El Departamento de Hombres (2/3)


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Esto [la persecución de Komatsubara] sólo ha fortalecido mi fe en el Sutra del loto. El cuarto volumen del Sutra del loto refiere: «Puesto que el odio y los celos hacia este sutra abundan incluso durante la vida de El Que Así Llega [el buda Shakyamuni], ¡cuánto peor será después de su muerte».[2] El quinto volumen señala: «[El Sutra del loto] provocará mucha hostilidad en el mundo, y será difícil creer en él».[3] En el Japón hay muchos que leen y estudian el Sutra del loto. […] Por lo tanto, quienes practican el Sutra del loto en el Japón todavía no pueden considerarse destinatarios de tales pasajes del sutra. Soy el único que he leído el sutra con todo mi ser. A esto se refiere la frase que declara: «No nos preocupan el cuerpo o la existencia; sólo vivimos pendientes del Camino insuperable».[4] Por ende, soy el devoto del Sutra del loto más prominente del Japón.

Si usted [Nanjo Hyoe Shichiro] llegase a partir de este mundo antes que yo, preséntese ante Brahma, Shakra, los cuatro reyes celestiales y el rey Yama.[5] Diga que es discípulo del sacerdote Nichiren, el devoto del Sutra del loto más prominente del Japón. Entonces, ya no lo podrán tratar de manera descortés.[6]

Con fe inquebrantable, jamás seremos derrotados

El presidente fundador de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, había subrayado este pasaje en su ejemplar del Gosho, lo cual nos dice que lo había estudiado con detenimiento.

El Daishonin, al decir «Soy el único que he leído el sutra con todo mi ser»,[7] declara firmemente que solo él ha sufrido las persecuciones vaticinadas en el Sutra del loto.

Esta es una carta dirigida a Nanjo Hyoe Shichiro, padre de su joven discípulo Nanjo Tokimitsu y predecesor del actual Departamento de Hombres. En ella, alienta resueltamente al destinatario, expuesto a una situación que podía hacerlo vacilar en la fe, y lo exhorta a seguir su propio ejemplo. Hyoe Shichiro había sido, anteriormente, seguidor de las enseñanzas de la Tierra Pura (Nembutsu), pero se presume que se convirtió al budismo del Daishonin durante su residencia en Kamakura [por cuestiones oficiales].

Aun practicando la fe con sinceridad, Hyoe Shichiro había caído gravemente enfermo, y algunos de sus parientes lo presionaron a retomar la práctica del Nembutsu.

Así pues, en Aliento a un enfermo, el Daishonin lo exhorta a ser constante y a no apartarse de la enseñanza budista correcta, además de explicarle la importancia de no dejarse perturbar por influencias negativas. Lejos de ello, le dice, es el momento de armarse de fe firme. La fe en la Ley Mística nos permite transformar cualquier situación adversa o enfermedad positivamente, y convertir el veneno en medicina. Mientras mantengamos una fe invariable, jamás seremos derrotados en la vida.

Razón, pasión y valentía

En esta carta, valiéndose de las «cinco guías para la propagación»,[8] el Daishonin explica exhaustivamente la base doctrinal que le permite asegurar que el Sutra del loto es la gran enseñanza capaz de guiar a la iluminación a todas las personas del Último Día de la Ley.

En sentido general, los hombres tienden a valorar la lógica y la razón. Hyoe Shichiro, como resultado de la clara explicación doctrinal recibida del Daishonin, seguramente habrá renovado su convicción en la fe. Pero también suele ocurrir que, aunque la lógica suena razonable, no siempre conmueve el corazón humano.

Después de relatar cómo sobrellevó la persecución de Komatsubara, el mes anterior (noviembre de 1264), el Daishonin afirma: «Esto sólo ha fortalecido mi fe en el Sutra del loto».[9] De esa manera, enseña a tener la valentía de practicar la fe con pasión y de dar pruebas reales e inequívocas de victoria.

Las personas de grandeza siguen desafiándose constantemente

Una vez, pregunté a Toda Sensei cómo se definía la grandeza de una persona. Respondió sin un instante de duda: «La grandeza está en la convicción. En la vida y en todas las cosas, la convicción es lo que importa».

El maestro Toda fue un hombre excepcional. A partir de sus experiencias personales, como su lucha y su resurgimiento económico, la muerte de sus seres queridos, las enfermedades graves y el encarcelamiento por razones de principios, podía afirmar sin miedo a equivocarse que la convicción era el factor clave.

La convicción es determinación inquebrantable. Es valentía, fortaleza, esperanza y un profundo amor solidario. Pero, sobre todas las cosas, es fe absoluta en el Gohonzon.

Quienes siguen desafiándose con convicción –decididos, por ejemplo, a practicar el budismo toda su vida, a contribuir al desarrollo de sus lugares de trabajo, a bregar por la felicidad de sus seres queridos, a trabajar para el florecimiento de sus comunidades– son personas de verdadera grandeza como seres humanos.

Esto concuerda con los tres lemas del Departamento de Hombres: «Mantener toda la vida el espíritu de búsqueda», «Triunfar en el lugar de trabajo» y «Contribuir a la comunidad».[10]

Recuerdo con total claridad algo que dijo el señor Toda cuando sus negocios estaban en una situación crítica: «Estaré bien, aunque caiga en el infierno. ¿Por qué? Porque incluso allí me dedicaré a transmitir el budismo a los demás y lo convertiré en una Tierra de la Luz Tranquila. La fe significa tener esta clase de convencimiento». En efecto, así fue la convicción ilimitada de este gran rey león.

Recuerdo con total claridad algo que dijo el señor Toda cuando sus negocios estaban en una situación crítica: «Estaré bien, aunque caiga en el infierno. ¿Por qué? Porque incluso allí me dedicaré a transmitir el budismo a los demás y lo convertiré en una Tierra de la Luz Tranquila. La fe significa tener esta clase de convencimiento».

La decisión de no retroceder jamás

No podemos saber todos los problemas que otras personas afrontan en esta difícil época, la lucha que cada una carga sobre sus hombros. Algunas personas tienen dificultades laborales que las abruman, otras están bajo la presión de enormes responsabilidades. Las situaciones adversas que afectan a la gente son innumerables.

En los días en los que apoyaba al maestro Toda en medio de sus dificultades financieras, hubo un período en que mis ocupaciones no me permitieron participar en las actividades de la Soka Gakkai, y hubo personas que, sin estar al tanto de la verdadera situación, me criticaban a mis espaldas. Pero precisamente porque estaba tan ocupado, había determinado no retroceder un solo paso.

Esforzarse por encontrar el tiempo necesario, por ponerse en acción, por alentar a la gente: todo esto es, en sí, la práctica budista. Porque la determinación que subyace a esta postura conduce a la revolución humana y transforma nuestro estado de vida. Y porque, perseverando en estos esfuerzos a pesar de nuestros numerosos compromisos, podemos empatizar con las dificultades de los demás e inspirarlos con unas pocas y sencillas palabras, o a través de una sola visita.

Practicar el budismo es ejercer nuestro derecho a ser felices. No es ni una obligación, algo que alguien nos haya impuesto. Que saquemos o no el máximo provecho de las actividades de la Soka Gakkai a las que podemos asistir y nos recarguemos de fuerza vital depende de nuestra postura o actitud mental. Haciéndolo, podemos acumular incalculables beneficios, como describe el Daishonin cuando dice: «Cien años de práctica en la Tierra de la Perfecta Felicidad no se comparan con el beneficio de un solo día de práctica en el mundo impuro».[11]

Tomar la iniciativa

A medida que pasan los años, el deterioro de la salud o el debilitamiento de las fuerzas físicas puede hacernos pensar que ya hemos hecho lo suficiente, y dar un paso atrás. Desde luego, es fundamental descansar lo debido y no excedernos, pero el fuego interior no debe apagarse jamás. Cuando nos replegamos en la pasividad, podemos sentir que las actividades de la Soka Gakkai son una carga o dar paso a la duda y a la indecisión. Por eso es importante tomar la iniciativa, y seguir esforzándonos por el kosen-rufu y por «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra», el ideal que nos planteó el Daishonin, junto a la Soka Gakkai y a nuestros camaradas de fe. El emblema de la fe verdadera yace en mantener el compromiso de por vida.

Jamás se vuelvan negligentes o complacientes en la fe. Venzan las funciones negativas en su propia vida, recordando que «uno no debería dejarse influenciar ni atemorizar por estas funciones [de los tres obstáculos y los cuatro demonios][12]»,[13] y vivan audazmente, desplazándose «sin temor, como el rey de los leones».[14]

Jamás se vuelvan negligentes o complacientes en la fe. Venzan las funciones negativas en su propia vida […] y vivan audazmente.

Los años finales son los más decisivos

No es la opinión pública ni el concepto de los demás lo que define nuestra satisfacción hacia la vida. Esto es algo que solo depende de nosotros.

La victoria en la vida tampoco se decide en mitad del camino. La esencia de la fe para el logro de la Budeidad en esta existencia es la convicción de que, al final, vamos a triunfar, por muchas cosas que puedan suceder. Todos los sufrimientos y desdichas que hayamos afrontado se convertirán en recuerdos dorados que nos colmarán de agradecimiento y de alegría. Así de inmenso es el poder benéfico de la Ley Mística.

En el pasaje que estamos estudiando, el Daishonin le dice a Nanjo Hyoe Shichiro, desde la perspectiva de la vida eterna, que cuando se encuentre con el rey Yama después de la muerte, debe presentarse como «discípulo del sacerdote Nichiren».[15] Le asegura que, si mantiene una fe constante hasta el final, no tendrá nada que temer.

Este sincero aliento del Daishonin le permitió a Hyoe Shichiro practicar la fe con devoción toda su vida. Tiempo después, en una carta al hijo, Nanjo Tokimitsu, el Daishonin elogia la fe de su difunto padre diciéndole que «terminó su vida con el estado mental de un verdadero creyente [es decir, en el momento de morir su mente era firme y correcta][16]». Envuelto en la buena fortuna y los beneficios adquiridos por Hyoe Shichiro, cada miembro de la familia Nanjo pudo cumplir su misión.

El intrépido ejemplo de Hyoe Shichiro es un modelo para la vida triunfal de nuestros compañeros del Departamento de Hombres, que luchan con perseverancia y convicción.

(Continuar leyendo la parte 3/3).

Persecución de Komatsubara
El 11 de noviembre de 1264, Nichiren Daishonin se dirigía a visitar a un seguidor llamado Kudo, en la provincia de Awa. Al atardecer, cuando pasaban por la aldea de Tojo, él y un grupo de seguidores suyos fueron emboscados por una banda armada al frente del administrador de la aldea, un ferviente adepto del Nembutsu llamado Tojo Kagenobu. El Daishonin fue herido en la frente con un golpe de espada, y en el ataque sufrió una fractura en la mano izquierda; uno de sus seguidores murió durante el enfrentamiento. Estos hechos se exponen en detalle en el escrito Aliento a un enfermo, en END, págs. 79-87.
(Ir al lugar donde se menciona en el texto principal).


[2] SL, cap. 10, pág. 163. 

[3] Ib., cap. 14, pág. 205.

[4] Véase ib., cap. 13, pág. 193.

[5] Estas figuras son deidades y reyes descritos en la mitología budista. Brahma y Shakra son las dos principales deidades guardianes del budismo. Los cuatro reyes celestiales prestan servicio a Shakra y protegen los cuatro cuadrantes del mundo. El rey Yama es el monarca del mundo de los difuntos, quien juzga y determina las recompensas y castigos de los muertos.

[6] END, pág. 85. Nichiren Daishonin escribió este texto el 13 de diciembre de 1264. Su destinatario fue Nanjo Hyoe Shichiro, administrador de la aldea de Ueno, en el distrito Fuji de la provincia de Suruga (actual región central de la prefectura de Shizuoka). En ese momento, Nanjo Hyoe Shichiro estaba aquejado por una grave enfermedad, y el Daishonin escribió esta carta a modo de aliento, para decirle que, si persistía en la práctica con fe genuina, Brahma, Shakra y las demás deidades celestiales lo protegerían incluso después de la muerte.

[7] END, pág. 85.

[8] Cinco guías para la propagación: Cinco criterios para transmitir las enseñanzas budistas. Son: 1) la enseñanza; 2) la capacidad del pueblo; 3) la época; 4) el país y 5) la secuencia de la propagación. Nichiren Daishonin estableció estas pautas como forma correcta de propagar su enseñanza de Nam-myoho-renge-kyo tanto en su tiempo como en el futuro. Este concepto se menciona también en escritos del Daishonin como Enseñanza, capacidad, tiempo y país (END, págs. 50-57) y El significado de actuar contra la Ley (véase WND-2), págs. 246-273.

[9] END, pág. 85.

[10] Tres consignas que fueron anunciadas en la reunión general del Departamento de Hombres de Tokio el 20 de julio de 1999.

[11] END, pág. 773.

[12] Los tres obstáculos y los cuatro demonios son diversos impedimentos y obstrucciones a la práctica del budismo. Los tres obstáculos son: 1) el obstáculo de los deseos mundanos; 2) el obstáculo del karma; 3) el obstáculo de la retribución. Los cuatro demonios son: 1) el impedimento de los cinco componentes; 2) el de los deseos mundanos; 3) el de la muerte; 4) el del Demonio del Sexto Cielo.

[13] END, pág. 422.

[14] Ib., pág. 433.

[15] Ib., pág. 85.

[16] Una «fe firme y correcta en el momento de la muerte» es lo que manifiestan quienes siguen recorriendo el Camino del Buda con la convicción de que lograrán la Budeidad en esta existencia y, por eso, reciben la muerte con una actitud de profunda plenitud. En una carta a otra seguidora, el Daishonin escribe: «Aunque su difunto padre fue guerrero, tenía firme fe en el Sutra del loto, por lo cual […] sé que terminó su vida con el estado mental de un verdadero creyente». Véase WND-2, pág. 499.

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