Ahora, pase lo que pase, persevere en la fe y hágase conocer como devoto del Sutra del loto; siga siendo mi discípulo por el resto de sus días. Si usted comparte el mismo corazón que Nichiren, tiene que ser un Bodhisattva de la Tierra.[2]
LA ENSEÑANZA QUE RECITAMOS DURANTE EL GONGYO MATINAL Y VESPERTINO
Se cree que el Daishonin dirigió este escrito a un discípulo sacerdote llamado Sairen-bo en mayo de 1273, hace casi 750 años. En ese momento, Nichiren Daishonin tenía 52 años y estaba desterrado en la isla de Sado.[3]
El título de este texto es El verdadero aspecto de todos los fenómenos. Durante el gongyo matinal y vespertino, recitamos tres veces la enseñanza sobre el verdadero aspecto de todos los fenómenos (en japonés, shoho jisso),[4] expuesta en el capítulo «Medios hábiles» (2.°) del Sutra del loto.[5] Así de importante es esta doctrina.
La carta es, de hecho, la respuesta del Daishonin a una pregunta que le había formulado Sairen-bo sobre el significado del «verdadero aspecto de todos los fenómenos». En todo proceso de aprendizaje, la interrogación cumple un papel crucial. Cuando uno se arma de valor y, en su afán de saber, pregunta algo a otros, abre paso a nuevos descubrimientos y a revelaciones excitantes.
El Daishonin responde con claridad que el verdadero aspecto (o esencia) de todos los fenómenos (o de la realidad) es Nam-myoho-renge-kyo. Afirma: «“Verdadero aspecto” es otra forma de designar a Myoho-renge-kyo[6]».[7]
El daimoku de Nam-myoho-renge-kyo que entonamos es el nombre de la verdad última. Es el principio fundamental que subyace al universo y a la vida. Es el medio que permite a todas las personas manifestar la budeidad y, a la vez, el origen de una revitalización, armonía y bienestar que nos colman de buena fortuna y de fuerza vital sin límites.
Todos ustedes, por practicar esta Ley Mística, poseen una fortaleza y un potencial sin parangón. Entonar Nam-myoho-renge-kyo con fe en la Ley Mística es la «llave de contacto» que acciona esas cualidades ilimitadas en el mundo cotidiano.
NUESTRAS ORACIONES SIEMPRE OBTIENEN RESPUESTA
La juventud es una época de angustias y de preocupaciones. Estoy seguro de que las situaciones que están experimentando les parecerán interminables, ya sea que se refieran a sus estudios, a futuras decisiones laborales, amistades, cuestiones familiares, relaciones y a tantos otros aspectos. Pero, en definitiva, la práctica budista es la fuerza motriz que les permitirá confrontar y resolver cada uno de esos temas.
La oración es un acto solemne y distintivamente humano. Es la expresión más íntima del ser, que libera un poder profundo e insondable.
Un pasaje del Sutra del loto señala: «[Los practicantes disfrutarán] de paz y de seguridad en esta existencia y de buenas circunstancias en existencias futuras».[8] Esto significa que nuestra realidad actual mejorará sin falta y que lograremos una dicha duradera. Nuestras oraciones no solo nos empoderan para solucionar problemas inmediatos; también potencian nuestro crecimiento y nos ayudan a vivir dedicados a la felicidad de los demás.
Este es el poder fundamental de Nam-myoho-renge-kyo. Y es, asimismo, el propósito con el cual hacemos cada día el gongyo y entonamos daimoku.
La fe en el budismo Nichiren no enseña la dependencia pasiva en un ser externo o en una fuerza sobrenatural. Antes bien, por medio de la oración y del esfuerzo sincero, activamos nuestra fortaleza interior y nuestro potencial único. Y este es un proceso de autosuperación y de desarrollo personal.
Por supuesto, en las situaciones reales no todo sigue al pie de la letra el dictado de nuestros deseos, y no siempre las oraciones encuentran respuesta instantánea.
Esto se podría comparar con la tarea del que excava la tierra para extraer un tesoro de gran valor que hay enterrado en las profundidades, y de pronto se topa con una roca que le impide seguir avanzando. Si la persona se rinde en ese momento, jamás llegará al tesoro.
Del mismo modo, para alcanzar el acervo de infinito valor que existe en el suelo profundo de nuestra vida, necesitamos cavar de manera adecuada. Esto es perseverar con tenacidad en la práctica budista correcta. Mientras uno siga excavando, irá acumulando experiencia y fortaleciéndose, incrementará su fuerza vital y encaminará su vida en dirección positiva y provechosa.
A la hora de hablar sobre los beneficios ilimitados e inconmensurables que obtenemos de nuestra práctica al Gohonzon, el señor Toda solía decir que cada cosa que nos ocurría cobraba sentido desde la perspectiva de la fe. Con el tiempo, llegamos a entender profundamente agradecidos que nada había sido en vano y que todo tenía un propósito. Desde los primeros días de nuestro movimiento hasta hoy, incontables miembros lo han podido comprobar de forma personal y pueden dar testimonio de ello. Esta prueba real experimentada por los practicantes en todo el mundo habla con elocuencia de la validez y la profundidad del budismo Nichiren.
Por eso es tan importante mantener la fe.
Cuando vemos la vida a largo plazo, entendemos que nuestras oraciones siempre obtienen respuesta. Si rememoramos tiempo después las cosas que hemos vivido, llegamos a valorar cada experiencia, sorprendidos de comprobar que los resultados siempre han superado con holgura nuestras aspiraciones iniciales, y que todas nuestras luchas nos han servido para comprender las aflicciones de los semejantes.
La seriedad en la práctica budista nos permite convertir todos los obstáculos en nutriente para desarrollarnos y en oportunidades de dar grandes saltos adelante. Con toda certeza, nuestra vida terminará superando nuestras expectativas. Por ende, es crucial perseverar con fe firme hasta el último momento.
El Daishonin escribe: «Ahora, pase lo que pase, persevere en la fe y hágase conocer como devoto [practicante] del Sutra del loto; siga siendo mi discípulo por el resto de sus días».
Este es el momento en que ustedes, los jóvenes sucesores de la Soka Gakkai deben centrarse en su crecimiento personal y dar prioridad a los estudios y a su salud. Espero que sean personas capaces de hacer contribuciones extraordinarias al kosen-rufu, a la dicha de los semejantes y al bienestar de la sociedad.
CONSTRUIR UN MUNDO FELIZ Y PACÍFICO
El Daishonin escribe: «Si usted comparte el mismo corazón que Nichiren, tiene que ser un Bodhisattva de la Tierra[9]». Los Bodisatvas de la Tierra se caracterizan por su enorme nobleza. Habiéndose hecho responsables de propagar la Ley Mística en la época de maldad del Último Día de la Ley, ellos surgen en el mundo en respuesta a su propio juramento de dedicarse al kosen-rufu. Todos los miembros de la Soka Gakkai son Bodisatvas de la Tierra.
En otras palabras, el kosen-rufu significa construir un mundo pacífico y feliz, donde todos celebremos haber nacido, valoremos nuestra vida y podamos tener una existencia feliz y plena, en armonía con los demás. Es lo que afirmamos cada mañana y cada noche en las oraciones silenciosas, al término del gongyo: «Oro por la paz del mundo y por la felicidad de todos los seres vivientes».
Por eso, muchos de sus progenitores y abuelos, y otros miembros de Gakkai que ustedes conocen, trabajan tanto para dar a conocer el budismo del Daishonin entre sus allegados. El objetivo de sus oraciones y de sus actos va mucho más allá de sí mismos y de sus familias; de hecho, abarca a sus amigos, vecinos y a toda la gente de su comunidad.
Cuando ampliamos el foco de nuestro interés, multiplicamos nuestra sabiduría, amor compasivo y valor, y expandimos nuestro sentido de propósito y de trascendencia. En cada lugar, los miembros de la Soka Gakkai se empeñan cotidianamente en elevar su propia vida mientras contribuyen a la felicidad de los demás y al bienestar social. Ese es el camino para lograr la budeidad en esta existencia y es la práctica de la revolución humana.
TENER «EL MISMO CORAZÓN QUE NICHIREN»
La clave yace en compartir «el mismo corazón que Nichiren». Aun sometido a constantes persecuciones extremas, él despejó el gran camino del kosen-rufu para el eterno futuro, basado en su deseo de que toda la humanidad accediera a una existencia feliz. La Soka Gakkai ha obrado exactamente de acuerdo con las palabras del Daishonin. El hecho de que hoy todos ustedes estén practicando las enseñanzas del Daishonin es, en sí mismo, algo muy notable. Nuestra organización está procediendo en la fe «con el mismo corazón que Nichiren».
Espero que siempre transiten su vida junto a la Soka Gakkai, con un espíritu inmenso, capaz de abrazar al mundo entero. No dejen que nada los detenga. Les pido que sigan avanzando, motivados en sus grandes sueños.
UNA VIDA DEDICADA AL PUEBLO
El Daishonin afirma que somos, sin asomo de duda, los Bodisatvas de la Tierra. Somos todos nobles bodisatvas que hemos surgido por propio deseo en este mundo con una misión que cumplir en bien del kosen-rufu. Los bodisatvas son personas que trabajan activamente por la paz mundial y por la dicha del prójimo, y en ese proceso acendran y hacen brillar su propia vida.
Son grandes bodisatvas a la par del Buda, que han escogido nacer en esta época depravada, llena de sufrimientos y de problemas. Como resultado de esta voluntad, experimentan las mismas aflicciones y desvelos que cualquiera. Pero su estado de vida es diferente, porque tienen clara conciencia y orgullo de su importante misión.
A su vez, los Bodisatvas de la Tierra jamás retroceden ante la adversidad. Aunque ellos mismos sufren las más variadas penurias, alientan y apoyan a otros que están en problemas y viven infundiendo esperanza a los demás. Se abren al encuentro con otros y transmiten, con su ejemplo personal, la verdad de que todos podemos revertir cualquier desventura y ser felices.
Todo en la vida posee significado. Si nuestra vida fuese perfecta, no podríamos mostrar la grandeza del budismo ni el poder innato que posee el ser humano. Los Bodisatvas de la Tierra ejemplifican el principio de «adoptar voluntariamente el karma adecuado».[10]
En todo el mundo, los miembros de Gakkai están asumiendo el juramento de los Bodisatvas de la Tierra, que eligen a conciencia bregar ante circunstancias difíciles. Decididos a convertir el karma en misión, aceptamos con valor cada uno de los desafíos. Por complejo que sea el panorama actual o los problemas que enfrentemos, avanzamos siempre con optimismo, armados de un espíritu invencible.
Cada uno de ustedes, sin falta, posee una enorme misión. Espero que se conviertan en líderes a quienes las personas sientan gratitud por haberlas ayudado a ser felices. Aunque su esfuerzo pase inadvertido o no tenga el reconocimiento que merece, mi esperanza es que sigan viviendo fieles a ustedes mismos y dediquen su vida al camino Soka de maestro y discípulo, y trabajar en bien del pueblo y de la sociedad. Ese es mi deseo.
(Continuar leyendo la parte 3/3).
[2] ↑ El verdadero aspecto de todos los fenómenos, en END, pág. 406.
[3] ↑ Destierro a Sado: Exilio de Nichiren Daishonin a la isla de Sado, situada en el mar de Japón, inmediatamente después de la persecución de Tatsunokuchi, que se extendió desde el 12 de septiembre de 1271 hasta marzo de 1274. Sairen-bo, el destinatario de El verdadero aspecto de todos los fenómenos, también se hallaba exiliado en esa misma isla. Inspirado por el Daishonin, lo adoptó como maestro.
[4] ↑ En el gongyo, leemos tres veces: «Sho-i shoho. Nyo ze so. Nyo ze sho. Nyo ze tai. Nyo ze riki. Nyo ze sa. Nyo ze in. Nyo ze en. Nyo ze ka. Nyo ze ho. Nyo ze honmak kukyo to». Esto se traduce de la siguiente manera: «Esta realidad consiste en apariencia, naturaleza, entidad, poder, influencia, causa interna, relación, efecto latente, efecto manifiesto y su coherencia del principio al fin».
[5] ↑ Véase SL, cap. 2, pág. 24.
[6] ↑ Myoho-renge-kyo se escribe con cinco ideogramas chinos, mientras que Nam-myoho-renge-kyo se escribe con siete (namu o nam se compone de dos caracteres). El Daishonin a menudo usa Nam-myoho-renge-kyo como sinónimo de Myoho-renge-kyo en sus escritos.
[7] ↑ El verdadero aspecto de todos los fenómenos, en END, pág. 405.
[8] ↑ SL, cap. 5, pág. 98.
[9] ↑ Bodisatvas de la Tierra: Innumerables bodisatvas que aparecen en el capítulo «Surgir de la tierra» (15.°) del Sutra del loto, a quienes Shakyamuni confía la tarea de propagar la Ley después de su muerte. En el capítulo «Poderes sobrenaturales» (21.º), ellos juran difundir la enseñanza del Buda en el mundo saha, y en la época perversa correspondiente al Último Día de la Ley, liderados por el bodisatva Prácticas Superiores.
[10] ↑ Adoptar voluntariamente el karma adecuado: Alusión a los bodisatvas que, aunque están calificados para recibir las recompensas puras de la práctica budista, renuncian a ellas y juran, en cambio, renacer en una tierra impura para salvar a los seres vivos.