¡Abran bien anchas las alas de sus sueños!


Jóvenes fénix · A los miembros del Departamento Futuro de la SGEs

Entrega de la serie Remonten el vuelo hacia el cielo de la esperanza, por Daisaku Ikeda

¿Saben quién fue la primera persona que hizo realidad el sueño de volar al espacio exterior? Yuri Gagarin (1934-1968), quien tripuló la nave Vostok-1 en 1961 y, luego, dijo las famosas palabras: «La Tierra es azul».

Gagarin visitó Japón al año siguiente de su viaje histórico. En ese momento, comentó a un grupo de niños que la Tierra que había visto desde el espacio exterior parecía un gran globo de formas suaves, rodeado de luz azul, y que era una vista realmente hermosa. Gagarin infundió a los niños el sueño de viajar por el espacio, al contarles sus experiencias.

Pero, en verdad, él mismo empezó a soñar con tripular una nave cuando estudiaba en la escuela primaria y conoció a un piloto de avión.

Lo cierto es que debió recorrer un largo y difícil camino hasta hacer realidad su sueño. Como su familia no tenía recursos económicos, él tuvo que estudiar de noche y trabajar durante el día. Así y todo, siguió estudiando, mayormente con libros que tomaba prestados de la biblioteca.

Y aunque cada dificultad desembocaba en un nuevo obstáculo, él vivió esos años de desafío con alegría y excitación. Lo que le permitía sentir ese entusiasmo era su gran sueño de volar por los cielos, que nunca dejaba languidecer. Una y otra vez, se decía a sí mismo que haría realidad ese anhelo ardiente, sea como fuere.

Josei Toda Sensei solía decir: «Los jóvenes deben abrigar sueños que parezcan casi imposibles de lograr. Pues, si sus sueños son muy modestos desde el comienzo, terminarán sin poder construir nada significativo».

Si miran en dirección a su objetivo y miran el lugar donde ustedes se encuentran ahora, tal vez sientan que la distancia que los separa de su meta es tan grande como la que hay entre la Tierra y el espacio exterior. Pero recuerden, por favor, que cada uno de ustedes posee un cohete asombroso, una nave espacial de la vida llamada«esfuerzo». Esa nave los ayudará a alcanzar su sueño. Todo, incluido lo que estudien día a día en la escuela, será el combustible que los propulsará.

Gagarin siempre recordaba unas palabras que escuchó decir a uno de sus maestros: «El éxito favorece a los audaces».[1]

Para hacer realidad sus sueños, es importante que tengan valor: la resolución de dar ese primer paso decidido en pos de su objetivo, diciéndose: «¡Sí, voy a intentarlo!».

Aunque encuentren obstáculos inesperados, el valor de seguir esforzándose sin rendirse ni desalentarse abrirá el camino hacia la victoria.

*

Yo también abrigué muchos sueños en mi niñez. Uno de ellos era ser periodista en un diario, porque me gustaba mucho leer y escribir. También soñaba con escribir, algún día, una historia que encendiera de valor y esperanza el alma de los lectores.

Y como pasé mi niñez en guerra, y fue un período muy oscuro, soñaba con plantar cerezos cerca de las estaciones de tren de cada lugar, para que, al llenarse de flores, alegraran el corazón de la gente y aliviaran su espíritu agobiado.

Cuando conocí al maestro Toda y empecé a practicar el budismo yo tenía 19 años.

Toda Sensei, que había luchado valientemente con todas sus fuerzas contra las autoridades responsables de llevar el país a la guerra, también tenía un gran sueño: librar al mundo del sufrimiento y la desdicha, y ayudar a todos a tener una vida feliz y en paz. En otras palabras, su sueño era lograr el kosen-rufu.

A mí esa aspiración me pareció tremendamente admirable. Y, con el tiempo, descubrí que el sueño de mi mentor se había convertido en mi propio sueño.

Curiosamente, en el transcurso de hacer daimoku y de esforzarme con seriedad por el grandioso propósito del kosen-rufu, resultó ser que también pude lograr todos mis sueños de la infancia.

Por ejemplo, el deseo de trabajar en un periódico se hizo realidad cuando se creó el Seikyo Shimbun, el diario de la Soka Gakkai.

Mi sueño de escribir una historia alentadora se hizo realidad a través de mis novelas La revolución humana y La nueva revolución humana.

Y, por último, mi sueño de plantar cerezos se cumplió con cada uno de los incontables árboles que plantamos en nuestros centros comunitarios y en los demás edificios de la Soka en el mundo.

Aunque sus sueños no se hagan realidad de forma inmediata, el poder de entonar Nam-myoho-renge-kyo puede transformar todos sus anhelos y esfuerzos en algo que tendrá significación en el futuro.

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Cada uno de ustedes tiene, sin falta, un sueño que nadie más puede cumplir. Aunque todavía no hayan descubierto cuál es, si siguen desafiándose seriamente ante cada tarea que tengan por delante, con toda seguridad encontrarán eso que los hace felices en la vida y a lo cual querrán dedicarse.

Cada uno de ustedes tiene, sin falta, un sueño que nadie más puede cumplir. Aunque todavía no hayan descubierto cuál es, si siguen desafiándose seriamente ante cada tarea que tengan por delante, con toda seguridad encontrarán eso que los hace felices en la vida y a lo cual querrán dedicarse. El escenario donde podrán cumplir su misión libremente está allí esperándolos, de cara al futuro.

Creo que muchos de ustedes serán figuras descollantes en muy diversos campos. Algunos llegarán a ser grandes educadores, científicos o escritores; otros serán empresarios y políticos respetados, o atletas y artistas de gran renombre. ¡De solo pensarlo, mi corazón brinca de expectación!

¡Sueñen a lo grande, con corazón amplio y generoso! Mientras sigan avanzando, verán que sus sueños no tienen límite.

¡Abran bien anchas las alas de esa aspiración que han elegido, y láncense a volar por el inmenso cielo de la esperanza!

(Artículo extraído del ensayo publicado en la edición del 1 de febrero de 2014 de Boys and Girls Hope News).


[1] ↑ GAGARIN, Yuri: Road to the Stars (La ruta a las estrellas), Moscú: Foreign Languages Press, pág. 83.

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