Un nuevo juramento

Orientación para las actividades de la SGEs

«Crezcan como árboles firmes e imponentes…» | Foto: Manfred Antranias Zimmera en Pixabay

EN UN RECIENTE ARTÍCULO publicado en el periódico Seikyo de la Soka Gakkai, Daisaku Ikeda afirma que «La verdadera trascendencia histórica de un individuo, organización o país viene determinada por cuántas personas capaces busca y forja».[1] La consecuencia de esta dedicación es la generación de olas de paz, y el papel que la Soka Gakkai está llevando a cabo en todo el mundo es justamente actuar de acuerdo con esta premisa.

Valores como, por ejemplo, la consideración por los demás, la amplitud de miras, la fortaleza espiritual y la autodisciplina real, la creencia en lo correcto y la voluntad de actuar en consecuencia resultan –apunta el maestro Ikeda– de un compromiso personal al desafiar las propias debilidades, enfrentando las dificultades una tras otra y puliendo constantemente la propia vida. Las personas que asumen dicho compromiso son realmente las más nobles, y son las que hacen posible el surgimiento de más personas de valor, más capaces aún que ellas mismas.

En una carta dirigida a un discípulo Nichiren Daishonin escribió:

[E]sfuércese en la fe con actitud más seria y sincera que nunca. Quien se esfuerza mucho más en la fe tras escuchar las enseñanzas del Sutra del loto tiene verdadero espíritu de buscar el Camino. T’ien‑t’ai afirma: «Del índigo se obtiene un azul mucho más intenso». Este pasaje significa que si uno impregna algo muchas veces en tintura de índigo, obtiene un azul más intenso que el de las hojas [con que se prepara la tinción]. El Sutra del loto es como el índigo, y la fortaleza de nuestra práctica es como el azul que se torna cada vez más intenso.[2]

La clave de este nuevo año que ahora iniciamos, y que coronaremos con el festival Protagonistas de la Alegría, está en cuestiones como: ¿Cuántas personas capaces pueden manifestarse en el lugar donde estoy? ¿Cuántas en mi grupo de diálogo?… Las respuestas a estos interrogantes determinarán el valor de todas nuestras actividades de este «Año del avance y de los valores humanos». Para que dichas respuestas puedan llegar a ser positivas no hay otro camino que convertirnos nosotros mismos en personas de valor.

¿Cuántas personas capaces pueden manifestarse en el lugar dónde estoy? ¿Cuántas en mi grupo de diálogo?… Las respuestas a estos interrogantes determinarán el valor de todas nuestras actividades de este “Año del avance y de los valores humanos”. Para que dichas respuestas puedan llegar a ser positivas no hay otro camino que convertirnos nosotros mismos en personas de valor.

En el editorial que escribió para el último número de 2019 de la revista Daibyakurenge, Ikeda Sensei escribió:

Los maestros y discípulos de la Soka, heredando el legado de nuestros dos fundadores Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda, hemos forjado firmes raíces de fe por haber practicado tal como enseña el Buda. Hemos creado un bosque de valores humanos, donde cada miembro se yergue alto y decidido, sin temer a nada.

Hace cincuenta años, el Día de Año Nuevo, dediqué un poema a los miembros del Departamento Futuro, titulado «La gran esperanza». En él escribí: «Crezcan como árboles firmes e imponentes», y les prometí: «Que yo seré sus raíces». Desde entonces, aquellos jóvenes se han convertido en árboles monumentales, poseedores de un inmenso follaje de fortaleza y de buena fortuna, y dando profusas flores de brillante victoria. Hoy en día, con el mismo espíritu que yo, están obrando como raíces invisibles que nutren a incontables sucesores.[3]

Qué manera más noble de vivir… ¿Hasta dónde podemos renovar la disposición de dedicar nuestra propia vida a alentar a más y más sucesoras y sucesores, valores humanos, personas capaces de conducir una existencia significativa y de felicidad plena?

Nichiren Daishonin declara «A la hora de juzgar el mérito relativo de las doctrinas budistas, yo, Nichiren, creo que los mejores criterios son los de la razón y la prueba documental. Y que aun más valiosa que la razón y la prueba documental es la evidencia de los hechos reales».[4]

Estas tres pruebas –la prueba documental, teórica y real– «conforman el criterio para discernir la verdad, la validez y la superioridad no solo de las diversas enseñanzas budistas, sino también de los sistemas de conocimiento generales en los campos de la ciencia, la filosofía y otras disciplinas».[5]

Este mes, en el que conmemoramos el 45.o aniversario de la fundación de la Soka Gakkai Internacional –el 26 de enero de 1975–, podemos rememorar lo que Daisaku Ikeda dijo a todos los participantes en el acto fundacional en la isla de Guam ese día: «Lo que hagan a partir de este momento determinará el futuro de nuestro mundo»; y, a través de realizar «un nuevo juramento», decidir que 2020 será un año determinante.[6] |


[1] IKEDA, Daisaku: «Un individuo que forja personas capaces es una persona genuinamente capaz», Seikyo Shimbun, 24/11/2019.
[2] END, pág. 479, fragmento de «El infierno es la Tierra de la Luz Tranquila».
[3] IKEDA, Daisaku: «Echemos raíces firmes y profundas en la fe», disponible en https://sgi-es.org/publicaciones/editorial/ diciembre-2019/.
[4] END, pág. 628.
[5] Véase este número, sección «Punto de partida».
[6] Ib., sección «Estudio mensual» (1/3).

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