Leer para escalar las montañas de la vida


Pilar Marín | Nalda, La Rioja


Pilar Marín

Conocí la práctica del budismo Nichiren en la Soka Gakkai cuando era adolescente, en 2006, a través de la madre de una amiga. Ella compartió Nam-myoho-renge-kyo conmigo e incluso acudí a varias reuniones de diálogo, pero no fue hasta el verano de 2022 cuando decidí profundizar. Volví a los encuentros, comencé a practicar todos los días y fui viendo cómo, poco a poco, me sentía mejor, más equilibrada y con más energía. Además, empecé a participar en las actividades del Departamento de Jóvenes de la región Norte de la SGEs y a conocer las experiencias de fe de mis compañeras.

En marzo de 2023, me mudé con mi pareja a Finlandia y determiné ingresar allí como miembro, pero las cosas se pusieron difíciles y poco después tuvimos que volver a España. Curiosamente, no me sentía triste o derrotada, sentía que debía ser fuerte y mantener la fe, aunque no entendiera el significado de lo que estaba sucediendo. En un encuentro de jóvenes en el que había participado en Helsinki, habíamos dialogado sobre el concepto «transformar el veneno en medicina», y aprendí que es inevitable que aparezcan obstáculos, pero que puedo convertir mi karma en misión y recordar que el invierno siempre se convierte en primavera.

Así, mi pareja, mis dos gatitos y yo volvimos a La Rioja. Sin trabajo y sin casa, pero unidos. Oré con determinación para que pasara lo mejor para nosotros y, en menos de un mes pudimos alquilar un piso; yo encontré trabajo como relaciones públicas en mi sector, el enoturismo, y mi pareja también encontró empleo de lo suyo cerca de casa. Además, el 25 de junio finalmente ingresé en la Soka Gakkai, en nuestra Asamblea de la Alegría Soka. Fue un día muy emocionante: pude conocer en persona a mis compañeras del Departamento de Jóvenes y, además, compartí mi experiencia. Estoy acostumbrada a hablar en público por mi trabajo, pero me temblaba la voz porque estaba abriendo mi corazón.

Desde ese momento, todo se intensificó. Tres meses después, en septiembre, perdí un embarazo. Recuerdo que no podía sentarme frente al Gohonzon sin llorar a mares. Sin embargo, encontré consuelo en esa acción. Una de mis responsables en la SGEs me alentó a no aislarme, y así lo hice. Su apoyo en esos momentos y seguir acudiendo a las actividades me ayudó a no centrarme solo en el dolor.

El sufrimiento hacía que me costara mantener la constancia en la entonación de daimoku, pero decidí inscribirme en el examen de budismo de Grado I. Gracias al estudio, pude profundizar mi comprensión de la Ley Mística y mi relación con Ikeda Sensei, y decidir qué tipo de persona quería ser y qué quería aportar a la sociedad. (Por cierto, ¡logré aprobar el examen!).

En mi nuevo trabajo tampoco era feliz. Me sentía infravalorada y estaba en constante tensión por no saber lidiar con ciertas situaciones. Me esforcé por transformar esta situación, pensando en que la estaba atravesando para poder transformar algo en mí, así que intenté trasladar mi postura como bodisatva al trabajo: dialogué lo mejor que supe y conseguimos alguna mejora. Aunque, en realidad, pocas cosas cambiaron por fuera, yo empecé a trabajar más contenta y sin tanta frustración.

En medio de estas dificultades, hablando con una compañera sobre lo que estaba viviendo, me recomendó leer un artículo de Civilización Global donde se menciona este fragmento inicial del poema de Sensei «¡Jóvenes, escalen la montaña del kosen-rufu del siglo XXI!»:

Dijo un célebre alpinista:
«¿Por qué me dedico a escalar?
¡Porque existen las montañas!».[1]

En el mismo artículo, leí «que la escalada de una montaña, una vez alcanzada la cumbre, anima a la escalada de una nueva montaña, incluso una que implique un reto mayor».[2] También se citaba esta frase de los escritos de Nichiren Daishonin: «Cuanto más grandes sean las dificultades que se abatan sobre él, mayor será su deleite, gracias a la fuerza de su fe».[3] Esta lectura realmente me alentó a seguir en la «escalada», entendiendo que sufrir un dolor tan grande formaba parte de «mi montaña».

Hablando con una compañera sobre lo que estaba viviendo, me recomendó leer un artículo de Civilización Global […]. Esta lectura realmente me alentó a seguir en la «escalada», entendiendo que sufrir un dolor tan grande [como el que estaba atravesando] formaba parte de «mi montaña».

A comienzos de 2024 me propuse ser más disciplinada y consistente, y dedicarle más tiempo al estudio y la lectura. Un artículo en la revista de enero[4] me animó a leer la revista al completo. Así que decidí madrugar más todos los días para tener una rutina de lectura. Me volví a leer los últimos números de la revista Civilización Global, y ahora no me dejo ni una sola página.

En medio de todo esto, mi pareja y yo encontramos una casa para poder comprar juntos. Tras vivir en sitios diferentes, por fin podemos tener un sitio estable al que llamar nuestro hogar.

Paralelamente, a mediados de febrero me llamaron de otra bodega para ofrecerme el puesto que siempre he querido. El 2 de marzo he comenzado a trabajar como responsable de enoturismo, con la meta de ser una buena líder para mis compañeros de trabajo e inspirarlos a sacar lo mejor de ellos mismos.

Pilar, una apasionada del enoturismo

Mi próximo desafío es ser capaz de abrir mi corazón a más personas haciendo shakubuku. Ya he compartido Nam-myoho renge-kyo con varias personas de mi entorno, algunas con situaciones difíciles, segura de que pueden transformarlas con la práctica budista. En la reunión de diálogo de febrero, asistió una persona de mi familia, y cada vez que leo algo que puede interesarle se lo mando sin dudar a ella y a una amiga de la infancia que, además, ha asistido al encuentro del Día del Kosen-rufu.

Mi determinación es que este año de la nueva partida hacia una Soka Gakkai juvenil en todo el mundo surjan, también en La Rioja, muchos jóvenes a los que alentar en su «escalada», para que logren transformar todo veneno en medicina.


[1] ↑ Civilización Global, n.º 198, octubre 2021, sección «Para dialogar».

[2] ↑ Ib.

[3] ↑ Un navío para cruzar el mar del sufrimiento, en END, pág. 34.

[4] ↑ Véase Civilización Global, n.º 225, enero 2024, espacio «Mensajeros de Paz».

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