Con el «gran corazón» de la Soka, crear un futuro de esperanza y de victoria


A continuación se presenta el mensaje que Daisaku Ikeda envió a la reunión de la sede central para responsables de la Soka Gakkai celebrada el 1 de noviembre en la Sede del Gran Juramento del Kosen-rufu, en Shinanomachi, Tokio. Durante el encuentro, se anunció que el lema de la organización para 2021 será «Año de la esperanza y de la victoria».

Daisaku Ikeda pronuncia un discurso en la reunión de la sede central celebrada en noviembre de 2009 en el Centro en Memoria de Tsunesaburo Makiguchi, en Hachioji (Tokio) | Foto: Seikyo

Mi maestro Josei Toda, el segundo presidente de la Soka Gakkai, hablaba de «la alegría de encontrarnos en una época auspiciosa» y decía: «Uno siente que valió la pena haber nacido cuando descubre que está viviendo en una época auspiciosa y actúa a tono con ese tiempo».

Nuestro máximo honor, nuestra alegría más grande, es habernos encontrado en una etapa tan propicia y espléndida como el nonagésimo aniversario de la Soka Gakkai.

Quiero expresar mi agradecimiento infinito a todos y cada uno de los integrantes de nuestra familia Soka de Japón y del mundo. Asimismo, estoy entonando daimoku sinceramente por todos los camaradas que, en las nueve décadas pasadas, han fallecido dedicando su existencia al kosen-rufu, y por todos sus familiares, amigos y seres queridos difuntos.

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Hoy, quiero compartir con ustedes una pieza caligráfica que inscribí hace 35 años, en 1985, para celebrar el 55.° aniversario de nuestra organización, recordando a nuestro presidente fundador Tsunesaburo Makiguchi, quien murió en la cárcel como prisionero de conciencia (el 18 de noviembre de 1944). En ella se lee «Gran corazón» (en japonés, daishin), carácter que denota un estado de vida o espíritu inmenso y universal.

Caligrafía «Gran corazón» | Foto: Seikyo

En una época transida por la guerra, la pobreza y las enfermedades, el señor Makiguchi declaró: «En última instancia, el caos en el mundo jamás se resolverá a menos que el espíritu humano experimente una transformación profunda mediante una revolución religiosa».

Makiguchi declaró: «En última instancia, el caos en el mundo jamás se resolverá a menos que el espíritu humano experimente una transformación profunda mediante una revolución religiosa».

Incansable a la hora de transmitir la verdad del budismo Nichiren, alentaba a una persona tras otra a hacer brillar en su corazón un sol de infinito valor, sabiduría y amor compasivo.

Aun encarcelado por el gobierno militar del Japón en una celda helada y minúscula, escribía: «Según el estado interior de uno, hasta en el infierno hay cosas de las cuales disfrutar».[1] La postura que caracterizó su gesta histórica está perfectamente alineada con las palabras del Daishonin: «Cuanto más grandes sean las dificultades que se abatan sobre él, mayor será su deleite, gracias a la fuerza de su fe».[2]

Nuestro presidente fundador, quien dio la vida por sus convicciones, legó a sus discípulos y sucesores el ejemplo de lo que significa el «gran corazón» de la Soka. Ese «gran corazón» es la postura imponente, invencible, de seguir avanzando inseparables de la Ley Mística, incluso en las horas más amargas y adversas, decididos a convertir el veneno en medicina y a crear valor libremente, con optimismo, sabiduría, fortaleza y convicción.

«Gran corazón» es la postura imponente, invencible, de seguir avanzando inseparables de la Ley Mística, incluso en las horas más amargas y adversas, decididos a convertir el veneno en medicina y a crear valor libremente.

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El año próximo, volveremos a celebrar múltiples fechas recordatorias –el 150.° natalicio del fundador Makiguchi; el 70.° aniversario de la asunción del maestro Toda como segundo presidente; el 70.° aniversario del Departamento de Mujeres –sol de la paz y de la felicidad–; el 70.° aniversario de los departamentos de hombres y mujeres jóvenes –diligentes Bodisatvas de la Tierra que han construido en todo el planeta una red de jóvenes valores–.

También festejaremos el 50.° aniversario de la Universidad Soka de Japón, el sueño que abrigaron los maestros Makiguchi y Toda, y el 20.° aniversario de la Universidad Soka de los Estados Unidos en Aliso Viejo, una brillante luz de esperanza para el siglo xxi.

El Daishonin escribe: «Myo [de myoho, o Ley Mística] significa “revivir”».[3] De acuerdo con este principio, lo que palpita en la Soka es, siempre y en cada lugar, una vida juvenil, orientada a avanzar y a abrir rutas que generen valores nuevos.

Con esto en mente, quiero proponerles, a partir de la reunión de la sede central para responsables de enero de 2021, iniciar una nueva partida en tan crucial «Año de la esperanza y de la victoria» (2021), volviendo a numerar desde esa primera actividad los sucesivos encuentros de líderes de la sede central, en esta flamante fase de nuestro viaje hacia el centenario de la Soka Gakkai (en 2030). ¿Qué les parece? [Aplausos.]

Reunión de la sede central del 1 de noviembre pasado | Foto: Seikyo

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El año próximo, además, es el octavo centenario del nacimiento de Nichiren Daishonin.[4]

Este proclamó: «[A]unque uno apuntara a la tierra y errase, o pudiera liar el firmamento; aunque la marea dejara de subir y bajar, o el Sol saliera por el Poniente; jamás podría ocurrir que las oraciones del practicante del Sutra del loto quedaran sin respuesta».[5]

Como genuinos herederos y herederas del Daishonin, con un «gran corazón» que abrace la tierra, el mar, el cielo, el sol y el universo entero, abriguemos la oración más noble y grandiosa –la oración por el kosen-rufu y por establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz de la tierra– y cumplamos sinceramente el juramento que hemos hecho.

En la epopeya de nuestra revolución humana, cuanto mayores son nuestros desvelos y nuestra dedicación al budismo, a la felicidad de los semejantes y a la sociedad, mayores son los tesoros del corazón que podemos cultivar y más elevado es nuestro estado de vida interior, adornado por «la mayor de todas las alegrías»,[6] siempre apoyando a otros a hacer lo mismo.

Los miembros de la Soka Gakkai, unidos por los lazos de maestro y discípulo, estamos dedicados a alentar e iluminar a cada persona –única, valiosa, llena de talento y de potencial–. Con la unión de «distintas personas con un mismo propósito», comprometámonos juntos a infundir gran esperanza en este mundo convulsionado, y esforcémonos con valentía y vigor para cumplir la gran victoria espiritual de transformar el destino humano; victoria que deberá estar anclada en el desafío personal de cada uno por desarrollar ese «gran corazón».

Lo que palpita en de la Soka es, siempre y en cada lugar, una vida juvenil, orientada a avanzar y a abrir rutas que generen valores nuevos. […] [C]omprometámonos juntos a infundir gran esperanza en este mundo convulsionado, […] para cumplir la gran victoria espiritual de transformar el destino humano.

Sepan que estoy haciendo daimoku con toda sinceridad para que ustedes, mis preciados compañeros de fe, gocen de una vida larga, segura, sana y plena, colmada de buena fortuna y de beneficios incalculables. Por favor ¡cuídense mucho!

(Traducción del artículo publicado el 2 de noviembre de 2020 en el Seikyo Shimbun).


[1] ↑ MAKIGUCHI, Tsunesaburo: Makiguchi Tsunesaburo Zenshu(Obras completas de Tsunesaburo Makiguchi), vol. 10, Tokio: Daisanbunmei-sha, 1987, pág. 285.

[2] ↑ Un navío para cruzar el mar del sufrimiento, en END, pág. 34.

[3] ↑ El daimoku del «Sutra del loto», en END, pág. 156.

[4] ↑ Según la forma tradicional de contar la edad en el Japón, que le asigna un año de vida a la persona el día de su nacimiento.

[5] ↑ Sobre la oración, en END, pág. 364.

[6] ↑ OTT, pág. 212.

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