Crecer y crear valor en el lugar que he elegido


Por Yuliana Suárez · Tenerife


EN 2004 DECIDÍ mudarme de Uruguay, mi país de origen, a Tenerife, donde ya vivía mi hermano. Menos de una semana después de llegar, gracias a mi cuñada comencé a practicar el budismo en la Soka Gakkai, y al poco tiempo recibí el Gohonzon. Tenía19 años. Ya desde entonces consideré Tenerife mi casa y el lugar de mi misión.

Este pasado mes de marzo era muy importante para mí: tradicionalmente es un mes en el que los jóvenes de la Soka renovamos nuestro juramento de compartir el mismo propósito que nuestro maestro; pero, además, yo empezaba mis prácticas de Técnica Superior en Integración Social, una formación que había emprendido tres años atrás con la intención de mejorar profesionalmente y de crear valor en la sociedad.

Había logrado hacer todos los arreglos necesarios en mi trabajo para realizar las prácticas sin problemas y, aunque me habían asignado a un centro de menores –un colectivo diferente al que había solicitado–, comencé muy decidida a tener una experiencia maravillosa. Tan solo una semana después, se decretó el estado de alarma y vi todos mis objetivos desvanecerse.

Los primeros días estuve muy enfadada y me sentí perdida. ¡Con todo lo que yo me había esforzado…! Pero comencé a recibir cada día guías muy alentadoras de parte de la SGEs, y a observar cómo se estaban tomando medidas para que nadie se quedara atrás.

Basada en esta orientación y aliento, pude determinarme a vencer mi negatividad y volví a orar cada mañana para extraer el coraje de enfrentar mi nueva realidad, y para que las demás jóvenes[1] pudieran determinarse a vencer también, transformar su realidad y crear valor en la nueva situación.

Me aferré a la campaña «1,2,3 Be the Light!», me organicé con mis compañeras para llamar y alentar a todas las jóvenes de la Soka en Canarias y me dediqué a ello de todo corazón. En realidad, estaba de vacaciones para poder realizar unas prácticas que se habían suspendido, ¡tenía que aprovechar ese tiempo!

También apoyé las preparaciones de los encuentros de la nueva revolución humana y las sesiones de apoyo al estudio para el examen de segundo grado. Confieso que realizar esas videollamadas individuales y en pequeños grupos, sobre todo para el estudio, representó un gran desafío para mí al principio. No era un medio en el que me sintiera como pez en el agua… Pero lo hice, tanto en esos primeros días de vacaciones, como en los meses siguientes.

Cuando me reincorporé a mi puesto de trabajo, no fue fácil aplicar todas las medidas preventivas. Trabajo como cuidadora en una residencia de personas con discapacidad psíquica y física, y al principio fue todo un reto adaptarnos a los nuevos protocolos de higiene, especialmente estar a dos metros de distancia, ya que los pacientes estaban acostumbrados al contacto físico. Sin embargo, muchos de ellos entendían que algo estaba pasando y, a veces, ¡ellos mismos nos alentaban diciéndonos que todo saldría bien!

A mediados de abril me comunicaron por fin cómo iba a terminar mi formación. Como alternativa a las prácticas que se suspendieron, me propusieron preparar un proyecto de actividades educativas. Al principio me dio miedo, porque escribir proyectos era algo que, a lo largo de los tres años del ciclo, siempre me había costado muchísimo. Sin embargo, determiné que esa sería la prueba real de mi constancia y de mi capacidad, y me apoyé mucho en el libro ¡Estudiantes, sed la vanguardia! Me alentó especialmente este pasaje:

Por favor, no pasen la juventud eludiendo las dificultades y buscando el camino del menor esfuerzo. Por favor, salgan voluntariamente en busca de los desafíos más difíciles y del trabajo más arduo. Y si van a enfrentar adversidades, háganlo por un ideal noble. No se encierren en su propio caparazón, estudien inspirados en los ideales más elevados, con el deseo de ayudar a sus amigos y de contribuir a la sociedad y al género humano. Aquí yace el verdadero significado del estudio.[2]

Leyéndolo, recordé que había decidido estudiar porque quería crear valor en la sociedad, ¡así que no debía lamentarme! A pesar de que hubo días de mucha tensión, finalmente pude hacer el trabajo con una compañera de clase y, el día que realizamos la defensa por videollamada, nos felicitaron tanto mis compañeros como la profesora por exponer con naturalidad y convicción. Yo pensé: «¡Esto es gracias al entrenamiento en la Soka Gakkai de preparar actividades online, con lo que me costó al principio…!».

Yuliana, a la derecha, junto a una de sus compañeras de trabajo

En estos meses, he orado mucho también para la protección de mis padres, ya que ambos forman parte de la población de riesgo frente a la COVID-19. En Uruguay se decretó el estado de alarma, y mis padres tuvieron el beneficio seguir cobrando el 80% de su sueldo a pesar de tener que dejar sus puestos de trabajo. ¡Un gran alivio!

En este tiempo de puro desafío, he podido vivir tal y como decidí: como protagonista de mi vida en el escenario que escogí, con alegría y responsabilidad, sin dudar de mi capacidad.

En este tiempo de puro desafío, he podido vivir tal y como decidí: como protagonista de mi vida en el escenario que escogí, con alegría y responsabilidad, sin dudar de mi capacidad. Estoy segura de que esta pandemia es una oportunidad para transformar el curso de la historia, y yo puedo hacerlo desde mi propia determinación interior y cambiando mi postura hacia la vida: todo empieza por la oración.

Estoy segura de que esta pandemia es una oportunidad para transformar el curso de la historia, y yo puedo hacerlo desde mi propia determinación interior.

Siento un enorme agradecimiento hacia mi maestro Daisaku Ikeda, y también hacia todos mis compañeros de fe. Seguiré desafiándome hacia el festival Protagonistas de la Alegría, que, aunque cambie en el formato, no cambiará en su propósito esencial de permitirnos cultivar nuestra condición de protagonistas del cambio.

Me determino a seguir creciendo en la fe para convertirme en una persona de tal fortaleza espiritual que pueda inspirar a las demás a hacer lo mismo, en particular a los más jóvenes y a los más vulnerables. |


[1] ↑ N. de E.: Yuliana es responsable del Departamento de Mujeres Jóvenes de la SGEs en Canarias.

[2]IKEDA, Daisaku: ¡Estudiantes, sed la vanguardia!, suplemento especial de Civilización Global, pág. 37.

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