Aprendiendo de NRH · XI


Reflexiones sobre el volumen 11 de La nueva revolución humana · Por Hiromasa Ikeda

Imagen: Seikyo

EL 8 DE SEPTIEMBRE de 2019, concluyó la construcción del Centro Mundial Seikyo sumándose un nuevo edificio al complejo de la Sede Central de la Soka Gakkai en Shinanomachi, Tokio. Fue el mismo día en que se cumplió un año de la publicación de la última entrega de La nueva revolución humana.

En la entrada de esta sede del diario Seikyo se erige un monumento de piedra con una dedicatoria del maestro Ikeda. El texto, con fecha 8 de septiembre y titulado «El Seikyo Shimbun, el triunfo de maestro y discípulo», comienza con la siguiente frase:

El kosen-rufu es una contienda de palabras. El desarrollo de la Soka Gakkai depende del vigor con que utilicemos el discurso para comunicar resueltamente la verdadera grandeza y la validez del budismo Nichiren.[1]

El capítulo «La claridad del alba» del volumen 11 de La nueva revolución humana describe una escena en la que Shin’ichi Yamamoto conversa, en 1966, con un responsable de Brasil sobre lo que implica esta «contienda de palabras».

Siento que lo que Brasil necesita en estos momentos es librar una lucha esgrimiendo la palabra para dar a conocer a la sociedad la imagen correcta de la Soka Gakkai. Pero para ello no basta con escribir artículos para las publicaciones de la organización. Es mucho más importante lo que se transmite a través de la voz, del diálogo directo y de una comunicación de vida a vida. El combate más eficaz está en manos de cada miembro que con franqueza y sin rodeos les habla a sus conocidos acerca del budismo y de nuestro movimiento.

En términos concretos, el kosen-rufu consiste en entablar una conexión genuina, de persona a persona y a través del diálogo, y en ampliar la comprensión hacia la Soka Gakkai.

En su dedicatoria para el Centro Mundial Seikyo, Ikeda Sensei también menciona que a través de las publicaciones hermanas del Seikyo Shimbun, que comparten la misión de proyectar luz de sabiduría en sus comunidades, el mensaje humanista de este diario llega simultáneamente a los lectores de todas las latitudes.

En el capítulo «Abriendo nuevas fronteras» Shin’ichi propone el nombre Perú Seikyo para el boletín interno de la Soka Gakkai de dicho país. Hoy en día, existen más de ochenta publicaciones hermanas del Seikyo Shimbun en cincuenta países y territorios alrededor del mundo. En este momento tan significativo, en que hemos inaugurado el Centro Mundial Seikyo el pasado 18 de noviembre, desafiémonos con valentía a dialogar sobre el budismo con nuestras amistades y utilicemos el Seikyo Shimbun [y sus publicaciones hermanas] como herramienta en este emprendimiento.

La fuerza impulsora para cambiar los tiempos

El capítulo «La claridad del alba» describe la lucha que libraron los miembros de Brasil bajo la dictadura militar, una época en la que predominaban los prejuicios y las falsas ideas en torno a la Soka Gakkai. Para transformar esta situación, Shin’ichi decide reunirse con periodistas de Brasil cuantas veces le sea posible. Asimismo, brinda aliento a sus compañeros con la determinación de establecer una base inquebrantable de la fe en sus vidas. Les dice:

La lucha contra la dificultad es el camino directo hacia nuestro desarrollo y hacia la elevación de nuestra condición de vida; es una suerte de trampolín que nos lanza en dirección a la revolución humana.

La lucha contra la dificultad es el camino directo hacia nuestro desarrollo y hacia la elevación de nuestra condición de vida; es una suerte de trampolín que nos lanza en dirección a la revolución humana.

Los miembros de Brasil deciden iniciar sus esfuerzos para ganarse la confianza de la sociedad con una oración seria y sincera. El Departamento de Mujeres es el que lidera este desafío. En el mismo capítulo, Shin’ichi le dice a una responsable del Departamento de Mujeres de Brasil:

La fuerza que impulsa los cambios de la sociedad surge de la oración de las mujeres y de sus acciones arraigadas en la realidad cotidiana. La fuerza de las mujeres puede compararse con la de la Tierra. Cuando ésta se mueve, todo lo que hay sobre ella cambia.

Esta responsable, originaria de Japón, empieza a entonar daimoku, día tras día, con una firme determinación y a recorrer unos treinta a cuarenta kilómetros casi diariamente para visitar a los miembros. Su única referencia era una lista de direcciones, a las que llegaba preguntando a la gente en un portugués vacilante. A través de estos valientes y sinceros esfuerzos, comenzaron a surgir, uno tras otro, miembros decididos a trabajar por el kosen-rufu.

Este espíritu de los pioneros dio origen al lema «Muito mais daimoku!» (¡Mucho más daimoku!) que hoy es la determinación que resuena en toda la organización brasileña. El legado y el compromiso de los predecesores se mantienen vivos.

El primer distrito general de la Soka Gakkai fuera de Japón se estableció en Brasil durante la primera visita de Shin’ichi a ese país, en octubre de 1960. Más tarde, se establecieron distritos generales en otras naciones de Latinoamérica como Perú, Bolivia, Paraguay, Argentina y República Dominicana. El capítulo «Abriendo nuevas fronteras» narra cómo la comprensión hacia la Soka Gakkai fue creciendo en estos países que históricamente no guardaban ninguna conexión con el budismo.

En un inicio, los miembros de cada una de estas localidades enfrentaban un sinnúmero de dificultades que los llevaban a librar una contienda «tan ardua y dolorosa como la lucha para obtener cosechas cultivando un suelo yermo». Sin embargo, a través de sus aportaciones como ciudadanos ejemplares, fueron ganándose poco a poco la confianza de la sociedad.

Imagen: Seikyo

El vínculo que habían establecido con Shin’ichi era la principal fuerza propulsora de sus esfuerzos. Cuando los responsables de la Soka Gakkai de Japón visitaron Argentina, Shin’ichi les confió el siguiente mensaje:

Aunque Japón, situado en las antípodas de Argentina, pueda parecer un país distante, el corazón de quienes dedican su vida al kosen-rufu está junto a mi corazón. Ustedes están siempre presentes dentro de mí.

Jamás debemos olvidar la intensa lucha realizada por los miembros pioneros y su apasionado espíritu nacido del vínculo de vida a vida que forjaron con su mentor. El espíritu de maestro y discípulo surge del encuentro personal con el mentor. Así mismo, cobra vida cuando los discípulos llevan a su maestro en el corazón y se esfuerzan seriamente por cumplir el compromiso que comparten con él.

El último volumen publicado en el siglo XX

El volumen 11 fue publicado por entregas en el Seikyo Shimbun hacia el final del siglo XX, específicamente desde mayo hasta diciembre de 2000. En el capítulo «Un avance dinámico», Shin’ichi describe el siglo XX como «una época signada de guerras y de conflictos incesantes», y en el capítulo «Siempre victoriosos» narra los acontecimientos ocurridos durante la guerra de Vietnam.

Para 1966, la guerra de Vietnam se había convertido en un atolladero del que aparentemente no había salida. En enero de ese año, durante la reunión del Departamento de Estudiantes de Bachillerato del área metropolitana de Tokio, Shin’ichi trata el tema de la guerra y la urgente necesidad de ponerle fin. Repite ese mensaje en el encuentro general del Departamento de Jóvenes celebrado en noviembre y en una reunión del Departamento de Estudiantes realizada en agosto de 1967. Aun previendo la presión que ejercerían los políticos japoneses alineados con los Estados Unidos, Shin’ichi continuó abogando por la paz en Vietnam y presentó propuestas para resolver el conflicto motivado por la sincera preocupación de que «en los enfrentamientos bélicos, los primeros en ser sacrificados son los jóvenes y sus mayores víctimas son los civiles inocentes».

Estas propuestas calaron muy hondo en los sentimientos de los integrantes del Departamento de Jóvenes de los Estados Unidos ya que muchos de ellos enfrentaban la posibilidad de ser enviados al campo de batalla, ya fuera por reclutamiento o por ser militares de profesión. Con la convicción de que el budismo les mostraría el camino para erradicar la guerra, los jóvenes se dedican a estudiar seriamente los escritos de Nichiren Daishonin y las disertaciones de Shin’ichi. En la medida en que profundizan sus estudios llegan a la conclusión de que:

A la paz solo se llega a través de una profunda transformación en el fuero interno de cada individuo, es decir, construyendo dentro de su corazón un irreductible bastión de paz mediante el proceso de revolución humana.

La actitud de ellos refleja la postura fundamental de un practicante budista.

En enero de 1973, Shin’ichi envía una carta al presidente de los Estados Unidos pidiendo un alto al fuego. Su misiva «fue al mismo tiempo una propuesta y un compromiso, pero también una advertencia» nacida de una necesidad apremiante, de tomar iniciativas para hacer del siglo XXI un siglo de paz, dejando atrás un siglo de guerras y enfrentamientos.

Este espíritu, sin duda, se asemeja al de Nichiren Daishonin cuando presentó su tesis «Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra» en censura al gobierno. Pienso que Ikeda Sensei escribió sobre las persecuciones enfrentadas por Nichiren Daishonin al final del capítulo «Un avance dinámico» como expresión de su determinación de transmitir y poner en práctica el espíritu del Daishonin en el siglo XXI.

Impávidos ante cualquier adversidad que se pueda presentar, sigamos avanzando en perfecta concordancia con el espíritu del Daishonin para expandir aún más nuestro movimiento por el kosen-rufu. |


Pasajes clave del volumen 11

«El camino de la fe no es llano. Hay cuestas empinadas que ascender y noches en que arrecian las tormentas. Pero, ocurra lo que ocurra, no sean vencidos. El hecho de no ser doblegados por estas inclemencias es prueba de la validez de la fe». («La claridad del alba»).

«La amistad y la benevolencia comienzan en el acto de orar. La oración tiene el poder de conectar a un ser humano con otro». («Abriendo nuevas fronteras»).

«Basta con que haya un solo individuo en un país para que se genere allí la sublime y noble tarea del kosen-rufu mundial. Por lo tanto, es de máxima importancia que alentemos y apoyemos a esas personas con toda nuestra energía». («Abriendo nuevas fronteras»).

«El espíritu de la Soka Gakkai se sostiene en tres pilares: la empatía que lleva a trabajar por la felicidad de todas las personas y por la paz mundial; el desafío de levantarse solo y enfrentar las adversidades sin temor; y el sentido de justicia que rehúsa tolerar la iniquidad». («Siempre victoriosos»).

«Perseverar no quiere decir simplemente hacer hoy lo que hicimos ayer. Es desafiarnos y tomar una nueva decisión cada mañana. La fe es una batalla constante contra las funciones demoníacas, y Buda es alguien que jamás abandona esa contienda». («Un avance dinámico»). |


Resumen del volumen 11

La claridad del alba
En marzo de 1966, Shin’ichi visita Brasil. Bajo una estricta vigilancia policial, alienta a los miembros a ganarse la confianza de la sociedad, sentando así las bases para el kosen-rufu.

Abriendo nuevas fronteras
Shin’ichi visita Perú y destaca los esfuerzos que realizan los compañeros en otros cuatro países de América Latina, incluyendo Argentina.

Siempre victoriosos
El festival cultural de Kansai se celebra a pesar de una fuerte lluvia. Shin’ichi presenta una propuesta abogando por la paz en Vietnam.

Un avance dinámico
El partido Komei presenta por primera vez candidatos para las elecciones de la Cámara baja y logra vencer. En Niigata, Shin’ichi honra la vida de Nichiren Daishonin y su espíritu indomable ante las persecuciones. |


(Los textos que integran esta sección son traducciones del artículo publicado el 25 de septiembre de 2019 en el Seikyo Shimbun).


[1] Véase este número, sección «Punto de partida».

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