Por el Departamento de Hombres del distrito general Portal de Luz de la SGEs
En enero de 2019, la SGEs puso en marcha un movimiento novedoso: el de estudio y diálogo en torno a La nueva revolución humana, pautado por encuentros mensuales realizados por departamento. Para la lectura de esta novela, que consta de treinta volúmenes, se propuso un ritmo base de un volumen por mes, y se reservaron algunos meses para recapitular; de modo que el verano que ahora termina ha representado el cruce del ecuador de este movimiento, que no ha estado exento de desafíos. Con objeto de poner en valor esta iniciativa, y coincidiendo con que septiembre tiene un particular significado para el Departamento de Hombres de la organización, esta entrega de la sección adopta un formato especial para reflejar la vivencia de estos encuentros por parte de hombres que participan asiduamente en una de sus numerosas sedes, en Madrid. Como responsable del departamento en la región Centro de la SGEs, Matteo Di Bugno firma una primera contribución con carácter introductorio.
Solo venciendo este obstáculo podremos cambiar nuestro karma y hacer la revolución humana. Ahora es nuestra oportunidad de profundizar la fe, de utilizar este impedimento como trampolín hacia el logro de la iluminación en esta existencia.[1]
MATTEO DI BUGNO
Cuando empezamos a celebrar los encuentros de la nueva revolución humana, me impresionó constatar cuántos compañeros habían tenido grandes experiencias de cómo la lectura de una orientación de Daisaku Ikeda les había brindado la fuerza necesaria para salir de una situación complicada.
El hecho de esforzarnos en leer, a partir de entonces, un volumen de La nueva revolución humana cada mes ha multiplicado nuestras fuerzas. Además, casi sin darnos cuenta, nuestra relación ha cambiado. Ahora nos sentimos unidos, con una unión que se basa en que todos somos discípulos de Daisaku Ikeda y compartimos determinación.
Cuando se inició el confinamiento no sabíamos cómo íbamos a seguir adelante con nuestros diálogos mensuales. De entre los participantes habituales, algunos nunca se habían conectado a una plataforma de videoconferencias o no tenían cobertura suficiente; durante algunas semanas, incluso hubo dificultades de acceso a los volúmenes de la novela para seguir leyendo y preparando las reuniones. Pero nos pusimos de pie y nos alentamos unos a otros.
Si alguien se quedaba sin conexión repentinamente durante una reunión, un compañero lo llamaba por el móvil para que pudiera seguir en línea; si a otro no le funcionaba una aplicación, los demás accedían a cambiar para que no dejara de participar. Nunca olvidaré la emoción de volvernos a ver todos, en un período tan difícil, aunque fuera a través de una pantalla.
Ikeda Sensei nos había orientado a no bajar la guardia, a extraer creatividad, y a tomar esta situación complicada y anómala como una gran oportunidad. Creo que, todos juntos, hemos aprendido algo fundamental para el resto de nuestras vidas: que la fe reside en nuestros corazones, y que, aun en las circunstancias más difíciles, si nos inspiramos en la eterna relación de inseparabilidad de maestro y discípulo, podremos encontrar los recursos necesarios para avanzar.
Cuando tomamos conciencia de la misión que tenemos en la realización del kosen-rufu y emprendemos acciones concretas hacia ese fin, la fuerza vital de los Bodisatvas de la Tierra comienza a latir con fuerza en nuestro interior, una energía poderosa e invencible que eleva y amplía nuestra condición de la vida.[2]
Las experiencias de mis amigos me han conmovido, pero sobre todo me han alentado a no bajar los brazos, a orar más, a luchar para no dejarme vencer por la situación. Como dice el Gosho, juntos hemos sufrido y hemos gozado,[3] nos hemos desesperado un poco y hemos reído mucho.
Quizás a los hombres nos cueste un poco más abrirnos, compartir tanto nuestras fortalezas como nuestras vulnerabilidades. Pero, cuando nos reunimos para dialogar con la lectura de La nueva revolución humana como base, […] nos apasionamos.
El resultado ha sido que la participación en los encuentros ha aumentado, y que hemos empezado a dialogar sobre nuestro vínculo con Sensei. Quizás a los hombres nos cueste un poco más abrirnos, compartir tanto nuestras fortalezas como nuestras vulnerabilidades. Pero, cuando nos reunimos para dialogar con la lectura de La nueva revolución humana como base, sacamos todo nuestro romanticismo y nos apasionamos, inspirados por el «corazón del león rey».[4]
JACOPO MANDELLI
«Aunque mis discípulos y yo encontremos toda clases de dificultades, si no albergamos dudas en nuestro corazón manifestaremos la Budeidad en forma natural».[5] Esta frase del Daishonin resume lo que para mí han sido los encuentros de hombres de la nueva revolución humana, sobre todo en los últimos seis meses.
Cada miembro del departamento ha enfrentado dificultades, desde la enfermad o la pérdida de trabajo, hasta problemas familiares o económicos. A pesar de ello, casi todos los meses hemos logrado estar todos en la reunión, unas veces con más ánimo, otras con menos, mostrándonos tal cual nos sentíamos. Nunca hemos dejado que la situación general fuera la que determinara nuestro estado de vida: de ahí el buscar, recibir y dar aliento a través de experiencias y lecturas.
Estoy muy agradecido por estos encuentros. Para mí son un ejemplo y un símbolo de cómo la unión de las personas comunes pueden transformar hasta la época más dura.
TONI RUIZ
A pesar de no haber logrado seguir el ritmo de lectura que se propuso, por circunstancias personales, participar en las reuniones me ha permitido mantener el contacto con La nueva revolución humana.
Gracias a estos encuentros he podido, por un lado, ir leyendo los extractos de la novela publicados en Civilización Global y, por otro, escuchar lo que mis compañeros transmitían. Sin duda, el regalo más grande ha sido ese: contar con un espacio compartido con mis compañeros de fe del Departamento de Hombres, en el que poder dialogar sobre cuestiones comunes a nosotros. La motivación que allí he encontrado, he podido compartirla más allá de las actividades de la Soka, con amigos y compañeros de profesión que se encontraban desalentados.
OSAMU YAMAGUCHI
Al principio del confinamiento contraje la COVID-19. Tuve que aislarme en mi habitación durante tres semanas y, como me sentía muy débil, mi mujer se ocupó de cuidarme. Gracias a su esfuerzo y extrema precaución, evitamos que ella misma y nuestros tres hijos se contagiasen. Entonamos abundante daimoku, y recibí mucho aliento de compañeros y responsables de la SGEs. Finalmente me recuperé y pudimos compartir bonitos momentos en familia.
Sin embargo, poco después mi mujer enfermó, debido a la sobrecarga, la ansiedad y el cansancio vivido durante mi aislamiento. Ahora me tocaba a mí cuidar de ella. Muy agradecido, me ocupé de ella, y de nuestros hijos y la casa.
En julio me reincorporé al trabajo y retomé el ritmo de las actividades Soka. Durante los encuentros de la nueva revolución humana nos alentamos mutuamente, terminando siempre muy contentos. A través de la lectura, siento que he estado avanzando junto a mi maestro, recibiendo su aliento y orientación directamente.
Tras esta experiencia, valoro aún más a mi familia, y considero que estamos alcanzando una armonía cada vez más sólida, apoyándonos mutuamente para superar cualquier obstáculo. Con enorme gratitud hacia ella y hacia mis compañeros de fe, determino mostrar la grandeza de esta práctica aún más ampliamente en la sociedad.
JESÚS PALOMO
Me siento muy afortunado de ser partícipe de este movimiento de encuentros de la nueva revolución humana, que representan una gran oportunidad para estrechar los lazos de unión con los hombres de nuestra zona a través de hacer propio el corazón de Ikeda Sensei.
En este momento que nos ha tocado vivir, estoy más determinado que nunca a seguir avanzando juntos hacia nuestra propia nueva revolución humana, compartiendo desafíos y alegrías con esperanza, sin dejar que nadie se quede atrás. Considero que abrir mi corazón y crear valor es la mejor manera de responder a mi maestro y saldar mi deuda de gratitud.
De ahora en adelante, ¿cuántos más valores humanos contribuiré a que lleguen a nuestros encuentros? ¿Cuántos más se erguirán, en cada grupo de diálogo, como pilares capaces de asumir la plena responsabilidad del kosen-rufu? ¿A cuántos más jóvenes valores apoyaremos en su desarrollo?
[1] ↑ IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, vols. 13 y 14, Rivas Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2019, pág. 127.
[2] ↑ Ib., vols. 17 y 18, Rivas Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2020, pág. 164.
[3] ↑ La felicidad en este mundo, en END, pág. 715.
[4] ↑ Véase, en Civilización Global, n.º 181, mayo 2020, «Kosen-rufu, el desafío de concretar un verdadero renacimiento espiritual».
[5] ↑ La apertura de los ojos, en END, pág. 300.