MATTIA MONTUORI | IBIZA

Terminé mis estudios y llegué a la isla con mucho espíritu de búsqueda en 2013. Los primeros años tuve muchos desafíos económicos y preguntas personales como «¿Quién soy yo?», «¿Qué quiero hacer?».

En 2015 asistí a mi primera reunión de diálogo y en 2016 recibí el Gohonzon. En Soka Gakkai encontré a personas que son figuras muy importantes para mí, y aunque en esa primera reunión yo era el único joven, junto a mis compañeros de fe, hemos podido formar un grupo donde, poco a poco, muchos otros jóvenes se han unido a la práctica.

Estoy muy agradecido de haber estado acompañado por mi maestro desde que tenía 20 años: vivir al ritmo de la Soka Gakkai ha dado una dirección y sentido a mi vida. Siempre he estado disponible para hacer actividades y así poder renovar mi fe. A través del estudio, la práctica diaria y el diálogo, he podido transformar respuestas negativas y rechazos en mis mejores experiencias y victorias.

Desde mis comienzos tenía dos objetivos principales: lograr estabilidad económica y encontrar mi hogar en la isla. Empecé con trabajos de temporada con los que apenas me mantenía, pero después de un par de años comencé a trabajar en una inmobiliaria. En este empleo, con diálogo y determinación, pude transformar una respuesta negativa en la primera entrevista en una oportunidad de trabajo. Cada mañana hacía, como mínimo, una hora de daimoku antes de salir a trabajar, y así en el primer año logré estar entre los 10 mejores agentes a nivel nacional.

Encontrar mi hogar ha sido aún más difícil, en estos 10 años me he mudado más de 10 veces. Intenté comprar la casa donde estaba viviendo de alquiler, pero el dueño no quería venderla. Tras mucho daimoku y varios diálogos, finalmente aceptó. El día de la firma, me dijo: «Mattia, yo no quería vender, tú has hecho algo místico».

Gracias a Sensei, he podido mejorar mi vida a través de la fe y lograr objetivos muy importantes para mí. Desde su fallecimiento, siento mi vínculo con él aún más fuerte y estoy determinado a seguir compartiendo y practicando el budismo del sol, apoyando a los jóvenes de la isla y a seguir creciendo en mi revolución humana.

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