El capítulo «La parábola de la ciudad fantasma» (2/3)


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CAPÍTULO 7: «LA PARÁBOLA DE LA CIUDAD FANTASMA»
SIETE PUNTOS IMPORTANTES
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PUNTO 1, ACERCA DE «LA CIUDAD FANTASMA» (KEJO)
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[…] En efecto, ahora Nichiren y sus seguidores, las personas que entonan Nam-myoho-renge-kyo, se iluminan con respecto a la verdad de que nuestro cuerpo y nuestra mente son la Ley prodigiosa en sí misma, y que la ciudad fantasma es idéntica a la tierra de los tesoros. Los diez estados, en su totalidad, son ciudades fantasma, y cada uno de esos diez estados es la tierra de los tesoros. […] En esta declaración de que la ciudad fantasma es idéntica a la tierra de los tesoros, la sola palabra «idéntica» simboliza Nam-myoho-renge-kyo. Cada momento de la vida en la ciudad fantasma es un momento de la vida en la tierra de los tesoros.[6]

EL VEHÍCULO ÚNICO DEL BUDA EXPLICADO MEDIANTE LA PARÁBOLA DE LA CIUDAD FANTASMA

En la entrega anterior, habíamos hablado sobre las tres tandas de prédica[7] mencionadas en el Sutra del loto. La segunda de estas tres tandas –una prédica basada en parábolas– concluye en el capítulo «La anunciación de profecías» (6.o), y la tercera tanda –una prédica basada en las relaciones (es decir, aclarar los vínculos del Buda con sus discípulos desde existencias pasadas)– empieza en el capítulo «La parábola de la ciudad fantasma» (7.o). En esta tercera tanda, Shakyamuni revela que su relación con Purna[8] y con otros discípulos que escuchaban la voz provenía desde el remoto pasado.

Shakyamuni dice que, en un pasado inconcebiblemente distante, hace kalpas numerosos como las partículas de polvo de un gran sistema planetario,[9] había vivido un buda llamado Excelencia de la Gran Sabiduría Universal. Este rey, padre de dieciséis hijos, una vez que logró la budeidad les impartió a todos sus descendientes numerosas enseñanzas, que culminaron en la exposición del Sutra del loto. Y, al terminar de instruirlos, se retiró a meditar. Entonces, los dieciséis príncipes predicaron el Sutra del loto a infinidad de seres en nombre de su padre. (Esto se conoce como la reiteración de la enseñanza del buda Excelencia de la Gran Sabiduría Universal.)

Shakyamuni explica que, en una existencia anterior, él había sido el decimosexto de esos príncipes, y que los discípulos que escuchaban la voz, congregados allí en el Pico del Águila, habían vuelto a encontrarse con él –su maestro– en virtud de haberlo escuchado predicar el Sutra del loto hacía incontables eones. Señala con ello que la relación entre él y sus discípulos no se limitaba a esa existencia.

A continuación, Shakyamuni aclara que hasta ese momento él les había enseñado a aspirar a los tres vehículos (los estados de los que escuchan la voz, los que toman conciencia de la causa y los bodisatvas), pero que esos tres vehículos eran como la ciudad fantasma, mientras que el verdadero nirvana (la iluminación) era la tierra de los tesoros expuesta en la enseñanza del Sutra del loto sobre el vehículo único. Así pues, el relato de la ciudad fantasma elucida el principio fundamental sobre la «sustitución de los tres vehículos por el vehículo único».[10]

La parábola de la ciudad fantasma se resume del siguiente modo.

Una compañía de mercaderes inicia un peligroso viaje con destino a una tierra de tesoros maravillosos, situada a quinientos yojanas [11] de distancia. La travesía es tan extenuante que, en un determinado momento, varios consideran dar la vuelta y regresar. Su sabio guía siente que sería una gran pérdida abandonar el esfuerzo allí, habiendo llegado hasta ese punto, y volver sin los tesoros. Entonces, se vale de sus poderes trascendentales para conjurar la imagen de una ciudad fantasma y alienta a la comitiva a detenerse allí, donde podrán hacer un alto y recobrar fuerzas.

Los mercaderes, encantados con la visión de la ciudad, entran en ella y descansan. Cuando el líder ve que todos se han recuperado, hace desaparecer la ilusión y les revela la verdad. La ciudad era un espejismo: la auténtica tierra de los tesoros está cerca –les dice– y les insta a seguir adelante.

LA CIUDAD FANTASMA ES LA TIERRA DE LOS TESOROS

Nichiren Daishonin enseña que la ciudad fantasma y la tierra de los tesoros no son dos entidades distintas. Declara: «La ciudad fantasma es idéntica a la tierra de los tesoros».

En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, explica la ciudad fantasma desde el punto de vista de la transitoriedad y los deseos mundanos.

En primera instancia, inmediatamente antes del pasaje que estamos estudiando, la ciudad fantasma se explica desde la perspectiva de los dos elementos del cuerpo y la mente. En cierto sentido, nuestro cuerpo y nuestra mente pueden considerarse sujetos a un constante proceso de cambio y de desintegración; tan transitorios como una ciudad fantasma. Pero esta idea sobre su transitoriedad luego se desecha, en la medida en que refleja el punto de vista de las enseñanzas provisionales: «El mensaje del Sutra del loto es la afirmación de que dicha naturaleza transitoria es, en realidad, un estado constante y permanente. Dicho de otro modo, la ciudad fantasma es idéntica a la tierra de los tesoros».

El Daishonin nos dice que a través de entonar Nam-myoho-renge-kyo, nuestro cuerpo y nuestra mente –que creíamos transitorios– se revelan como «la Ley prodigiosa [Ley Mística] en sí misma; es decir que la ciudad fantasma es idéntica a la tierra de los tesoros».

También afirma que el camino traicionero hacia nuestro destino no es otra cosa que los deseos mundanos, que abarcan las tres clases de ilusiones: [12] «Esta distancia de quinientos yojanas simboliza las ilusiones del pensamiento y del deseo, las ilusiones de los granos de polvo y de arena que impiden la práctica religiosa, las ilusiones de la oscuridad o ignorancia».[13] Luego prosigue: «Entender que esos quinientos yojanas de deseos mundanos son los cinco caracteres de la Ley prodigiosa [Ley Mística] significa entender que la ciudad fantasma es idéntica a la tierra de los tesoros».[14]

Nichiren Daishonin describe de ese modo el camino hacia una gran transformación. Esa vía no está separada de nuestro yo transitorio y no implica la extinción de todos los deseos mundanos. Antes bien, significa comprender que nosotros mismos somos la Ley Mística –los cinco caracteres de Nam-myoho-renge-kyo–; [15] abrir y manifestar nuestro estado de budeidad intrínseco, y aceptar que la ruta hacia la ciudad fantasma es, en sí, la tierra de los tesoros.

Como señala el Daishonin: «Los diez estados, en su totalidad, son ciudades fantasma, y cada uno de esos diez estados es la tierra de los tesoros».[16] Cada uno de los diez estados, cuando está iluminado por la Ley Mística, brilla espléndidamente como un mundo que expresa la Ley Mística.

Este principio de transformar la ciudad fantasma en una tierra de los tesoros también puede explicarse desde la perspectiva de la práctica budista. Mediante el poder de la Ley Mística, todas nuestras adversidades y luchas por el kosen-rufu, y todas las contiendas de la vida para realizar una meta tras otra se convierten en la brillante muestra de una creación de valor infinitamente preciada. Asimismo, podemos usar todas las pruebas como combustible para hacer nuestra revolución humana y para lograr la budeidad en esta existencia, convirtiendo los deseos mundanos en iluminación y viéndolos como un tesoro de jubilosos beneficios.

LA PALABRA SOKU DENOTA NAM-MYOHO-RENGE-KYO

¿Qué convierte la ciudad fantasma en la tierra de los tesoros?

Nichiren Daishonin señala: «La palabra “idéntico” [en jap.: soku] [en la declaración de que la ciudad fantasma es idéntica a la tierra de los tesoros] simboliza Nam-myoho-renge-kyo». La palabra soku expresa la transformación lograda mediante la fe en la Ley Mística. El budismo Nichiren enseña el principio de «lograr la budeidad con la forma que uno posee».[17] Esto quiere decir que podemos adquirir un estado de felicidad indestructible en nuestra vida, tal como somos.

El Daishonin continúa señalando: «Cada momento de la vida en la ciudad fantasma es un momento de la vida en la tierra de los tesoros».[18]

Nuestro poder de convertir la ciudad fantasma en una tierra de los tesoros y de hacerlas «idénticas» –como denota la palabra soku– queda determinado por nuestra mente, nuestra determinación interior a cada momento de la vida. Cada instante de la travesía de maestro y discípulo es infinitamente profundo, a tono con la enseñanza de esta parábola. Unidos por los lazos de mentor y discípulo, entonamos juntos Nam-myoho-renge-kyo y trabajamos para lograr el kosen-rufu «condensando en un instante vital los dolores y los desvelos de millones de kalpas»[19] mientras superamos un obstáculo tras otro. Nuestra firme unión y nuestro compromiso mancomunado activan el poder prodigioso de convertir la ciudad fantasma en una tierra de los tesoros y de volverlas «idénticas».

«LOS MIEMBROS DE LA SOKA GAKKAI SON VALIENTES BODISATVAS DE LA TIERRA»

El señor Toda solía decir, en otras palabras: «Porque somos valientes Bodisatvas de la Tierra, los miembros de la Soka Gakkai hemos elegido nacer en esta época oscura. Hemos surgido en este mundo para guiar a todas las personas a la iluminación y lograr el kosen-rufu, superando los desafíos de la vida y mostrando los inmensos beneficios del Gohonzon».

Para cada uno de nosotros, este mundo saha[20] es el grandioso escenario en el cual representamos la saga de nuestra misión. Por eso es tan importante triunfar en el lugar donde estamos. El pasaje siguiente del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente que estudiaremos lo deja muy claro.

(Continuar leyendo la parte 3/3).


[6] ↑ OTT, pág. 72.

[7] ↑ Tres tandas de prédica: También, «tres ciclos de prédica» o «tres rondas de prédica». En la enseñanza teórica del Sutra del loto (los primeros catorce capítulos), Shakyamuni lleva a cabo tres instancias de prédica en respuesta a la capacidad de entendimiento de los discípulos que escuchaban la voz, con el fin de ayudarlos a comprender la enseñanza sobre la sustitución de los tres vehículos por el vehículo único: una prédica basada en la doctrina, una prédica basada en parábolas y una prédica basada en las relaciones (es decir, entre el Buda y sus discípulos desde existencias anteriores). Mediante la prédica basada en la doctrina, que trascurre en los capítulos «Medios hábiles» (2.o) y «Parábolas y semejanzas» (3.o), adquiere comprensión y recibe una profecía de iluminación Shariputra, uno de los discípulos que escuchan la voz. Mediante la prédica basada en parábolas, que tiene lugar desde el capítulo «Parábolas y semejanzas» (3.o) hasta el capítulo «La anunciación de profecías» (6.o), comprenden el propósito del Buda cuatro grandes discípulos que escuchan la voz: Maudgalyayana, Mahakashyapa, Katyayana y Subhuti. Su iluminación se predice en el capítulo «La anunciación de profecías» (6.o). Mediante la prédica basada en las relaciones, que abarca los capítulos «La parábola de la ciudad fantasma» (7.o), «La profecía de iluminación a los quinientos discípulos» (8.o) y «Profecías a adeptos y aprendices» (9.o), Shakyamuni esclarece el vínculo que lo une a sus discípulos desde existencias pasadas; de ese modo, acceden a la comprensión y reciben profecías de iluminación otros discípulos que escuchan la voz; entre ellos, Purna, Ananda y Rahula.

[8] ↑ Purna: Uno de los diez discípulos principales de Shakyamuni; destacado por su capacidad para predicar la Ley. En el Sutra del loto, Purna pertenece al último de los tres grupos de discípulos que escuchan la voz: Estos son los que, en el capítulo «La parábola de la ciudad fantasma» (7.o) comprenden la enseñanza del Buda al escuchar la prédica sobre su relación con Shakyamuni desde incontables existencias anteriores. En el capítulo «La profecía de iluminación a los quinientos discípulos» (8.o) se predice que Purna logrará la iluminación y será el buda Brillo de la Ley.

[9] ↑ Kalpas numerosos como las partículas de polvo de un gran sistema planetario: Período sumamente largo descrito en el capítulo «La parábola de la ciudad fantasma» (7.o) del Sutra del loto para indicar el tiempo transcurrido desde que Shakyamuni predicó este sutra a discípulos que escuchaban la voz en una existencia anterior en que había sido el decimosexto hijo del buda Excelencia de la Gran Sabiduría Universal. Entendiendo que un kalpa dura, aproximadamente, dieciséis millones de años, se calcula que dicho período equivale al número de partículas de polvo que se obtendrían si una persona demoliera un gran sistema planetario, triturara la tierra hasta reducirla a polvo, y luego atravesara el universo dejando caer una mota de polvo cada mil mundos, y procediera de ese modo hasta acabar con todas las partículas, y si, habiendo hecho esto, luego tomase todas las tierras que cruzó en su trayecto, tanto los mundos donde dejó caer una mota de polvo como los otros donde no lo hizo, y una vez más volviera a reducirlos a polvo. El número de kalpas obtenido por medio de este cálculo indicaría el pasado remoto en que vivió el buda Excelencia de la Gran Sabiduría Universal. En el capítulo «La duración de la vida» (16.o) del Sutra del loto, se menciona un pasado mucho más distante, virtualmente infinito –kalpas numerosos como las partículas de polvo de incontables grandes sistemas planetarios–, en el cual obtuvo la iluminación el buda Shakyamuni.

[10] ↑ Sustitución de los tres vehículos por el vehículo único: La enseñanza teórica del Sutra del loto (los primeros catorce capítulos) enseña que los tres vehículos de los que escuchan la voz, los que toman conciencia de la causa y los bodisatvas, expuestos en las escrituras anteriores al Sutra del loto, son solo medios hábiles, y que el verdadero propósito del Buda es el vehículo único del Sutra del loto que conduce a todos los seres a la iluminación.

[11] ↑ Yojana: Unidad de medida de la antigua India, equivalente a la distancia que podía marchar el ejército real en una jornada. Según cierta explicación, equivale a unos diez kilómetros.

[12] ↑ Tres ilusiones: También llamado «tres categorías de ilusiones». Clasificación establecida por T’ien-t’ai. Son: 1) las ilusiones del pensamiento y del deseo (tales como creencias y pensamientos ilusorios, y emociones y percepciones distorsionadas); 2) ilusiones innumerables como las partículas de polvo y de arena (es decir, un sinfín de ilusiones diversas que impiden a los bodisatvas enseñar y guiar a las personas) y 3) ilusiones sobre la verdadera naturaleza de la existencia (la ignorancia fundamental que no permite tomar conciencia de la verdad esencial del budismo).

[13] ↑ OTT, pág. 72.

[14] ↑ Ib.

[15] ↑ Myoho-renge-kyo se escribe con cinco ideogramas chinos, mientras que Nam-myoho-renge-kyo se escribe con siete (namu o nam se compone de dos caracteres). Nichiren Daishonin a menudo usa Myoho-renge-kyo como sinónimo de Nam-myoho-renge-kyo en sus escritos.

[16] ↑ OTT, pág. 72.

[17] ↑ Lograr la budeidad con la forma que uno posee: Las enseñanzas anteriores al Sutra del loto enseñaban que la budeidad solo podía lograrse al cabo de largos eones de práctica; en cambio, el Sutra del loto, basado en principios como la «posesión mutua de los diez estados» y los «tres mil aspectos contenidos en cada instante vital», postula que todos podemos revelar nuestra budeidad inherente tal como somos, y lograr la budeidad de manera inmediata con la forma que poseemos. La palabra soku, que en este pasaje del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente se traduce como «idéntico», también aparece en términos japoneses como «los deseos mundanos son la iluminación» (bonno soku bodai), donde se la traduce como «son», o «lograr la budeidad con la forma que uno posee» (sokushin jobutsu), donde se expresa en la frase «la forma que uno posee».

[18] ↑ OTT, pág. 72.

[19] ↑ Véase ib., pág. 214.

[20] ↑ Mundo saha: El que habitamos los seres humanos, colmado de sufrimientos. En sánscrito, saha, la tierra, deriva de una raíz que significa «soportar» o «resistir». Por ello, a menudo se traduce como «mundo donde se resiste».