo es la ignorancia u oscuridad fundamental que existe en lo profundo de nuestra vida: «[L]a oscuridad fundamental se expresa como el Rey Demonio del Sexto Cielo».[16] Esta ignorancia u oscuridad primordial se refiere a la ilusión más profunda de la mente humana, a la ignorancia con respecto a la verdad medular de nuestra vida. En otras palabras, es la incapacidad de creer que cada uno de nosotros corporifica la Ley Mística y es un noble individuo que posee el estado vital de la budeidad.

El Rey Demonio del Sexto Cielo no es, por tanto, un ser con entidad propia, que exista fuera de nosotros. Es el aspecto ilusorio de nuestra mente, incapaz de creer en el potencial y la dignidad que nos son inherentes. Si esa ignorancia nos gobierna, podemos acabar denigrando, devaluando o hasta destruyendo nuestra propia vida. Así opera el Rey Demonio del Sexto Cielo, y debemos cerciorarnos de no sucumbir a sus funciones.

LA «FILOSA ESPADA» DE LA FE PUEDE VENCER TODAS LAS FUNCIONES NEGATIVAS

¿Qué es lo que puede derrotar al Rey Demonio del Sexto Cielo? Solo la «filosa espada» de la fe. Como señala el Daishonin: «La palabra “fe” es la filosa espada con la cual uno enfrenta y supera la oscuridad o ignorancia primordial».[17]

Cuando desenmascaramos las funciones negativas y las confrontamos conscientes de lo que son, armándonos de firme fe y entonando Nam-myoho-renge-kyo al Gohonzon, podemos activar nuestra budeidad innata y derrotarlas sin falta.

LAS DIFICULTADES SON UN ENTRENAMIENTO PARA MANIFESTAR LA BUDEIDAD

Algunos de ustedes, mis jóvenes amigos, quizás se pregunten por qué tienen que pasar por dificultades si se supone que practicar el budismo nos trae beneficios. Quizá estén pensando, incluso, que hubiese sido mejor no haber iniciado la práctica siquiera.

En su carta dirigida a los hermanos Ikegami, el Daishonin escribe: «Sometida a las llamas, una roca se convierte en meras cenizas, pero el oro, expuesto al fuego, adquiere su punto de pureza».[18] Esta es una expresión de la profunda confianza que el Daishonin tenía en ambos hermanos. Nos dice que, por ser practicantes del Sutra del loto, ya son personas «de oro»; así pues, lo que deben hacer es desafiarse para superar todas las dificultades y hacer brillar su vida con potencia y vigor expansivo como el «oro puro».

Desde luego, es fácil avanzar cuando la senda es llana y despejada. Pero las vistas más sublimes son las que descubrimos en las alturas, tras haber remontado las colinas de desafíos encontradas en el camino.

En otras palabras, los obstáculos y las dificultades ponen a prueba la autenticidad de nuestra fe; son un entrenamiento para manifestar la budeidad.

El maestro Toda lo expresaba de una manera muy clara: «Los obstáculos existen para ponernos a prueba y capacitarnos. Es como los practicantes de yudo, que se fortalecen a fuerza de ser tumbados una y otra vez por sus instructores. Si afrontamos cada adversidad dispuestos a confrontarla y con la determinación de triunfar, podremos superar hasta los problemas más difíciles».

TRANSFORMAR EL KARMA EN MISIÓN

El budismo Nichiren nos permite encontrar un significado más profundo en las dificultades; nos alienta a verlas como oportunidades para fortalecer nuestra fe y nuestra vida. Nuestra fe se hace más fuerte cuando enfrentamos y desafiamos nuestro karma con una actitud valiente y directa. El propósito de nuestra práctica es establecer un estado de felicidad sereno e imperturbable.

En la época del Daishonin, las escuelas budistas establecidas enseñaban que los sufrimientos y las adversidades de la gente eran una retribución por las malas causas, o mal karma, generado en existencias pasadas. Pero ese argumento no aportaba la fuerza necesaria para acometer los problemas de la vida real y transformarlos.

El budismo Nichiren, en cambio, es una enseñanza que permite a la gente cambiar su destino, porque la Ley Mística es el medio fundamental para superar cualquier sufrimiento.

Para los practicantes del budismo Nichiren, las dificultades y los obstáculos personales son una oportunidad para transformar ese destino o karma. Y nuestra misión es mostrárselo a otras personas mediante nuestro ejemplo, probando así la grandeza de la Ley Mística. Guiados por este enfoque, vivimos con el espíritu positivo de convertir el karma en misión. Desde el punto de vista de la doctrina budista, esto se llama «adoptar voluntariamente el karma adecuado».[19] Es el juramento de los bodisatvas.

Los miembros de la Soka Gakkai en Japón y en el resto del mundo están esforzándose en la fe y la práctica cada día con la consigna de «convertir el karma en misión».

Toda Sensei declaró: «Alégrense cuando se encuentren con dificultades. Ese es el momento de demostrar el poder de la fe. Es una oportunidad para transformar su karma. Si superan esas pruebas, podrán acumular una buena fortuna ilimitada e imperecedera».

(Continuar leyendo la parte 3/3).


[7]Las fuerzas mongolas intentaron invadir Japón en dos oportunidades en la época en que vivió Nichiren Daishonin. La primera tuvo lugar en 1274 y la segunda, en 1281. Carta a los hermanos fue escrita en 1275, poco después de la primera incursión.

[8]En esta disertación, más abajo, se puede leer en detalle acerca de la función del Rey Demonio del Sexto Cielo.

[9]Carta a los hermanos, en END, pág. 521.

[10]Ryokan (1217-1303): También conocido como Ninsho, fue un sacerdote de la escuela japonesa Preceptos Palabra Verdadera. Apoyado por el clan gobernante Hojo, Ryokan asumió como prior del templo Gokuraku-ji en Kamakura, y ejerció gran influencia tanto entre los funcionarios del gobierno como entre el pueblo. Fue detractor de Nichiren Daishonin y conspiró abiertamente con las autoridades para tramar su persecución, así como también la de sus discípulos.

[11]Malos amigos: Concepto que describe a los malos sacerdotes y a otros que confunden a los practicantes valiéndose de enseñanzas falsas, obstruyen su práctica budista e inducen a la gente a malos caminos que causan sufrimiento. Al término «malos amigos» se opone el de los «buenos amigos», que son quienes acercan a otros a la enseñanza correcta.

[12]Síntesis de un pasaje del Comentario sobre el «Sutra del nirvana», de Chang-an. Citado en On Reciting the Daimoku of the Lotus Sutra (Sobre la recitación del daimoku del Sutra del loto), en WND-2, págs. 220-221.

[13]Mundo saha: El mundo en que vivimos los seres humanos, colmado de sufrimientos. Su nombre a menudo se traduce como «mundo donde se resiste». En sánscrito, saha denota la tierra; deriva de una raíz que significa «soportar» o «resistir». Por tal razón, en las versiones en chino de las escrituras budistas, saha se traduce como «resistencia» o «tolerancia». En este contexto, «mundo saha» significa el lugar donde los seres humanos se exponen a padecer sufrimientos.

[14]En el budismo, se considera que la codicia, el odio y la estupidez son males fundamentales inherentes a la vida que originan el sufrimiento humano. Son englobados por el término «tres venenos».

[15]Véase Carta a los hermanos, en END, pág. 519.

[16]El tratamiento de la enfermedad, en END, pág. 1158.

[17]OTT, págs. 119-120.

[18]Carta a los hermanos, en END, pág. 521.

[19]Adoptar voluntariamente el karma adecuado: Alusión a los bodisatvas que, aunque están calificados para recibir las recompensas puras de la práctica budista, renuncian a ellas y juran, en cambio, renacer en una tierra impura para salvar a los seres vivos. Aplicado a nuestra vida, esto quiere decir que superar problemas por medio de la práctica budista es un medio o una forma de mostrar la fuerza de la Ley Mística.

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