Ya que el Sutra Vimalakirti y el Sutra del nirvana enseñan que las personas enfermas sin falta lograrán la Budeidad, ¿no podría ser la dolencia de su esposo un designio del Buda? Las enfermedades hacen surgir en nosotros la determinación de entrar en el Camino.[2]
EL «BUEN REMEDIO» PARA LOS MALES DE TODA LA HUMANIDAD
El Daishonin escribió estas poderosas palabras de aliento a la monja laica Myoshin, dedicada al cuidado de su marido enfermo, el sacerdote laico Takahashi.[3]
El primer presidente fundador de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, daba gran importancia a esta cita y la empleaba a menudo para orientar a los miembros.
El sacerdote laico Takahashi estaba muy grave; estoy seguro de que su esposa habrá vivido bajo el peso de una considerable preocupación.
El Daishonin, en esta carta, envuelve de aliento a estos dos creyentes y les dice que «los cinco caracteres de Myoho-renge-kyo»[4] son «una buena medicina para los males del pueblo de Jambudvipa [es decir, el mundo entero]»,[5] y agrega: «¿[N]o podría ser la dolencia […] un designio del Buda?». Estoy seguro de que la enorme consideración del Daishonin alivió a ambos de su angustia y les infundió profunda tranquilidad espiritual y paz interior.
Nichiren Daishonin nos dice que, cuando hacemos frente inesperadamente al sufrimiento de la enfermedad, no debemos responder con negación o aversión. En cambio, aconseja considerarlo una parte integral de la valiosa experiencia de estar vivos, y como un paso indispensable en nuestro camino hacia el logro de la budeidad en esta existencia y el goce de una felicidad eterna. Cuando obramos así, reconocemos que enfermarnos es un «momento crucial» para armarnos de una fe más fuerte que nunca. Con este espíritu, sin falta podemos superar el desafío de la enfermedad y adquirir una valoración mucho más profunda de la vida, a la par de crecer inmensamente como personas.
«EL NACIMIENTO Y LA MUERTE SON, ORIGINARIAMENTE, INHERENTES A LA VIDA»
El Sutra Vimalakirti recoge un diálogo entre el bodisatva Manjushri, que era un prominente discípulo del Buda, y un seguidor laico llamado Vimalakirti, practicante del camino del bodisatva, que estaba postrado a causa de una enfermedad. Manjushri lo va a visitar y le pregunta por qué ha caído enfermo. Y su interlocutor le responde:
–Porque todos los seres están enfermos, yo estoy enfermo.[6]
Luego, Vimalakirti agrega:
–La enfermedad del bodisatva deriva de su gran amor compasivo.[7]
En otras palabras, nos dice que el corazón de un bodisatva es experimentar problemas de salud para poder compartir las aflicciones de todos los seres, y que esto es parte integral de su práctica.
También, en el Sutra del nirvana, el Buda adopta la apariencia de alguien enfermo. El Daishonin lo afirma para dejar claro que «las personas enfermas sin falta lograrán la Budeidad».
El Sutra del loto también dice que el Buda tenía enfermedades y preocupaciones.[8] Los budas y bodisatvas, al igual que cualquier persona, viven sujetos al principio de la «posesión mutua de los diez estados» y, en tal sentido, no pueden evitar las cuatro aflicciones del nacimiento, el envejecimiento, la enfermedad y la muerte. Como enseña el Daishonin, «el nacimiento y la muerte son, originariamente, inherentes a la vida».[9] Enfermar es una circunstancia natural del existir.
Nadie tiene por qué avergonzarse de estar enfermo, ni eso da lugar a pensar que uno haya fracasado o fallado en algún aspecto. No obstante, esta situación hace dudar a algunas personas; hay quienes se preguntan por qué han enfermado, a pesar de estar practicando el budismo Nichiren, o se sienten mal por haber sucumbido a algún trastorno de salud en determinado momento. Por eso es importante ver las cosas desde la perspectiva de la fe, y considerar que la enfermedad puede ser tomada un «designio del Buda». Ya que practicamos la gran enseñanza de Nam-myoho-renge-kyo, no hay ningún sufrimiento kármico que no podamos superar. No hay por qué preocuparse ni tener miedo. Lo que cuenta es la actitud con que afrontamos los problemas de salud y la postura con la cual respondemos a ellos.
LA NOBLE INCLINACIÓN A BUSCAR EL CAMINO DEL BUDA
El Daishonin escribe: «Las enfermedades hacen surgir en nosotros la determinación de entrar en el Camino». «La determinación de entrar en el Camino» es la noble disposición a buscar el camino del Buda, para acceder a través de él al logro de nuestra budeidad.
A través de entonar Nam-myoho-renge-kyo y de responder ante la enfermedad con la determinación de no ser vencidos, podemos activar nuestro estado de budeidad interior y vivir con más fuerza, nobleza y profundidad. En estas condiciones, adquirimos el beneficio de reconocer la enfermedad, el envejecimiento y la muerte en su verdadero aspecto y de enfrentarlas sin miedo.
Cuando el maestro Toda discurría sobre las enfermedades y las preocupaciones que habían afligido al Buda, decía que, si este no hubiera experimentado jamás problemas de salud, no habría podido relacionarse de manera esencial con las personas enfermas y no habría podido guiarlas hacia la iluminación.[10] Y agregaba que, con ese mismo razonamiento, las enfermedades también tenían un significado profundo en nuestra vida personal.
REVALORIZAR MÁS PROFUNDAMENTE NUESTRA VIDA Y NUESTRA MISIÓN
El escritor ruso León Tolstói (1828-1910), quien sobrellevó numerosos trastornos de salud en diversos momentos de su vida, observó con sagacidad: «La enfermedad debe verse como una condición natural de la vida».[11] Además, agregó: «Ninguna enfermedad puede impedir que alguien haga lo que debe»;[12] y «el ser humano puede cumplir su propósito en la vida tanto en la salud como en la enfermedad».[13]
En otras palabras, cuando vemos la enfermedad como uno de los sufrimientos intrínsecos de la vida, podemos valorar con mucha más profundidad la experiencia de estar vivos.
El budismo considera las dolencias como «parte innata de la vida».[14] Cuando enfermamos, comprendemos la importancia de la salud y la naturaleza preciada de la existencia. Y esto abre una apreciación más profunda de nuestra propia vida y de nuestra tarea en el mundo.
Además, la convicción, la fe firme y la oración con que batallamos ante la enfermedad infunden valentía y esperanza a quienes nos rodean. Pues en esa postura dejamos ver la nobleza del espíritu humano. La salud y la enfermedad son una entidad inseparable. En el budismo Nichiren, podemos transformar la enfermedad en misión.
(Continuar leyendo la parte 3/3).
POSESIÓN MUTUA DE LOS DIEZ ESTADOS
Principio según el cual cada uno de los diez estados posee el potencial de los diez en sí mismo. «Posesión mutua» quiere decir que la vida no se encuentra fijada en un estado específico, dentro de los diez estados, sino que puede manifestar cualquiera de ellos, desde el infierno hasta la budeidad, en cualquier momento dado. Lo importante de este principio es que todos los seres, en cualquiera de los nueve estados, poseen la naturaleza de Buda. Cada persona, entonces, tiene el potencial de manifestar la budeidad, mientras que un Buda también posee los nueve estados y, en tal sentido, no es un ser separado o distinto de la gente común.
(Ir al lugar donde se menciona en el texto principal).
[2] ↑ END, pág. 981.
[3] ↑ Estos dos creyentes, marido y mujer, vivían en el distrito Fuji de la provincia de Suruga (en la actual prefectura de Shizuoka).
[4] ↑ Myoho-renge-kyo se escribe con cinco ideogramas chinos, mientras que Nam-myoho-renge-kyo se escribe con siete (namu o nam se compone de dos caracteres). El Daishonin a menudo usa Myoho-renge-kyo como sinónimo de Nam-myoho-renge-kyo en sus escritos.
[5] ↑ SL, cap. 23, pág. 285.
[6] ↑ The Vimalakirti Sutra, trad. ingl. por Burton Watson, Nueva York: Columbia University Press, 1997, pág. 65.
[7] ↑ Ib., pág. 66.
[8] ↑ Véase SL, cap. 15, pág. 213.
[9] ↑ OTT, pág. 127.
[10] ↑ TODA, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), vol. 2, Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1982, pág. 335.
[11] ↑ TOLSTÓI, León: A Calendar of Wisdom (Calendario de sabiduría), trad. por Peter Sekirin, Nueva York: Scribner, 1997, pág. 292.
[12] ↑ Ib.
[13] ↑ Ib., pág. 132.
[14] ↑ OTT, pág. 174.