De pie y de paz

En el capítulo «Tierra de júbilo» del volumen 13 de La nueva revolución humana, Shin’ichi Yamamoto alienta directamente a la transformación de una fuente de sufrimiento del conjunto del pueblo japonés. El escenario es la isla de Okinawa…

ESTE TERRITORIO de Japón había estado ocupado por EE. UU. desde el final de la II Guerra Mundial. Pero, con la mejora de los lazos de cooperación entre Estados Unidos y Japón, un tema de vital importancia para los ciudadanos japoneses era la devolución de la gestión de Okinawa al Gobierno japonés.

Shin’ichi afronta esta situación desde dos frentes: por un lado, tratando el problema con la comunidad internacional, alentando a ambos gobiernos a encontrar una solución al problema; y, por otro lado, alentando a los propios ciudadanos de Okinawa a no dejarse vencer, y construir desde su propia vida el estado de paz que tanto reclamaban.

Su sincero deseo era transformar el dolor de los habitantes del lugar y, por eso, quiso aprovechar al máximo el tiempo que estuvo de visita en la isla. Lo hizo alentando de la siguiente manera a los miembros:

En última instancia, la paz y la prosperidad de un lugar dependen únicamente de la determinación de quienes viven allí. Si la gente pierde la esperanza y abandona, si se vuelve apática y trata de escapar de la realidad, la sociedad se degrada. La clave para construir un ambiente agradable, pleno de dicha, yace por entero en el desarrollo de los seres humanos. No podemos esperar que el bienestar sea un regalo de otros; cada uno de nosotros debe levantarse para luchar por la paz y la felicidad de todos.

Lo importante es tener una filosofía de esperanza y una fuerte convicción que jamás transija, no importa lo que ocurra. Es vital reunir sabiduría para abrir el camino a través del complicado laberinto de la realidad. El budismo de Nichiren Daishonin es la fuente de una sabiduría y de una filosofía de tal riqueza.[1]

La preocupación de Shin’ichi era poder llegar a los corazones de los habitantes de Okinawa para que pudieran transformar sus circunstancias con convicción y levantarse solos a través de su fe, ya que el cambio individual es el único camino para transformar verdaderamente el karma de una sociedad y un país. Tras los esfuerzos de toda la sociedad, Okinawa finalmente fue devuelta a Japón en 1972.

Con la plena convicción de que nuestra propia transformación generará una corriente positiva en la sociedad y el lugar donde elegimos desarrollarnos, en este mes tan significativo para el Departamento de Jóvenes de la SGEs, sigamos desafiándonos en nuestra revolución humana.

Con la plena convicción de que nuestra propia transformación generará una corriente positiva en la sociedad y el lugar donde elegimos desarrollarnos, en este mes tan significativo […] sigamos desafiándonos en nuestra revolución humana.

Como ejemplos de esta clase de desafío, en esta edición especial de DP presentamos a continuación los testimonios de cuatro protagonistas de la creación de verdaderas corrientes de paz en sus comunidades, comenzando desde su transformación interior, y con la inseparabilidad maestro-discípulo como base. |


[1] IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2019, vols. 13 y 14, pág. 169.

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