La eterna lucha conjunta del maestro y los discípulos


A continuación, presentamos el extracto de un reciente ensayo de Daisaku Ikeda, perteneciente a la serie Nuestra brillante revolución humana.

El verdor de la vida nueva se proyecta con valentía hacia el cielo azul en esta impresionante hilera de ginkgo (fotografía tomada por Daisaku Ikeda el pasado abril, en Tokio) | Foto: Seikyo

[…] En su Carta desde Sado, escrita en el exilio, el Daishonin menciona a la monja laica de Sajiki junto a otros nombres más conocidos, como los de Toki Jonin y Shijo Kingo. Se cree que esta practicante puede haber sido la misma persona que la monja laica Myoichi, a quien dedicó las célebres palabras «el invierno siempre se convierte en primavera».[1] Todo parece indicar que confiaba en ella como un baluarte de unión, sintiendo que, con discípulas como ella, prevalecería la justicia aun en los inviernos de las persecuciones más crudas.

Si repasamos la historia del budismo, vemos que muchas mujeres se sumaron a la comunidad de practicantes en tiempos de Shakyamuni y se unieron entre sí. Exhortadas por Shakyamuni a relacionarse con buenos amigos, adoptaron como lema «Deleite en la amistad».[2] Así, perseveraron en su práctica budista atesorando cada oportunidad de encontrarse a dialogar con sus compañeras de fe e inspirarse mutuamente.

Nuestro movimiento por el kosen-rufu mundial en el siglo XXI, también, seguirá logrando un desarrollo sin límites de la mano de la admirable red de mujeres Soka, que se toman con máxima seriedad las palabras del Daishonin «deben respetarse unos a otros [como si fueran budas]».[3]

En noviembre de este año, se publicará en japonés la esperada edición revisada de los escritos de Nichiren Daishonin, Nichiren Daishonin Gosho Zenshu. Esta incluirá treinta y dos escritos adicionales, así como pasajes adicionales en algunos de los escritos ya antes publicados [como resultado de nuevas investigaciones académicas].

Cuando alumbramos el camino a otras personas y encendemos una luz en nuestras comunidades, también alumbramos nuestro propio camino; al alentar y revitalizar a otros, también nosotros resultamos inspirados, fortalecidos y vigorizados.

Uno de estos agregados corresponde al escrito Sobre la ropa y la comida que Nichiren Daishonin envió a una de sus discípulas.

[Nota de los Editores del SGI Newsletter: Parte de los nuevos extractos –incluyendo el que se cita a continuación– ya han sido incluidos en la traducción inglesa de este escrito en el volumen 2 de The Writings of Nichiren Daishonin].

En el escrito mencionado, leemos:

Cuando uno, en mitad de la noche, enciende un farol para alguien, la luz no solo alumbra a esa persona sino también a uno mismo. Del mismo modo, cuando uno revitaliza el aspecto de alguien, también mejora su propio semblante; cuando da vigor a otro, acrecienta sus propias fuerzas, y cuando prolonga la vida de otra persona, también extiende la duración de su propia vida.[4]

Cuando alumbramos el camino a otras personas y encendemos una luz en nuestras comunidades, también alumbramos nuestro propio camino; al alentar y revitalizar a otros, también nosotros resultamos inspirados, fortalecidos y vigorizados, dice el Daishonin.

Esto describe perfectamente nuestras actividades de la Soka Gakkai y la diligente «fe como el agua» que, día a día, demuestran las mujeres Soka.

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El profesor Helwig Schmidt-Glintzer de la Universidad de Tubinga, en Alemania, es el supervisor editorial del primer volumen de Los escritos de Nichiren Daishonin en lengua germana. En una reciente entrevista,[5] destacó la firme determinación del Daishonin de no ser vencido en ninguna circunstancia. Comentó con agudeza que el Daishonin, con ánimo de transmitir a otros su postura, los urgía a reconocer los peligros de la época y a no dejarse engañar o confundir por falsas doctrinas. En estos momentos –observó el académico– en que las metas de la paz y la prosperidad para todo el género humano peligran, podemos encontrar ayuda y nuevas perspectivas en el optimismo, la convicción y la toma de conciencia de que es posible cambiar el karma a través de manifestar la budeidad.

Porque creemos en el infinito potencial de la budeidad que reside en nuestra vida y en la de los semejantes, tenemos absoluta fe en que es posible avanzar hacia un futuro más promisorio, por difíciles o complicadas que sean las actuales circunstancias. Y proseguimos infatigablemente nuestra marcha en el camino de la creación de valor. Como miembros de la Soka Gakkai, esta es nuestra filosofía y nuestra práctica, que cada vez más personas se inclinan a buscar.

Mantengamos siempre el orgullo y la convicción de que nuestros esfuerzos persistentes están abriendo paso a un futuro de auténtico humanismo y de convivencia armoniosa para la sociedad global.

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La única manera de guiar a otras personas a la felicidad es perseverar con una actitud «amable y paciente», como enseña el Sutra del loto, dialogando sobre nuestras convicciones con postura sincera y tolerante.

Uno de los nuevos textos que se incluirá en la edición revisada de los escritos de Nichiren Daishonin es la parte final de una carta. En ella se lee: «Si accidentalmente se cruza con alguien a quien habría preferido no tener que ver, de todas formas responda al encuentro. Y sonría, aunque no encuentre motivos para hacerlo».[6] Quizá no nos agraden algunas de las personas con quienes debemos relacionarnos, pero el Daishonin nos enseña a actuar con sabiduría, a ser abiertos y tolerantes, y a saludarlas con una sonrisa.

En un período corrupto, marcado por el odio y la envidia, el Daishonin sostuvo que [en el transcurso de la propagación de sus enseñanzas] había entablado vínculos con más personas que la mayoría de sus congéneres.[7] Tenía plena conciencia de las dificultades que sus discípulos afrontaban en la sociedad. Por eso, los alentaba a ser agradables y cordiales en sus relaciones, a fin de ayudar a la gente a establecer vínculos con la correcta enseñanza budista, por difícil que esto pudiera resultarles. Aquí hallamos la esencia de una filosofía humana verdaderamente profunda y generosa.

En esta época perversa del Último Día de la Ley, la única manera de guiar a otras personas a la felicidad es perseverar con una actitud «amable y paciente»,[8] como enseña el Sutra del loto, dialogando sobre nuestras convicciones con postura sincera y tolerante.

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¡Zarpemos hacia el mañana con esperanza!: el autor, junto a su esposa Kaneko, frente a la maqueta a gran escala de un velero (3 de mayo de 1996, en la Universidad Soka) | Foto: Seikyo

Todos los días, desde las páginas del Seikyo Shimbun nos saludan los rostros sonrientes de nuestros sabios ciudadanos globales de la Soka, que hoy llevan a cabo sus actividades en todo el mundo.

Sé cuánto alegraría a Toda Sensei ver el desarrollo de nuestro diario, que este año está celebrando su 70.º aniversario. Estoy infinitamente agradecido a cada uno de los lectores y a quienes extienden su apoyo a nuestra publicación, de muy diversas maneras. En particular, oro con fervor por la salud, la longevidad y la protección de nuestros «héroes sin corona», que [en Japón] se dedican con nobleza a repartir el Seikyo Shimbun a cada suscriptor todas las mañanas.

Recuerdo con afecto que, años atrás, el escritor Sohachi Yamaoka (1907-1978) nos permitió publicar en nuestro diario su novela Takasugi Shinsaku, en entregas consecutivas. En otro de sus libros, Yamaoka retrató la heroica vida de Mori Motonari (1497-1571), quien unificó la región de Chugoku[9] durante el período Sengoku (de los Estados en guerra; 1467-1615). Hay numerosas anécdotas referidas a Motonari, de cuya muerte se conmemoran los 450 años en 2021.

En la ciudad de Akitakata, dentro de la prefectura de Hiroshima, hay un monumento relacionado con el clan Mori, en el que se leen los caracteres Hyakuman isshin, «Un millón de corazones unidos». Están dispuestos de tal manera que también pueden leerse como «Un día, una fuerza, un corazón», significando, en otras palabras, que todo puede lograrse si unimos nuestra mente y nuestras fuerzas a través del tiempo.

En la novela de Yamaoka, Mori Motonari declara: «“Un millón de corazones unidos” es una unión en el espacio. Pero la unión en el espacio no basta para lograr un objetivo. La unión en el tiempo, indiferente a su extensión, es también esencial: que cien generaciones estén unidas inseparablemente. Si no se da, también, esta clase de unión, no se puede lograr nada importante».[10]

En la Soka Gakkai, tenemos una «unión en el espacio», expresada en el espíritu de «distintas personas con un mismo propósito». Pero también poseemos el gran juramento de maestro y discípulo mantenido por los tres primeros presidentes de la Soka Gakkai, en vínculo directo con Nichiren Daishonin, que todos los miembros de la Soka abrazan y comparten. Esta es la «unión en el tiempo, indiferente a su extensión», que perdura hacia el eterno futuro del Último Día de la Ley. Y es lo que nos hace fuertes.

En el glorioso 3 de mayo en que Toda Sensei asumió la presidencia, hace setenta años, se hizo tomar una fotografía. Más tarde, me regaló una copia de ella, en cuyo dorso había escrito el siguiente poema:

Ahora
y también mañana,
compartiendo juntos
dichas y pesares,
¡qué místico es nuestro lazo!

Quienes avanzan por el camino de maestro y discípulo, unidos por un «antiguo y místico lazo»,[11] pueden manifestar una fortaleza incalculable.

En aquello que emprendamos, avancemos siempre mirando adelante y atesorando las enormes contribuciones al kosen-rufu que han hecho los pioneros fallecidos.

Hoy, en el mundo entero, hay valientes Bodisatvas de la Tierra de todas las edades con la «Generación Nueva Revolución Humana» al frente que están explorando nuevas fronteras en nuestra lucha conjunta del maestro y los discípulos. Dedicados al ideal de la creación de valor, están desafiándose en escribir una flamante historia de triunfos en nuestro movimiento por el kosen-rufu. Los integrantes del Departamento Futuro, los «abanderados de la justicia» que han elegido nacer en esta época, también están mostrando un crecimiento asombroso.

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Los leones son fuertes. Los leones son intrépidos. Los leones vencen, ¡sin falta! […] ¡zarpemos hacia el mañana con el coraje del león rey!

Nichiren Daishonin declaró como un león rugiente: «Deseo que mis discípulos sean como crías de un león rey, y que jamás merezcan la burla de los zorros en manada».[12]

Los leones son fuertes.
Los leones son intrépidos.
Los leones vencen, ¡sin falta!

En la auspiciosa fecha del 3 de mayo, en la que resplandece el espíritu Soka de maestro-discípulo, ¡zarpemos hacia el mañana con el coraje del león rey!

Junto a nuestros preciados compañeros de todo el mundo, a quienes nos une una relación kármica que atraviesa pasado, presente y futuro, ¡prosigamos con alborozo nuestra eterna travesía de maestro y discípulo! ¡Sigamos avanzando, siempre avanzando, para establecer en nuestras tierras y en el mundo la paz a través de los principios del budismo Nichiren, que afirman la dignidad de la vida!

(Traducción del artículo publicado el 29 de abril de 2021 en el Seikyo Shimbun).


[1]El invierno siempre se convierte en primavera, en END, pág. 560.

[2]Véase The Elders’ Verses II: Therigatha (Versos de los Ancianos II. Therigatha), trad. ingl. K. R. Norman, Oxford: The Pali Text Society, 1995, pág. 2.

[3]Véase Las catorce acciones contra la Ley, en END, pág. 794.

[4]WND-2, pág. 1066.

[5]Publicada en el Seikyo Shimbun del 30 de marzo de 2021.

[6]Traducción tentativa.

[7]Véase WND-2, pág. 778

[8]SL, cap. 10, pág. 164.

[9]La región de Chugoku hoy comprende las prefecturas de Hiroshima, Okayama, Yamaguchi, Tottori y Shimane.

[10]Yamaoka, Sohachi: Mori Motonari, en Yamaoka Sohachi Zenshu (Obras completas de Sohachi Yamaoka), vol. 23, edit. jap. Tadachika Kuwata et. al. Tokio: Kodansha, 1983, pág. 347.

[11]Palabras de un poema que el presidente Ikeda escribió al señor Toda en 1950: «Sigo honrando / este antiguo y místico lazo… / Aunque otros cambien / yo nunca lo haré».

[12]WND-2, pág. 1062.

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