Esperanza a través del diálogo


Orientación para la SGEs


Entre las significativas fechas conmemorativas de 2021, este mes de febrero celebramos el octavo centenario del nacimiento de Nichiren Daishonin, el 16 de febrero,[1] y también el natalicio de Josei Toda, el 11 de febrero. La cercanía de ambos aniversarios motivó a un joven Daisaku Ikeda a iniciar en 1952, con la llamada Campaña de Febrero, una tradición por la que los discípulos retribuyen su deuda de gratitud dando un impulso extraordinario al kosen-rufu en este segundo mes del año.[2]

En el escrito Sobre la profecía del Buda, Nichiren Daishonin cita un pasaje del Sutra del loto:

Cuando yo haya pasado a la extinción, en el último período de quinientos años, debéis propagar [el Sutra del loto] en todas partes ampliamente, en todo Jambudvipa, y jamás dejar que se extinga.[3]

Se trata de la predicción de Shakyamuni referida a la amplia propagación del budismo en el período que se denomina Último Día de la Ley, una época corrupta y turbulenta.

La enseñanza de Shakyamuni fue transmitida hacia Oriente desde la India, primero a Asia central, luego a China y a la península de Corea, y finalmente a Japón. Esta es la trascendental historia de la propagación budista de oeste a este.

Sin embargo, en la época del Daishonin, el budismo japonés se encontraba anquilosado, hasta el punto de haberse convertido en un conjunto de formalidades vacío, incapaz de inspirar y empoderar a las personas para trascender el sufrimiento y lograr la felicidad. En medio de esta oscuridad y distorsión espiritual, surgió el budismo Nichiren, para iluminar como un sol a todos los habitantes del Último Día, época que se extiende hasta el distante futuro.

No es exagerado afirmar que Nichiren Daishonin asumió la responsabilidad de hacer realidad la profecía de Shakyamuni, luchando incansablemente contra los tres obstáculos y los cuatro demonios[4] y contra los tres enemigos poderosos,[5] y propagando la Ley Mística en medio de grandes dificultades y persecuciones.

En el escrito antes citado, el propio Daishonin reconoce el nexo entre sus esfuerzos y aquel vaticinio. Afirma:

Si nos atenemos a la profecía del Buda, el «último período de quinientos años» ya ha comenzado. Digo que, sin falta, el budismo surgirá y se propagará desde el este, desde la tierra del Japón.[6]

¿Quién asumió, entonces, la responsabilidad de hacer realidad la predicción del Daishonin, según la cual su enseñanza se difundiría desde Japón hacia todo el mundo? Han sido los maestros y discípulos de la Soka Gakkai.

El primer presidente de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, fundador; el segundo presidente, Josei Toda, quien a través de una profunda revelación pudo comprender y asumir su identidad como Bodisatva de la Tierra; y, en particular, el tercer presidente, Daisaku Ikeda, han liderado la gran lucha compartida con los miembros que ha hecho posible la difusión del budismo Nichiren en 192 países y territorios.

Todo comienza siempre por un solo individuo. Cuando surge un maestro que realmente proclama la enseñanza correcta, también surge un discípulo que sigue sus pasos. De esta forma, se genera un oleaje de «dos, tres y cien más»,[7] que se ponen en pie y escriben una nueva época. La herencia de la Ley Mística fluye y se propaga solo mediante la transmisión de la fe de maestro a discípulo.

Trabajemos más que nunca para proyectar la gran luz del budismo del sol en nuestras comunidades locales y en la sociedad.

En el mensaje a la 1.ª Reunión de la Sede Central para Responsables, celebrada el 7 de enero –en el inicio de este crucial decenio que culminará con el centenario de nuestra organización en 2030–, Daisaku Ikeda se refiere a este 800.º aniversario del nacimiento del Daishonin diciendo:

Con una sincronía prodigiosa, hemos elegido nacer juntos en este tiempo para trabajar por el kosen-rufu mundial. Cuando reconocemos el profundo significado de estas relaciones kármicas y la misión que compartimos desde el eterno pasado, sentimos aflorar en nuestra vida, infaliblemente, el poderoso torrente de sabiduría, coraje y amor compasivo que caracteriza a los Bodisatvas de la Tierra. […]

La «oscuridad de los seres»[8] es más profunda que nunca. Por ende, trabajemos más que nunca para proyectar la gran luz del budismo del sol en nuestras comunidades locales y en la sociedad, y hacia el futuro.[9]

La pandemia de COVID-19 ha logrado, por un lado, que aflore con más claridad la parte más oscura del corazón humano. La ansiedad, el miedo, el odio, el egoísmo, el desprecio, la discriminación, las divisiones… son manifestaciones de lo que en el budismo se identifica como los «tres venenos» que caracterizan, precisamente, el Último Día de la Ley: la codicia, el odio y la estupidez. Pero también, por otra parte, estamos viendo cómo muchas personas se están dando cuenta del valor inestimable y lo preciosa que es la existencia, y han comenzado a valorar cuán importante es pensar en los demás y apoyarse mutuamente. Esto es así porque los estados de vida del bodisatva y de la budeidad existen indefectiblemente en todas las personas.

El diálogo individual, de vida a vida, es lo que permite llegar al corazón de las personas. Convencidos de ello, en este mes de febrero tan propicio queremos iniciar una nueva campaña de diálogo.

Sin duda, el diálogo individual, de vida a vida, es lo que permite llegar al corazón de las personas. Convencidos de ello, en este mes de febrero tan propicio queremos iniciar una nueva campaña de diálogo. Entablando juntos «Cien mil diálogos de esperanza» nos proponemos disipar «la oscuridad de los seres» e impulsar «un nuevo oleaje» del kosen-rufu.

Si, a través de nuestra oración, nuestros diálogos y nuestro comportamiento, continuamos esforzándonos tenazmente en establecer los principios de la dignidad del ser humano y la santidad de la vida, esto tendrá un impacto inmenso en la sociedad. De este modo, podremos ampliar el círculo de personas dedicadas a construir jubilosamente la felicidad tanto para sí mismas como para las demás. Una felicidad nunca lograda a costa del sacrificio de otros: a esto se refiere Ikeda Sensei al invitarnos, en su mensaje de Año Nuevo, a perseverar en nuestros esfuerzos por «elevar el estado de vida de toda la humanidad».[10]

Con un doble horizonte en el 6 de junio, Día de Maestro y Discípulo de Europa, y en el 15 de octubre, Día de Maestro y Discípulo de España, ¡generemos «olas de diálogo de esperanza» para construir una sociedad pacífica, en la cual todas las personas podamos disfrutar de felicidad y de seguridad, unidas por lazos de empatía, convivencia armoniosa y prosperidad compartida!


[1]Nichiren Daishonin nació en 1222. La forma tradicional de contar la edad en Japón asigna un año de vida a la persona el día de su nacimiento.

[2]En febrero de 1952, Daisaku Ikeda, quien por entonces era asesor del área Kamata, en Tokio, inició una dinámica campaña local de propagación del budismo. Junto a los miembros de Kamata, superó largamente los registros previos –de unos cien ingresos mensuales– al lograr que doscientas una familias decidieran emprender un camino de transformación sumándose a la práctica del budismo Nichiren en la Soka Gakkai.

[3]SL, cap. 23, pág. 288. El Daishonin lo cita en END, pág. 419.

[4]Los tres obstáculos y cuatro demonios representan diversas obstrucciones e impedimentos a la práctica budista. Los tres obstáculos son: 1) el obstáculo de los deseos mundanos; 2) el obstáculo del karma; 3) el obstáculo de la retribución. Los cuatro demonios son: 1) el demonio de los cinco componentes; 2) el demonio de los deseos mundanos; 3) el demonio del Rey Demonio del Sexto Cielo.

[5]Los tres enemigos poderosos representan tres clases de personas arrogantes que persiguen a quienes propagan el Sutra del loto en la época malvada posterior a la muerte del Buda. Se los describe en la estrofa de veinte versos del capítulo «Aliento a la devoción» (13.º) del Sutra del loto. Miao-lo los tipificó en tres categorías: 1) laicos arrogantes; 2) sacerdotes arrogantes; 3) falsos venerables arrogantes.

[6]Sobre la profecía del Buda, en END, pág. 423.

[7]El verdadero aspecto de todos los fenómenos , en END, pág. 406.

[8]SL, cap. 21, pág. 273.

[9]Véase, en este número, la sección «Punto de partida».

[10]Véase, en Civilización Global, n.º 189, enero 2021, la sección «Año Nuevo».

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