El Departamento de Jóvenes (3/3)


(Volver a la parte 2/3).

Hoy, cuando Nichiren Daishonin y sus seguidores entonan Nam-myoho-renge-kyo, ellos hacen a un lado la discriminación.
·
Los veintiocho capítulos del Sutra del loto representan diferenciaciones [en lo que concierne a la capacidad de comprender la enseñanza], pero los cinco caracteres[8] de la Ley prodigiosa [la Ley Mística] no dan lugar a discriminación. […]
·
La «misma lluvia» [en el pasaje «Aunque todos estos árboles y plantas crecen en la misma tierra y son humedecidos por la misma lluvia, cada uno de ellos posee diferencias y peculiaridades»][9] es el daimoku que no se mezcla con ninguna otra práctica religiosa.
·
El capítulo «Introducción» del Sutra del loto dice que el Buda desea «hacer que caiga la gran lluvia de la Ley».[10] Ahora bien, este capítulo, «La parábola de las hierbas medicinales», habla de las plantas y de los árboles que «son humedecidos por la misma lluvia».[11]

UNA PARÁBOLA QUE PONE DE RELIEVE EL AMOR COMPASIVO DEL BUDA

Además de la fe independiente, es importante que los jóvenes mantengan la práctica budista del amor compasivo, enfocado en valorar y cuidar a cada persona.

Ahora, examinemos la parábola de “las tres clases de hierbas medicinales y las dos clases de árboles”, que aparece en el capítulo 5 del Sutra del loto, «La parábola de las hierbas medicinales». Esta analogía enseña el principio humanístico de atesorar a cada persona reconociendo que es única e infinitamente valiosa.

Ustedes, los integrantes del Departamento de Hombres Jóvenes y del Departamento de Mujeres Jóvenes, son personas valientes, decididas a luchar contra los obstáculos y a proteger al pueblo. Son líderes de la paz que abrazan y aceptan generosamente a todas las personas. Espero que siempre se esfuercen por poner en práctica la filosofía budista del amor solidario, apoyando y forjando sinceramente el potencial de cada ser humano.

La parábola de las tres clases de hierbas medicinales y las dos clases de árboles ejemplifica el amor compasivo imparcial del Buda.

Los montes y ríos, los valles y llanos de todo el universo albergan una plétora de plantas, árboles y hierbas medicinales de las más variadas formas, nombres y propiedades. La expresión «tres clases de hierbas medicinales y dos clases de árboles» denota una clasificación que agrupa las hierbas en categorías inferiores, intermedias y superiores, y a los árboles en pequeños y grandes.

En la parábola, un denso manto de nubes cubre el mundo y libera una lluvia dadora de vida, que riega por igual todas las especies vegetales, sin discriminar a ninguna de ellas, beneficiando tanto a los árboles como a las hierbas medicinales. Esto simboliza el modo en que el Buda se manifiesta en el mundo y expone imparcialmente una misma Ley para todos los seres.

EL FLORECIMIENTO DE LA INDIVIDUALIDAD BASADO EN LA IGUALDAD

La lluvia cae por igual sobre todo tipo de plantas, a pesar de las diferencias que hay entre ellas. Al recibir la humedad de la lluvia, todas crecen, florecen y dan fruto, cada una de acuerdo con sus cualidades y características propias.

La enseñanza de la Ley que expone el Buda es exactamente igual. El Buda alberga el mismo amor compasivo y solidario hacia todos los seres vivos, sin distinción.

En el capítulo «La parábola de las hierbas medicinales», Shakyamuni dice:

Considero todas las cosas
universalmente iguales;
mi mente no se inclina en favor de tales o cuales,
ni ama a unos ni odia a otros.
No tengo codicia ni apego,
no tengo limitación o traba.
En todo momento, para todas las cosas,
predico la Ley por igual;
del mismo modo que haría con una única persona,
procedo con personas innumerables.[12]

El Buda ve a todas las personas como a iguales, y desea que cada una se eleve hasta el mismo estado de budeidad que él adquirió.

Entonces, la parábola enseña el respeto a la individualidad de cada persona basada en un espíritu de igualdad que no rechaza ni excluye a nadie. La visión profundamente sabia del budismo sobre la humanidad es que todos poseemos una misión única y valiosa, tal como el principio sobre la «floración de los árboles de ciruelo, cerezo, melocotonero y albaricoquero».[13]

LA «LLUVIA» IMPARCIAL DE NAM-MYOHO-RENGE-KYO

Este pasaje del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente que estamos estudiando es parte del comentario del Daishonin sobre el pasaje de «La parábola de las hierbas medicinales», el quinto capítulo del Sutra del loto. Ese fragmento dice: «Aunque todos estos árboles y plantas crecen en la misma tierra y son humedecidos por la misma lluvia, cada uno de ellos posee diferencias y peculiaridades». En otras palabras, todas las plantas y los árboles, aun siendo distintos y singulares, crecen de la misma Madre Tierra, que no rechaza sus semillas.

«Humedecidos por la misma lluvia», por su parte, significa que la enseñanza del Buda (la lluvia) nutre profundamente a todos sin discriminación. La lluvia cae imparcialmente sobre cada criatura.

Por eso, el Daishonin afirma que Nam-myoho-renge-kyo es la enseñanza fundamental que reside en el juramento del Buda: revitalizar y dar esperanza a todas las personas, cada una con sus capacidades distintivas. Enseña que entonar Nam-myoho-renge-kyo es la fuente del amor compasivo que nos permite aceptar y nutrir cualquier expresión de la vida, y el origen de la sabiduría capaz de robustecer y revitalizar todas las cosas.

Así pues, para nosotros, ser «humedecidos por la misma lluvia» significa entonar «la misma lluvia» de Nam-myoho-renge-kyo para que brote de nuestro interior un manantial de enérgica fuerza vital.

En el término «misma lluvia», la palabra «misma» también se traduce como «una sola». En ese sentido, indica la sola práctica de entonar Nam-myoho-renge-kyo con corazón puro y sincero.

Aunque estemos sufriendo a causa de enfermedades, problemas económicos o discordia familiar, si mantenemos una firme práctica budista basada en la fe en el Gohonzon, podemos establecer el estado de vida de la budeidad, desplegar el poder del Buda y construir una vida victoriosa.

TODOS SOMOS PERSONAS INFINITAMENTE VALIOSAS

Todos somos iguales frente al Gohonzon.

El señor Toda dijo una vez: «El espíritu fundamental de Nichiren Daishonin es que todos son hijos del Buda y que la vida de cada persona es una Torre de los Tesoros. Por eso, este budismo puede llamarse una verdadera religión mundial, capaz de guiar a todos los pueblos a la iluminación».

Aunque algunos miembros hayan dejado de participar en las actividades de la Soka Gakkai o su convicción en la fe se haya debilitado, sin falta llegará un momento en que tomarán nueva conciencia de su misión y volverán a ponerse de pie.

Desde mi juventud, siempre he alentado a los miembros basándome en la firme convicción de que todos son valores humanos y en la férrea determinación de ayudar a cada uno a ser feliz.

ALENTAR A UNA PERSONA MÁS

Durante la campaña de Osaka[14] de 1956, oré al Gohonzon para que la mayor cantidad posible de personas en Osaka se sumaran a nuestro movimiento y fuesen nuestros aliados. Me puse personalmente al frente y salí yo mismo a conocer a uno tras otro y a visitar sus hogares.

Aprovechaba cada momento libre para dialogar con quienes venían a la sede central de la Soka Gakkai en Kansai. Acompañado de los miembros del lugar, viajaba por todos lados en bicicleta. Me decía a mí mismo: «Todavía tengo tiempo, aún me queda un rato más para alentar a otra persona…», y con ese sentimiento, llegué hasta a veinte lugares de reunión en un solo día.

Después de volver a la sede de Kansai, al cabo de una larga jornada de actividad extenuante, me sentaba a orar con sinceridad y a escribir cartas o postales para los miembros a quienes había alentado o de los cuales estaba pendiente. De esa manera, en seis meses pude dar aliento personal a ocho mil personas.

Me gratificaba inmensamente que todos los compañeros de Kansai hubiesen respondido a la lucha y la oración sincera de «ese simple joven», poniéndose de pie y luchando a mi lado. Juntos, logramos batir el récord histórico de sumar 11.111 nuevas familias a nuestro movimiento en un solo mes, en el distrito general Osaka, y pudimos obtener un sorprendente triunfo del pueblo con un resultado que, a los ojos de todos, era imposible.

Cuando me embarqué en la campaña de Osaka, mi firme determinación fue luchar por mi maestro, darlo todo en bien de mis compañeros y vencer por medio de la fe en el Gohonzon. Con una fe imbuida de ese juramento, luché con alma y vida, alenté profundamente a mis camaradas de fe y triunfé por medio del compromiso sincero y dedicado. Ese es el espíritu que espero transmitir a mis amados miembros del Departamento de Jóvenes.

ESPERANZA EN LOS JÓVENES DE HOY

Hoy, los jóvenes de la Soka están presentando en todo el mundo nuevas iniciativas para la paz. Los pensadores más prominentes del mundo están expresando lo mucho que esperan del trabajo de todos ellos.

La escritora y activista social norteamericana Hazel Henderson, especialista en tendencias futuras, ha dicho tener en común con nosotros la postura de levantarse por propia decisión, con el valor de dar el primer paso, seguido de otros y otras. Esa –aseguró– es la manera de abrir nuevas rutas.[15]

El activista argentino de los derechos humanos Adolfo Pérez Esquivel también manifestó su convicción de que los jóvenes, como protagonistas de esta época, representan el germen de una nueva era de convivencia pacífica y de respeto a la dignidad humana.[16]

En 2018, el doctor Pérez Esquivel y yo presentamos un documento titulado «A los jóvenes del mundo, un llamado a la resiliencia y a la esperanza». Ambos creemos que la juventud tiene la fortaleza intrínseca de superar todos los obstáculos y adversidades.

CONSTRUIR UNA SOCIEDAD HUMANÍSTICA

Siempre habrá esperanza, mientras haya jóvenes que trabajen juntos para crear una nueva época.

Hoy, en los albores de una nueva era, tenemos la brillante oportunidad de poner en marcha una marea de paz y de construir una sociedad humanística.

¡Sigamos avanzando en la gran lucha por hacer realidad el ideal del Daishonin, que es «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra», junto a los jóvenes Soka del mundo que están asumiendo su misión como Bodisatvas de la Tierra!

(Traducción del artículo publicado en la edición de julio de 2019 de Daibyakurenge). |


[8] ↑ Myoho-renge-kyo se escribe con cinco ideogramas chinos, mientras que Nam-myoho-renge-kyo se escribe con siete (namu o nam se compone de dos caracteres). El Daishonin a menudo usa Myoho-renge-kyo como sinónimo de Nam-myoho-renge-kyo en sus escritos.

[9] ↑ SL, cap. 5, pág. 98.

[10] ↑ Ib., cap. 1, pág. 13.

[11] ↑ OTT, pág. 64-65.

[12] ↑ SL, cap. 5, pág. 102.

[13] ↑ Véase OTT, pág. 200.

[14] ↑ Campaña de Osaka: En mayo de 1956, los miembros de Kansai, unidos en torno al joven Daisaku Ikeda, quien había sido enviado a ese lugar por el presidente Toda para servirles de apoyo, lograron el ingreso de 11 111 nuevas familias a la Soka Gakkai, como practicantes del budismo Nichiren. En las elecciones legislativas realizadas dos meses más tarde, el candidato apoyado por la Soka Gakkai en Kansai obtuvo un escaño en el Senado, hazaña considerada irrealizable por todos, en aquel momento.

[15] ↑ De un artículo publicado en el Seikyo Shimbun el 26 de febrero de 2012.

[16] ↑ De un artículo publicado en el Seikyo Shimbun el 17 de noviembre de 2012.