El modo seguro de vivir

Por Olga Naval Boquete

Muchos de los líderes mundiales descubrieron la filosofía por la cual vivirían, sus creencias y sus convicciones, en la etapa de los diez a los veinte años, y la mantuvieron hasta concretar una gran labor en los treinta y en los cuarenta. Construir la estructura durante la juventud y luego esforzarse para completar la tarea es el modo seguro de vivir. Por tanto, espero que se esmeren en la fe, reciten daimoku con seriedad, y hagan del budismo –la filosofía de vida suprema– la base inamovible de sus acciones.[1]

CUANDO EMPECÉ A PRACTICAR el budismo en la Soka Gakkai, la primera cosa que me llamó la atención fueron los ensayos de Daisaku Ikeda publicados en la revista. Me sorprendió la confianza que depositaba en todos nosotros, en mí. Así fue como empecé a crear mi vínculo con él, a través de la palabra escrita.

Tuve dificultad en empezar a leer La nueva revolución humana, y el primer contacto serio, alentado por mis compañeros de fe, fue en ocasión de la celebración del 50.º aniversario del 16 de marzo en 2008, en Milán. Me leí el capítulo donde se realizaban los preparativos de dicha ceremonia en 1958. Me impactó muchísimo la dedicación y la pasión de Ikeda Sensei, respondiendo a las expectativas de Josei Toda. Y, por primera vez, decidí que quería hacer el kosen-rufu con mi vida.

Después empecé a leer los capítulos sobre la primera visita a Europa y a cada país. Y de nuevo Sensei daba su máximo, confiaba, y proyectaba las actividades, los distritos como si supiera lo que pasaría en los siguientes 20 años. Esto me tocó de nuevo el corazón.

Llegó entonces 2019, donde el desafío con la lectura de La nueva revolución humana fue total: ¡un volumen por mes! Acojo este desafío para alinearme con el corazón de mi maestro. Decido extraer alguna frase que me aliente en cada volumen, para ponerla en práctica en mi vida cotidiana y compartir estas experiencias con mis compañeras de fe.

A medida que voy leyendo, voy entendiendo que Ikeda Sensei no sabía cómo sería el futuro, pero sí tenía la convicción de cómo quería que fuese, y que paso a paso ha hecho todo lo que estaba a su alcance para hacerlo realidad.

Leyendo, voy entendiendo que Ikeda Sensei no sabía cómo sería el futuro, pero sí tenía la convicción de cómo quería que fuese.

La actividad que realizo como miembro del equipo de responsables del Departamento Futuro en Barcelona me está permitiendo profundizar mi propia convicción. Mi deseo es que, junto con mis compañeros de fe, podamos seguir abriendo el camino a la felicidad de todas las niñas y niños, atesorando el potencial de cada uno, porque ellos serán quienes abrirán las puertas de un mañana brillante para todo el género humano. |


[1] IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, vols. 9 y 10, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2013, pág. 65.

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