Avanzar hacia la victoria a través de la renovación cotidiana
Comenzamos el año publicando una nueva entrega de la serie de disertaciones de Daisaku Ikeda titulada «Iluminando el mundo con el budismo del sol».
SE ELEVA EL ÁUREO SOL de un nuevo año, cuyos días se suceden uno tras otro, con flamante vitalidad.
«Renuévate cada día, todos los días. Que haya una diaria renovación». Estas palabras de La gran sapiencia, un texto clásico del confucianismo, eran apreciadas por el fundador de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi.
También las cité cuando, junto a mis compañeros de fe, emprendimos el nuevo año de mi setenta cumpleaños (el 2 de enero de 1998), con mi juramento de volver a esforzarme con energía y valentía en esa nueva etapa.
Cada día, cada mañana, nos renovamos y damos inicio a nuestro propio amanecer interior.
Con miras al nonagésimo aniversario de la Soka Gakkai
Muchas personas, cuando empieza el año, adoptan nuevas decisiones con entusiasmo.
Si uno concluye el año previo de manera exitosa y feliz, decide lograr mucho más aún en los meses siguientes. Si, a la inversa, arrastra problemas irresueltos o no está conforme con el año que termina, debe decidir que el próximo será de gran victoria, pase lo que pase.
La fuerza motriz para iniciar el año nuevo con potencia se encuentra en hacer un nuevo juramento.
La fuerza motriz para iniciar el año nuevo con potencia se encuentra en hacer un nuevo juramento.
Este año, mientras escalamos la montaña de la victoria hacia nuestro nonagésimo aniversario (el 18 de noviembre de 2020), reanudemos el avance junto a nuestros camaradas del Japón y del mundo con la determinación flamante de «renovarnos cada día, todos los días».
Una disertación inolvidable del presidente Toda
El día de Año Nuevo de 1958, mi maestro Josei Toda dio una disertación memorable. Su salud se había deteriorado en el otoño anterior, y había pasado los meses siguientes recuperándose. El día de Año Nuevo fue hasta la sede central de la Soka Gakkai (en Shinanomachi, Tokio). Lo acompañé desde su casa y recuerdo lo feliz que me sentí al ver su mejoría.
Después del gongyo, el presidente Toda se volvió hacia las personas presentes y comenzó a hablar sobre una de las enseñanzas más profundas del budismo.
El tema de su conferencia fue la «integración de los tres principios místicos». Los tres principios místicos son la verdadera causa, el verdadero efecto y la verdadera tierra. La integración de los tres significa que la causa de la iluminación del Buda en el remoto pasado, el estado de la iluminación que él logró y la tierra donde él habita están todos implícitos en el carácter «myo» (literalmente, místico o prodigioso) de Myoho-renge-kyo. La doctrina de la «integración de los tres principios místicos» se origina en el capítulo 16.°, «Duración de la vida», del Sutra del loto.
Nuestra lucha siempre transcurre aquí, en el mundo real
La base del principio místico del verdadero efecto es el siguiente pasaje del capítulo «Duración de la vida»: «Pero, en realidad, como os he dicho, el tiempo transcurrido desde que logré la Budeidad es largo en extremo».[1] Revela que el verdadero efecto, el estado de vida de la Budeidad, logrado por Shakyamuni es eterno.
El principio místico de la verdadera tierra se basa en otro pasaje del capítulo «Duración de la vida»: «[C]onstantemente he estado en este mundo saha, predicando la Ley, enseñando y convirtiendo [a las personas]».[2]
El señor Toda decía acerca de esta cita: «El Buda no existe en ningún otro lugar más que en el mundo real. De hecho, un buda auténtico solo habita en esta tierra de maldad contaminada por las cinco impurezas».[3]
Hay algo revolucionario en la declaración de que el Buda vive en el mundo saha aun después de lograr la Budeidad.
Por último, está el principio fundamental de la verdadera causa. El Sutra del loto señala: «[O]riginariamente practiqué el Camino del bodisatva, y la duración de la vida que adquirí entonces todavía no se ha extinguido; antes bien, durará el doble de los años que han transcurrido hasta hoy».[4] Este pasaje revela la verdadera causa –la práctica fundamental– que permitió a Shakyamuni lograr la iluminación en el pasado infinitamente distante.
Practicar el camino del bodisatva es la verdadera causa para lograr la Budeidad
En su disertación de Año Nuevo, el señor Toda recurrió a esta profunda doctrina de los tres principios místicos para explicar la forma en que Nichiren Daishonin, el Buda del Último Día de la Ley, había luchado como persona común en el mundo real y junto al pueblo. Dijo:
La iluminación interior de Nichiren Daishonin fue la del Buda del Último Día de la Ley. Así y todo, no desplegó ninguno de los atributos extraordinarios característicos del Buda. Enseñó y practicó el camino del bodisatva como verdadera causa para permitir a la gente común lograr la budeidad. Por eso a Nichiren Daishonin se lo llama el «Buda de la verdadera causa».
En ninguna parte de sus escritos leemos que el Daishonin diga: «Ya soy un Buda y ahora voy a salvarlos a todos». Si el Daishonin hubiera manifestado desde la cuna las características distintivas del Buda del Último Día de la Ley y hubiera llevado a cabo su práctica como tal, no habría podido mantenerse en el Camino del bodisatva.
La práctica de los Bodisatvas de la Tierra es el corazón de la Soka Gakkai
¿Por qué el maestro Toda eligió hablar de la «integración de los tres principios místicos» en esa disertación de Año Nuevo? Muchos de los que participaron ese día no llegaron a entender su verdadera intención.
Pero, mientras escuchaba su ponencia, me puse a considerar la trascendencia de los maestros y discípulos de la Soka, que unidos por profundos lazos kármicos estaban practicando el budismo de la verdadera causa de Nichiren Daishonin. Y entendí algo.
Mi maestro, en esa conferencia, estaba declarando su determinación de seguir luchando eternamente. Ese día, estaba expresando su decisión de liderar constantemente la propagación de la Ley Mística con la postura de la verdadera causa, trascendiendo las fronteras de la vida y la muerte; de seguir luchando como un Bodisatva de la Tierra, siempre recorriendo el camino de la inseparabilidad de maestro y discípulo, para convertir este mundo saha en una tierra de Buda, en un mundo de paz y de prosperidad para todos.
El Buda de la verdadera causa se dedica a la práctica del bodisatva, la causa fundamental para el logro de la Budeidad –es decir, la práctica de sembrar en la vida de la gente las semillas de la iluminación, la gran ley de Nam-myoho-renge-kyo– y eternamente se dedica a esta acción en el mundo saha atravesado de conflictos, por la felicidad de todos.
La misión esencial de la Soka Gakkai también yace en emprender la práctica del bodisatva. Nuestros miembros, discípulos del Daishonin, han abierto el camino para la propagación amplia de la Ley Mística gracias a su tremenda lucha en el mundo real.
En esta entrega, estudiemos juntos el espíritu de la verdadera causa que palpita dinámicamente en las acciones de los maestros y discípulos de la Soka, nobles Bodisatvas de la Tierra.
(Continúa).
CONCEPTO
Integración de los tres principios místicos
Los tres principios místicos son la verdadera causa, el verdadero efecto y la verdadera tierra, indicados en el capítulo «Duración de la vida» (16.º) del Sutra del loto: primeros tres de los diez principios místicos de la enseñanza esencial (segunda mitad) del sutra, formulados por T’ien-t’ai (538-597) en Profundo significado del «Sutra del loto», en la parte en que interpreta el ideograma myo que significa «místico o prodigioso», de Myoho-renge-kyo, título del Sutra del loto de la Ley prodigiosa.
La verdadera causa es la práctica que emprendió el buda Shakyamuni para llegar a su iluminación original. El verdadero efecto es la iluminación original que adquirió. La verdadera tierra es el lugar donde el Buda ha estado exponiendo sus enseñanzas desde que logró originalmente la iluminación. Se habla de «tres principios místicos» porque el capítulo «Duración de la vida» enseña estos tres principios juntos. En concreto, la integración de los tres principios místicos revela el verdadero aspecto del Buda, o los «tres mil aspectos reales contenidos en cada instante vital».
(Ir al lugar donde se menciona el concepto en el texto principal).
[1] SL, cap. 16, pág. 225.
[2] Ib., pág. 224.
[3] Artículos de advertencia de Nikko Shonin: Referencia a las «veintiséis advertencias de Nikko». Documento que escribió Nikko Shonin, sucesor legítimo de Nichiren Daishonin, para que sacerdotes y laicos de las generaciones futuras mantuvieran la pureza de las enseñanzas del Daishonin. Establece el espíritu fundamental de la fe, la práctica y el estudio.
[4] Cinco impurezas: Las impurezas de la época, el deseo, los seres vivos, las ideas y la duración de la vida. El término aparece en el capítulo «Medios hábiles» (2.o) del Sutra del loto. La impureza de la época abarca la alteración reiterada del orden social o del equilibrio ambiental. 2) La impureza del deseo es la tendencia a ser gobernados por las cinco pulsiones ilusorias: odio, codicia, estupidez, arrogancia y duda. 3) La impureza de los seres vivos es la decadencia física y espiritual del ser humano. 4) La impureza del pensamiento o de las ideas es la preponderancia de ideas erróneas, como las cinco ideas falsas. 5) La impureza de la vida es el acortamiento de la duración promedio de vida de los seres humanos.