Nuestra poderosa determinación resuena en todo el universo (2/3)


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Se la llama Ley Mística porque revela el principio de la inclusión mutua entre todos los fenómenos y cada instante vital. Este sutra [del Loto] es, por lo tanto, la sabiduría de todos los budas.
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La vida, a cada momento, abarca el cuerpo y la mente, el sujeto y el mundo circundante de todos los seres animados en los diez estados,[3] y también de los seres inanimados en los tres mil aspectos, entre los cuales se cuentan las plantas, el cielo, la tierra y hasta las ínfimas partículas de polvo. La vida, a cada instante, impregna por completo el mundo de los fenómenos y se revela en todos ellos. Tomar conciencia de este principio es, en sí, la relación mutuamente incluyente que hay entre todos los fenómenos y la vida a cada instante.[4]

TODAS LAS PERSONAS POSEEN EL ESTADO DE BUDEIDAD

Un buda no es un ser ultraterreno o sobrehumano.

El Sutra del loto revela la verdad de que todos los seres poseen de manera inherente el estado de budeidad; por eso constituye la «sabiduría de todos los budas». Nichiren Daishonin llamó «Ley Mística» a dicha verdad y enseñó que las personas comunes, tal como somos, podemos manifestar la budeidad en esta existencia, con toda seguridad, a través de entonar Nam-myoho-renge-kyo.

En El logro de la budeidad en esta existencia, describe la enseñanza para que la gente del Último Día de la Ley active ese estado de vida supremo, y revela la práctica de entonar Nam-myoho-renge-kyo, que lo vuelve posible.

El «camino directo hacia la iluminación»[5] es tomar conciencia de que ese estado sublime de la budeidad existe intrínsecamente dentro de nosotros. Esa es la base de la enseñanza sobre el logro de la budeidad en esta existencia. El Daishonin lo explica mediante el principio de «la relación mutuamente incluyente que hay entre todos los fenómenos y la vida a cada instante».

Todos los seres, desde el estado de infierno hasta el de budeidad, así como los lugares donde viven -«entre los cuales se cuentan las plantas, el cielo, la tierra y hasta las ínfimas partículas de polvo»-, están comprendidos en cada instante vital. En otras palabras, poseemos todos los elementos del universo entero, en cada instante de nuestra vida. Al mismo tiempo, cada instante vital abarca el universo entero.

A este principio se le llama «la relación mutuamente incluyente que hay entre todos los fenómenos y la vida»; es la doctrina de «los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital»,[6] implícita en el Sutra del loto.

HACER DAIMOKU PARA TRIUNFAR SOBRE NUESTRO YO SUJETO A LAS ILUSIONES

Nuestra mente, nuestra vida a cada instante, es una entidad imposible de expresar en palabras; no posee forma ni color, y trasciende las categorías del ser y el no ser, de la existencia y la no existencia. Los sutras budistas enseñan que «una sola persona, en el transcurso de un solo día, tiene ocho millones cuatro mil pensamientos».[7] En cada momento, experimentamos estados mentales o pensamientos fugaces que vienen y se van, en respuesta a diversas causas y condiciones.

La cuestión es si vamos a elevar esos instantes vitales cambiantes y a dirigirlos hacia el bien y la felicidad, o si vamos a dejar que circulen en un espiral de sufrimiento que nos conduzca al estado de infierno.

En esta carta, el Daishonin escribe: «El Sutra del loto es el rey de las enseñanzas, el camino directo hacia la iluminación, pues explica que la entidad de nuestra vida –que a cada momento manifiesta el bien o el mal– fundamentalmente es la entidad de la Ley Mística».[8]

En realidad, nuestro estado mental sujeto al cambio incesante es, en sí mismo, una entidad de la Ley Mística. Y aunque se nos diga que nuestra vida es una entidad de la Ley Mística, la «ignorancia fundamental»[9] es lo que nos impide creerlo. Esta es la causa de todos los sufrimientos, que solo puede cortarse con la «filosa espada» de la fe.[10]

El Daishonin escribe: «[D]ebe hacer surgir la profunda convicción de que Myoho-renge-kyo [la Ley Mística] es su propia vida».[11] El estado de budeidad se revela en el corazón que cree profundamente en la Ley Mística.

Entonar Nam-myoho-renge-kyo alinea nuestra vida con la Ley Mística. Por ende, nuestra oración es una intensa lucha entre nuestra naturaleza fundamentalmente iluminada –es decir, la naturaleza del Dharma[12]y la oscuridad fundamental que existe en nosotros. El Daishonin declara que el «camino directo hacia la iluminación» es triunfar en esa contienda y tener la absoluta convicción de que nuestra vida corporifica la Ley Mística.

Es, en otras palabras, una batalla para tomar conciencia de esa identidad esencial que, en su origen, es inseparable de la Ley Mística, y cuya existencia ignoramos porque nuestra mente está nublada por la oscuridad fundamental. Por eso es tan importante considerar «el sufrimiento y la alegría como hechos de la vida»[13] y seguir entonando Nam-myoho-renge-kyo para prevalecer sobre nuestra ilusión interior.

SOMOS CORPORIFICACIONES DE LA LEY MÍSTICA

Mi maestro Josei Toda, el segundo presidente de la Soka Gakkai, explicaba la doctrina de los «tres mil aspectos contenidos en cada instante vital» de manera accesible, relacionándola con la vida cotidiana.

«Todo lo que nos ocurre –afirmaba– es producto de cambios que tienen lugar en nuestro mundo interno. Por eso es importante que nos esforcemos por mejorar y por crear incesantemente nuestra felicidad. Así pues, tienen que ser fieles a ustedes mismos y responsabilizarse de su propia vida. De hecho, lo más decisivo es reconocer que no tenemos otra opción».[14]

«Ser fieles a nosotros mismos y responsabilizarnos de nuestra propia vida». Eso es vivir inseparablemente de la eterna Ley Mística.

El señor Toda lo expresaba con gran claridad: «¡Decidan que su propia vida es Nam-myoho-renge-kyo!».

UNA ENSEÑANZA TRANSFORMADORA Y GENERADORA DE FELICIDAD

Aunque dos personas se vean en las mismas circunstancias, la mente, los pensamientos fugaces y las reacciones de cada una serán distintos. Y esas diferencias se reflejarán directamente en sus estados de vida. En palabras del Daishonin: «Los tres mil estados [o aspectos], cada uno de ellos, existen [en nuestra vida]».[15] Así es la rigurosa realidad de la vida.

Más adelante, en El logro de la budeidad en esta existencia el Daishonin escribe: «Se denomina persona común a la que vive en la ilusión, pero cuando esa persona está iluminada, pasa a llamarse buda».[16] Aunque un buda y una persona común difieran en su grado de iluminación o de ilusión, no hay distinción esencial entre ellos como seres humanos. En definitiva, la única diferencia yace en su estado de vida.

Lo mismo cabe decir sobre los lugares donde vive la gente. Lo que distingue una tierra pura de otra impura, nos dice el Daishonin, «solo reside en el bien y el mal que hay en nuestro interior»[17].[18]

Nuestra mente o corazón es el campo de batalla donde se define si seremos felices o desdichados. Por eso es tan importante ser firmes y asiduos en la fe.

El budismo Nichiren es una enseñanza transformadora, para que cada uno construya su propia felicidad inamovible.

TODAS LAS ACTIVIDADES POR EL KOSEN-RUFU «SIEMBRAN BENEFICIOS Y PLANTAN EN NOSOTROS LAS RAÍCES DEL BIEN»

El Daishonin transformó la adversidad en alegría, como vemos cuando dice: «[S]iento un júbilo incontenible, aun cuando en estos momentos me encuentre exiliado [en la isla de Sado]. Tanto la alegría como el pesar nos mueven al llanto».[19] Esto ejemplifica el estado de vida monumental del Buda del Último Día de la Ley, quien consideraba las dificultades como un trampolín hacia la iluminación.

Con esa misma nobleza en la época contemporánea, el presidente fundador de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, escribió en prisión que las dificultades que él estaba afrontando a causa de su fe eran pequeñas e intrascendentes, comparadas con las que había padecido el Daishonin.[20] Murió en la cárcel defendiendo sus creencias, con un sereno estado interior, sabiendo que «surgirán dificultades, que deberán considerarse prácticas “pacíficas”».[21]

El señor Toda también tomó conciencia de su identidad como Bodisatva de la Tierra mientras sobrellevaba condiciones atroces en la cárcel, por defender la enseñanza correcta.

El origen de nuestro magnífico movimiento actual por el kosen-rufu fue esa gesta del maestro y el discípulo, dedicados abnegadamente a propagar la Ley Mística, en relación directa con el Daishonin.

Inspirados por su postura, nos hemos puesto de pie con firme determinación y hemos seguido escalando las montañas del kosen-rufu y de la vida, cada uno aspirando a su propia cumbre máxima y ayudando a otros a hacer lo mismo. Esto es resultado de los profundos lazos kármicos que nos unen y es, al mismo tiempo, la fuente de nuestra ilimitada buena fortuna.

Desde el punto de vista de las enseñanzas del Daishonin, es incuestionablemente cierto que «todos sus actos virtuosos sembrarán en su vida beneficios y plantarán en ella las raíces del bien».[22] Asimismo, tener esa firme convicción en la fe llenará nuestra vida de inmensa buena fortuna.

El Daishonin escribe: «No hay lugar en los mundos de las diez direcciones al que no llegue el sonido de nuestras voces cuando entonan el daimoku [Nam-myoho-renge-kyo]. Nuestra voz podrá parecer insignificante, pero cuando entonamos el poderoso sonido del daimoku, no hay lugar del universo adonde no logre penetrar».[23] Nos asegura que todos los budas y bodisatvas de las diez direcciones serán nuestros aliados. Por eso, nadie puede igualar a quienes entonan Nam-myoho-renge-kyo con constancia y firmeza.

(Continuar leyendo la parte 3/3).


[3]Diez estados: Clasificación de diez estados de vida reconocibles, que representa la base de la visión budista sobre la vida. Son los estados de infierno, de las entidades hambrientas, los animales, los asuras, los seres humanos, los seres celestiales, los que escuchan la voz, los que toman conciencia de la causa, los bodisatvas y los budas. También se los mencionan como los diez estados de infierno, hambre, animalidad, ira, humanidad, éxtasis, aprendizaje, comprensión intuitiva, bodisatva y budeidad.

[4]El logro de la budeidad en esta existencia, en END, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 3. Este texto, escrito en 1255, enseña que entonar Nam-myoho-renge-kyo es el camino directo hacia el logro de la iluminación en esta vida.

[5]Ib.

[6]Tres mil aspectos contenidos en cada instante vital (en jap.: ichinen-sanzen): Doctrina desarrollada por T’ien-t’ai y basada en el Sutra del loto. Los «tres mil aspectos» indican los aspectos y fases variables que adopta la vida a cada momento. En cada instante, la vida manifiesta alguno de los diez estados, desde el infierno hasta la budeidad. Cada uno de estos diez estados posee en sí mismo el potencial de los diez, lo cual da un total de cien estados posibles. Cada uno de estos cien estados posee los diez factores y opera dentro de cada uno de los tres planos de la existencia, totalizando tres mil aspectos. En otras palabras, todos los fenómenos están contenidos en cada instante vital, y cada instante vital impregna los tres mil estados de la existencia; es decir, la totalidad del mundo fenoménico.

[7]On the Attainment of Buddhahood by Women (Sobre el logro de la budeidad por parte de las mujeres), en WND-2, pág. 307.

[8]El logro de la budeidad en esta existencia, en END, pág. 4.

[9]Ignorancia fundamental: También llamada oscuridad fundamental. La ilusión más hondamente arraigada en la vida, de la cual derivan todas las otras ilusiones. denotase refiere a la incapacidad de ver o de reconocer la verdad suprema de la Ley Mística, así como las pulsiones negativas que surgen de dicha ignorancia.

[10]Véase OTT, págs. 119-120.

[11]El logro de la budeidad en esta existencia, en END, pág. 3.

[12]Naturaleza del Dharma: También, «naturaleza fundamental de la iluminación». Naturaleza invariable, inherente a todos los fenómenos y a todas las cosas. Se la identifica con la Ley fundamental, esencia de la iluminación del Buda o verdad suprema, y con la naturaleza de buda inherente a la vida.

[13]La felicidad en este mundo, en END, pág. 715.

[14]Véase TODA, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), vol. 1, Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1981, pág. 184.

[15]OTT, pág. 22.

[16]El logro de la budeidad en esta existencia, en END, pág. 4.

[17]Se denomina «tierra pura» a la tierra de buda; es decir, el lugar donde vive un buda. El término se utiliza como opuesto a «tierra impura», que denota el mundo saha; es decir, este mundo contaminado de sufrimientos y de deseos. La enseñanza esencial del Sutra del loto (sus últimos catorce capítulos) expone el principio de que el mundo saha es, en sí, la Tierra de la Luz Tranquila donde habita el Buda.

[18]El logro de la budeidad en esta existencia, en END, pág. 4.

[19]El verdadero aspecto de todos los fenómenos, en END, pág. 407.

[20]Véase MAKIGUCHI, Tsunesaburo: Makiguchi Tsunesaburo Zenshu (Obras completas de Tsunesaburo Makiguchi), vol. 10, Tokio: Daisanbunmei-sha, 1987, pág. 278.

[21]OTT, pág. 115.

22]El logro de la budeidad en esta existencia, en END, pág. 4.

[23]Gosho zenshu, nueva ed. jap., pág. 1121; GZ, pág. 808. Del «Oko Kikigaki» (Disertaciones registradas), no incluido en los dos volúmenes de WND ni en END.

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