En la batalla por la preservación y la mejora del medio ambiente


Entrevistamos a Olalla Martínez, socia fundadora de una consultoría ambiental caracterizada por la coherencia con sus valores y por el compromiso con su difusión.

En primer lugar, ¿podrías explicarnos en qué consiste tu trabajo, a grandes rasgos?

En 2007, un compañero de trabajo y yo decidimos asociarnos, constituir nuestra propia consultoría ambiental y desarrollar nuestro trabajo a través de tres vertientes diferentes: medio ambiente industrial, medio natural y educación ambiental. Si bien ambos nos apoyamos en cualquiera de estos tres ejes, yo me dedico prioritariamente a asesorar a todo tipo de industrias y empresas en relación con los requisitos ambientales que tienen que cumplir y con la mejora en su comportamiento ambiental, mientras que mi socio centra sus esfuerzos en la elaboración de todo tipo de estudios del medio natural, así como en diversos proyectos de educación ambiental.

¿Qué te llevó a crear tu propia consultoría tan joven, aun sabiendo del esfuerzo y los riesgos que conlleva emprender?

Mi principal motivación para emprender fue que yo quería tomar todas las decisiones relacionadas con cada trabajo a realizar. Como en muchos otros ámbitos, trabajamos para clientes que te exponen sus deseos y necesidades. En medio ambiente, demasiado a menudo prima la economía por encima de la sostenibilidad; y yo quería tener el poder de decir «no» a un trabajo, si considero que vulnera los valores ambientales y personales en los que creo.

Además, aunque mi anterior trabajo también se desarrollaba en una consultoría ambiental, no se realizaba ningún proyecto de educación ambiental ni tampoco me permitían hacerlo a mí de manera personal e independiente.

Olalla y su socio David (sentados) enseñan sobre el anillamiento científico de aves a grupos familiares, durante una jornada de educación ambiental en la Laguna de Hervías (septiembre de 2018)

Cuando escuchamos la palabra «ambiental» tendemos a pensar en hermosos paisajes rurales. Sin embargo, según nos comentas, dedicas buena parte de tu tiempo a asesorar a industrias. ¿Puedes aclararnos esto, que, de entrada, podría parecer un contrasentido?

En este mundo todo está interconectado; la empresa o la industria y el medio ambiente también lo están, además, de una manera muy íntima. Se consumen recursos del medio para dar lugar a los productos y servicios que el ser humano utiliza, devolviendo al medio ambiente tanto residuos como emisiones. No solo ayudo a las industrias a que desarrollen su trabajo cumpliendo la legislación ambiental vigente, sino que las ayudo a cambiar las inercias de filosofía y comportamiento contaminante y no sostenible, que, en muchos casos, forman parte de su día a día y que consideran normales y correctas. Ayudo a cambiar el pensamiento, que está fuertemente arraigado, de que para fabricar no hay más remedio que contaminar y de que algo es correcto solo porque siempre se ha hecho de la misma manera.

Ayudo a las industrias a […] cambiar las inercias de filosofía y comportamiento contaminante y no sostenible.

Es una tarea loable. Al mismo tiempo, y puesto que la solución de las actuales urgencias medioambientales requiere conciertos globales, algunas personas dudan de la efectividad de los esfuerzos locales, dada la lentitud en el cambio de inercias de algunos grandes países o corporaciones. ¿Cómo haces para no perder la esperanza, y para seguir alentando a otras personas a no perderla?

Hace poco escuché a una persona decir que todas las acciones que cada persona realiza para la protección y el cuidado del medio ambiente son como una lluvia fina. Parece que no cae, casi no la notas, pero va calando en la tierra. Si bien es cierto que resulta básico que los países y sus gobernantes a nivel global lleguen a acuerdos y se movilicen por esta causa, no lo es menos que cada persona o agrupación local, por pequeña que sea, incorpore en sus decisiones de vida diarias el factor de protección y cuidado del medio ambiente ya que, como dice el refrán, «grano no hace granero, pero ayuda al compañero».

Para mí es fundamental atesorar cada prueba real de cambio en el comportamiento ambiental que voy detectando en las industrias a las que asesoro, atesorar cada inercia no sostenible que, con mi ayuda y su esfuerzo, consiguen eliminar de su quehacer diario. Son estas experiencias reales las que yo luego transmito a otras empresas e incluso a las personas que me rodean. Me dan esperanza y fe en que cambiar es posible, aunque suponga mucho esfuerzo, y cada pequeño avance me proporciona una herramienta para enfrentar la frase que tantas veces he escuchado a multitud de clientes: «¡Eso es imposible!».

La protección, preservación y mejora de nuestro medio ambiente es una batalla en la que no caben las tablas: se gana o se pierde. Mi determinación es ganar. Es algo que me ha enseñado el budismo.[1]

La protección, preservación y mejora de nuestro medio ambiente es una batalla en la que no caben las tablas: se gana o se pierde. Mi determinación es ganar. Es algo que me ha enseñado el budismo.

Entre quienes leen esta revista se cuentan jóvenes y niños. ¿Te gustaría transmitirles algún mensaje?

Afortunadamente nuestros niños y jóvenes están cada vez más sensibilizados con la protección y el cuidado del medio ambiente. No obstante, me gustaría transmitir algo de lo que no solemos percatarnos y que considero de vital importancia: el residuo que no contamina es el que no se genera, y los residuos que generamos no desaparecen.

La mayoría de las personas separamos nuestros residuos en casa y los llevamos a su contenedor correspondiente de forma correcta. Pero ¿qué ocurre después? Esos residuos no se volatizan; a veces son reutilizados, otras son reciclados y, muchas veces, enterrados, pero nunca desaparecen. Por eso es importante transmitir no solo el correcto proceder en la separación de nuestros residuos, sino también el gran poder que tenemos cuando compramos nuestras cosas o incluso cuando las utilizamos, ya que es en ese momento cuando podemos decidir generar o no un residuo que va a permanecer en el medio ambiente mucho tiempo.

En el cuidado y la protección de nuestro mundo, la acción individual de cada persona tiene un impacto global mucho mayor de lo que creemos.

En el cuidado y la protección de nuestro mundo, la acción individual de cada persona tiene un impacto global mucho mayor de lo que creemos.


[1]N. de E.: Nichiren Daishonin observó que «El budismo concede una importancia primordial a la victoria y la derrota» (El Héroe del Mundo, en END, pág. 876). En coherencia con ello, Daisaku Ikeda estableció como quinta y última guía eterna de la Soka Gakkai la «Fe para una victoria absoluta».

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