El camino a la felicidad absoluta


El propósito de profundizar en este número en el significado y la trascendencia del juramento del kosen-rufu desde diferentes ángulos nos motiva a dedicar esta sección a tratar una parte del capítulo «Estrella guía» de La nueva revolución humana.


Al inicio del capítulo «Estrella guía», el segundo del volumen 13 de La nueva revolución humana, se evocan hechos sucedidos en septiembre de 1968, empezando por un viaje de Shin’ichi Yamamoto a Asahikawa.

Situada en la más septentrional de las islas principales de Japón (Hokkaido), la ciudad de Asahikawa «tiene profundos lazos con los sucesivos presidentes de la Soka Gakkai».[1] Y, si bien la estancia allí en esta ocasión se ha planificado como una breve escala de camino hacia Wakkanai, Shin’ichi decide aprovecharla y asistir de manera imprevista a una reunión de los miembros locales.

Siempre mantenía la actitud de quien se encuentra en el último momento de su vida. Por eso alentaba a los miembros con cada fibra de su ser y consideraba cada encuentro como una oportunidad única. Así, su cálida sinceridad conmovía profundamente a aquellos con quienes se reunía; los llenaba de coraje y de esperanza.[2]

Seguidamente, citamos palabras pronunciadas en esa ocasión, y comentarios al respecto recogidos en el capítulo.

DEDICARNOS AL JURAMENTO DEL KOSEN-RUFU

«La prosperidad mundana es relativa y transitoria […]. Pero, entonces, ¿cómo lograr la prosperidad y la felicidad absolutas y eternas? El único modo es abrir el palacio que existe en nuestro corazón y elevar nuestro estado de vida. Esto significa dedicar esta existencia al gran juramento del kosen-rufu.

La característica distintiva del budismo Nichiren es su meta del kosen-rufu mundial y su énfasis en practicar con ese fin. Por eso, Nichiren Daishonin estableció “la práctica para uno y la práctica para los demás” –en otras palabras, recitar la Ley Mística y enseñarla a otros– como los dos pilares esenciales de la práctica budista.

¿Por qué el Daishonin le daba tanta importancia a la propagación? Huelga decir que es el medio para conducir a toda la humanidad a la felicidad absoluta. Pero, esencialmente, porque el gran camino para que cada practicante logre la iluminación en esta existencia yace en esforzarse activamente para propagar el budismo, con el mismo deseo por el kosen-rufu que el propio Daishonin.

Nichiren Daishonin escribió: “Si usted comparte el mismo corazón que Nichiren, tiene que ser un Bodhisattva de la Tierra”[3] y “Aquel que recite aunque sea una palabra o frase del Sutra del loto y hable de ella a otros es emisario del buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas”.[4]

Estos pasajes son claras afirmaciones de que quienes toman como misión personal el kosen-rufu, el deseo y el propósito del Daishonin, y difunden la enseñanza correcta, son Bodisatvas de la Tierra y emisarios del Buda. Llevando a cabo nuestra práctica con tal fin, nuestra vida se armoniza con la del Daishonin y manifestamos los estados de bodisatva y de budeidad. Consecuentemente, brotan desde el interior una intensa y pura fuerza vital y una sabiduría infinita. De este modo, podemos cambiar, abrir el camino hacia nuestra revolución humana, hacia una transformación fundamental en el estado interior del ser.

Ilustración: Cortesía de Seikyo Shimbun

Cuando nuestra vida se modifica en un nivel profundo, podemos superar los sufrimientos derivados de la enfermedad, las dificultades financieras y la discordia familiar; todo ello de acuerdo con el principio budista de “unidad del cuerpo y la mente” y el de “unidad de la vida y su entorno”. Como resultado, podemos cambiar el karma.

La Soka Gakkai siempre ha avanzado a toda marcha hacia el kosen-rufu, exactamente como lo ordenó el Daishonin. […]

En los primeros días de la organización, los nuevos miembros que apenas estaban aprendiendo a recitar el sutra acompañaban a sus antecesores cuando iban a hablarles a sus amigos sobre el budismo. Se empeñaron en apoyar esos esfuerzos mientras batallaban con sus propias dificultades: deudas financieras, enfermedades, discordias familiares o rencillas doméstica constantes.

Al principio, estos nuevos miembros no tenían idea de cómo compartir la práctica con los demás. Lo único que podían hacer era asentir con la cabeza cuando sus antecesores hablaban de la grandiosidad del budismo del Daishonin. Pero a través de su participación en las actividades de Gakkai, fueron adquiriendo fuerza vital y esperanza, un cambio del que empezaron a hablar muy naturalmente con gran alegría y convicción. A medida que seguían el ejemplo de otros miembros y estudiaban las enseñanzas del Daishonin, su fe se profundizó y aprendieron a compartir el budismo con los demás.

Estos miembros de la Soka Gakkai, que habían despertado a su noble misión de llevar a cabo el kosen-rufu, partieron a propagar las enseñanzas del Daishonin; visitaron los hogares de todos sus conocidos, ricos o pobres, prestigiosos o humildes. Les contaron con entusiasmo a sus amigos que el camino humano correcto, el camino a la felicidad genuina, solo podía ser hallado en la práctica del budismo Nichiren.

Basar la vida en un juramento profundo por el kosen-rufu junto con nuestro maestro: aquí yace el camino directo a la revolución humana y a la transformación del karma.

Algunas veces encontraron reacciones violentas: “¡Tienes la desfachatez de venir a darme consejos cuando todavía no puedes siquiera cuidar de ti!” o “¡Vuelve cuando hayas superado tu enfermedad!”.

Incluso les arrojaron sal o agua. Pero los miembros no se perturbaron. Solo sentían misericordia por los que los echaban tan duramente. La intensa llama del coraje ardía en sus corazones, y gradualmente arraigó en ellos la convicción fuerte, inamovible, de que definitivamente serían felices.

Aunque enfrentaron diversos problemas, se negaron a ser derrotados; rebosaban alegría y orgullo por poder propagar las enseñanzas del Daishonin como Bodisatvas de la Tierra y emisarios del Buda. Les preocupaban más los sufrimientos de sus amigos que la propia enfermedad o los infortunios financieros. Inquietos por el futuro de su país y por la sociedad en su conjunto, oraron sinceramente por la paz del mundo.

Ellos ya habían logrado un estado de vida vasto e indestructible; y esa transformación fundamental había cambiado drásticamente la realidad de sus vidas cotidianas, colmándolos de gozo y de grandes beneficios.

Basar la vida en un juramento profundo por el kosen-rufu junto con nuestro maestro: aquí yace el camino directo a la revolución humana y a la transformación del karma, que lleva a la felicidad absoluta. Podría decirse que tomar parte en esta noble tarea es el privilegio especial y el honor de los miembros de la Soka Gakkai».[5]


[1] ↑ IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana. Volúmenes 13 y 14, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2019, pág. 65.

[2] ↑ Ib., pág. 64.

[3] ↑ El verdadero aspecto de todos los fenómenos, en END, pág. 406.

[4] ↑ La voz pura y potente, en END, pág. 350.

[5] ↑ IKEDA, op. cit., págs. 68-70.

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