Mantener siempre vivo nuestro espíritu fundacional


Lo que sigue es la primera parte de un ensayo de Daisaku Ikeda publicado en la semana del 18 de noviembre, el aniversario de la fundación de la Soka Gakkai.[1]

La esperanza es un tesoro de valor incalculable para nuestra vida. Y la valentía es la fuerza motriz de la victoria.

Nichiren Daishonin nos enseña a extraer de manera sabia, positiva y rotunda la esperanza y la valentía que necesitamos para afrontar los desafíos de la existencia.

En uno de sus escritos, leemos: «[C]uando se acerca el amanecer, la Luna se vuelve más brillante que a comienzos de la noche; también es más luminosa en otoño e invierno que en primavera y verano. De manera semejante, a la hora de prodigar beneficios a los seres vivos, el Sutra del loto es mucho más efectivo en el Último Día de la Ley que durante los dos milenios que forman los días Primero y Medio de la Ley».[2]

La luna resplandece al máximo en la hora más oscura, justo antes de que salga el sol, en los cielos fríos y despejados de otoño y de invierno. Del mismo modo, los beneficios de la Ley Mística adquieren su mayor esplendor en el Último Día de la Ley, cuando la penumbra del sufrimiento humano se encuentra en su punto más profundo, dice el Daishonin.

En este período en que la pandemia del coronavirus sigue azotando Japón y el mundo entero, y la incertidumbre se cierne sobre el porvenir, los miembros de nuestra familia Soka están recitando daimoku sin cesar y alentando a los demás sin escatimar esfuerzos. Irradian una luz de esperanza y de valentía a una persona tras otra: amistades, compañeros de práctica y otras personas a su alrededor. Están aceptando el desafío y cumpliendo su gran misión, poniendo en práctica con sabiduría los principios budistas en la sociedad y en la vida cotidiana.

Mientras celebramos el nonagésimo aniversario de la Soka Gakkai, nuestros admirables miembros brillan más que nunca como una fuente indispensable de apoyo y de contención en sus vecindarios y en cada espacio social, creando magníficas redes de amistad y de confianza. Su labor sin falta dará frutos y se traducirá en una rica y abundante buena fortuna. Estoy seguro de que el fundador y primer presidente de nuestra organización, Tsunesaburo Makiguchi, y su sucesor, Josei Toda, hoy estarían alabando sin reservas a cada miembro.

Junto a nuestros compañeros de fe en todo el mundo, ¡celebremos nuestro aniversario felicitándonos y elogiándonos unos a otros por el tremendo esfuerzo que hemos hecho y por las resonantes victorias individuales y colectivas que hemos logrado, con valentía, perseverancia y determinación invencible!

*

El 18 de noviembre es el día en que el maestro Makiguchi falleció en la cárcel (en 1944), sin sucumbir a la represión de las autoridades militares de Japón, manteniendo hasta el final su abnegado compromiso a propagar la Ley Mística.

Fue detenido y encarcelado injustamente, pero su fe no claudicó jamás. En sus dieciséis meses de encierro, escribió a su familia: «Las adversidades que estamos sobrellevando ahora son pequeñas e insignificantes comparadas con las que afrontó el Daishonin».[3] Y en su ejemplar personal del Gosho había subrayado con dos trazos el pasaje de La apertura de los ojos que dice: «Aquí haré un gran juramento»[4] además de anotar en el margen, con grandes caracteres en rojo: «Gran juramento».

Nuestro espíritu fundacional yace en hacer un juramento.

Aun en las peores circunstancias, Makiguchi Sensei nunca abandonó el juramento que hizo cuando fundó nuestra organización: brindar paz y felicidad a todas las personas. Fue embestido por una turba de adversidades, pero siguió avanzando con energía y valentía, impelido por la firme certeza de que sus problemas eran solo «polvo en el viento».[5]

El Mahatma Gandhi (1869-1948), padre de la independencia india, estuvo preso varias veces durante el movimiento de resistencia civil no violenta que encabezó en su país para liberar al pueblo de la opresión colonial. Fue encarcelado por su papel en la famosa Marcha de la Sal de 1930, coincidentemente, el mismo año en que se fundó la Soka Gakkai.

En su celda, Gandhi escribió a uno de sus seguidores sobre la importancia de hacer un juramento: «Un juramento significa una determinación que no flaquea. […]. Hacer a cualquier precio lo que uno debe representa un juramento. Y eso se convierte en un baluarte de fortaleza».[6]

En la Asamblea Mundial de Jóvenes –celebrada el 27 de septiembre–, los miembros del Departamento de Jóvenes de todo el mundo grabaron en su corazón el noble juramento de los tres presidentes fundadores, mientras iniciaban una nueva partida hacia el centenario de nuestra organización (en 2030). Nada podría haberme hecho más feliz. Nada podría darme mayor tranquilidad.

Cada vez que los jóvenes Bodisatvas de la Tierra toman la iniciativa, decidiendo como un juramento personal «¡Yo trabajaré por el kosen-rufu del mundo!», se levanta el telón de una nueva epopeya de revolución humana y de transformación kármica.

A mis queridos jóvenes discípulos y sucesores, que están ocupando valientemente su lugar en el escenario de su misión en esta época tan dura, quiero dedicarles estas palabras del maestro Toda que yo registré en mi juventud: «Cuanto más grande es el sufrimiento, más intensa es la alegría que viene después. Asuman los problemas de frente y entonen Nam-myoho-renge-kyo. Jamás olviden el Gohonzon, en momentos de alegría o de tristeza».

(Continúa)

(Traducido del artículo publicado el 16 de noviembre de 2020 en el Seikyo Shimbun).


[1] ↑ El ensayo forma parte de la serie Nuestra brillante revolución humana.

[2] ↑ La esencia del capítulo «Rey de la Medicina», en END, pág. 97.

[3] ↑ MAKIGUCHI, Tsunesaburo: Makiguchi Tsunesaburo Zenshu, vol. 10, Tokio: Daisanbunmei-sha, 1987, pág. 278.

[4] ↑ END, pág. 297.

[5] ↑ Véase ib., pág. 297.

[6] ↑ GANDHI, Mohandas K.: Vows and Observances, Berkeley, California: Berkeley Hills Books, 1999, págs. 148-149.

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